La Voz: Su Educación y Uso Correcto

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Capítulo 7—Los estudiantes y el don del habla

El habla es influenciada por la verdad interior—Si los estudiantes tuvieran el valor moral de vivir la verdad día tras día, su poder santificador ejercería una maravillosa influencia, en su manera de hablar. Ellos pueden alterar sus métodos y maneras, pero hasta que el habla no sea santificada, no se producirá ningún fruto. Puede ser que oigan la verdad, pero no harán cambios decididos, a menos que coman la Palabra de Dios. Hasta que la verdad se convierta en parte de ellos mismos, podrán asentir a ella, hasta que alguien se oponga; pero por su manera de hablar demuestran que la Palabra no es para ellos el Pan de Vida. Dios ha dado a todos la oportunidad y el privilegio, de convertirse en participantes de la naturaleza divina, llegando así, a ser uno con Jesucristo. Pero muchos muestran, por sus palabras, que no se alimentan de Jesucristo; y por lo tanto, no pueden brillar, no pueden comunicar lo que no es su comida, ni su bebida. El uso del talento del habla, demuestra que ellos solamente han reunido paja.—Manuscrito 74, 1897. VEUC 48.1

El cultivo de la voz—Jóvenes y señoritas, ¿puso Dios en vuestro corazón el deseo de servirle? Entonces, por lo que más queráis, cultivad vuestra voz hasta el máximo de vuestra capacidad, de modo que podáis presentar claramente a otros, la preciosa verdad. No caigáis en la costumbre de orar en tono tan indistinto y bajo, que vuestras oraciones necesiten intérprete. Orad sencillamente, pero en forma clara y comprensible. El dejar que la voz baje hasta que no se pueda oír, no es evidencia de humildad.—Obreros Evangélicos, 92. VEUC 49.1

El poder de la comunicación—La medida de la utilidad de un cristiano, se calcula por su poder de comunicar lo que ha recibido, y ha llegado a experimentar. La educación se queda corta, si los estudiantes no obtienen un conocimiento de cómo usar la facultad del habla, y cómo usar lo más ventajosamente posible, la educación que han obtenido. Los jóvenes deben comenzar desde temprano, a aprender la forma correcta de hablar.—Manuscrito 74, 1897. VEUC 49.2

La corrección del lenguaje mediante el adiestramiento—Si vuestros alumnos, además de estudiar la Palabra de Dios, aprenden tan sólo a usar correctamente el lenguaje en la lectura, la escritura y la conversación, se habrá realizado una gran obra. A los que se preparen para servir en la causa de Dios, se les debe enseñar a hablar correctamente en la conversación común y delante de las congregaciones. La utilidad de más de un obrero se perjudica, por su ignorancia acerca de la respiración correcta, y la pronunciación clara y enérgica. Muchos, no han aprendido a recalcar debidamente las palabras que pronuncian. Con frecuencia la enunciación es poco clara. Una preparación cabal en el uso del idioma, es de mucho más valor para un joven, que un estudio superficial de las lenguas extranjeras, con descuido de la lengua materna.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 199. VEUC 49.3

Leer y hablar con soltura—Con frecuencia, se perjudica grandemente a nuestros jóvenes permitiéndoles que comiencen a predicar, cuando no tienen suficiente conocimiento de las Escrituras, para presentar nuestra fe de una manera inteligente. Algunos de los que entran en el campo, son meros novicios en las Escrituras. En otras cosas son también incompetentes y deficientes. No pueden leer las Escrituras sin vacilar, equivocar las palabras, y mezclarlas de una manera que maltrata a la Palabra de Dios. Los que no están calificados para presentar la verdad debidamente, deben preocuparse de su deber. Les corresponde el puesto de discípulos, y no el de maestros. Los jóvenes que deseen prepararse para el ministerio, quedarán grandemente beneficiados al asistir a nuestros colegios; pero necesitan aun otras ventajas, para calificarse como oradores aceptables. Debe emplearse un maestro que enseñe a los jóvenes a hablar, sin cansar los órganos vocales. Sus modales también deben recibir atención.—Testimonios Selectos 3:327, 328. VEUC 50.1

Un discurso y una voz perfectos—Los profesores de nuestros colegios, no deberían tolerar en los alumnos actitudes desmañadas y gestos oscos, una mala entonación en la lectura, y una acentuación o énfasis incorrecto. Hay que instar a cada alumno, a alcanzar la perfección en la comunicación y en la voz. Debido al descuido y a una mala preparación, con frecuencia se forman hábitos, que resultan en grandes estorbos en la obra de un ministro, que es talentoso en otros aspectos. Debe inculcarse en el alumno la convicción, de que él es capaz de convertirse en un hombre, combinando la gracia con el esfuerzo. Las capacidades mentales y físicas con las que Dios lo ha adornado, pueden convertirse en un poder para beneficiar a sus semejantes, mediante el cultivo y el esfuerzo concienzudo.—El Evangelismo, 485. VEUC 51.1

Necesidad de mejorar el tono de voz—Alumnos, Dios les ha dado el talento del habla. El desea que ustedes mejoren ese talento. Ustedes pueden mejorar el tono de la voz. Determinen ser tan perfectos como sea posible, mediante la gracia de Dios. Si son correctos en el habla y en la acción, los que se relacionen con ustedes, serán bendecidos por esa asociación. Los que hablan en forma apresurada e impetuosa, dicen muchas veces cosas, que no querrán afrontar en el juicio. VEUC 51.2

No permitan que salga de sus labios una sola palabra que ocasione una contienda en otro corazón. Dios quiere que sus palabras sean de un carácter tal, que conlleven alegría en lugar de tristeza, armonía en lugar de animosidad.—Manuscrito 65, 1901. VEUC 52.1

La habilidad de hablar claramente—Los estudiantes que se están preparando para trabajar en la causa de Dios, quedarán privados de la mitad de su influencia para bien, a menos que aprendan a hablar en forma clara y directa. Cualquiera que sea su vocación, el alumno debe aprender a controlar la voz. La capacidad de hablar clara y distintamente, en tonos plenos y nítidos, es inestimable en cualquier ramo de la obra, y es indispensable para los que desean llegar a ser ministros, evangelistas, obreros bíblicos o colportores.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 208. VEUC 52.2

Debemos vigilar los modales, el tono de voz y el lenguaje—El que trabaja para Dios, debe hacer esfuerzos fervientes para llegar a ser representante de Cristo, descartando todos los ademanes inconvenientes y el lenguaje tosco. Debe esforzarse por usar un lenguaje correcto. Hay una clase numerosa que manifiesta descuido en su manera de hablar, cuando por atención cuidadosa y esmerada, podrían llegar a ser representantes de la verdad. Cada día tienen que progresar. No debieran cercenar su utilidad e influencia albergando defectos en sus modales, tono o lenguaje. Las expresiones comunes y triviales, deben reemplazarse por palabras correctas y puras. Por constante vigilancia y disciplina ferviente, los jóvenes cristianos pueden guardar su lengua del mal y sus labios de pronunciar engaño. VEUC 52.3

Debemos ser cuidadosos en no pronunciar incorrectamente nuestras palabras. Hay entre nosotros, hombres que en teoría saben evitar el uso del lenguaje incorrecto, pero que en la práctica cometen frecuentes errores.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 226. VEUC 53.1

Debemos hablar a todos con respeto—La facultad del habla es un precioso talento, y no debiera en ningún caso ser pervertido. La lengua es un miembro indómito, pero no tiene que ser así. Ese miembro que se usa impropiamente en el habla profana, debiera convertirse para alabar a Dios. Si todos los estudiantes hicieran esfuerzos decididos, para cambiar su modo de pensar, de hablar y de actuar, en el círculo familiar, cohibiéndose de toda palabra que no fuera bondadosa y cortés, y hablando con respeto a todos; si siempre tuvieran en mente que se están preparando aquí, para llegar a ser miembros de la familia en el cielo, ¡qué influencia reformadora saldría de cada hogar!... VEUC 53.2

Si se siguen las inclinaciones naturales, provocarán inconsistencias de conducta, discurso equivocado, desprecio de la Palabra de Dios, lenguaje y pensamientos profanos.—Manuscrito 77, 1897. VEUC 53.3

La escala de utilidad—Los jóvenes y señoritas que se unen a la iglesia, deben recibir una educación especial para su adaptación a la obra. Pero si alguno sigue fomentando una tendencia inferior y común en su conversación, no lo recibáis como obrero. Esa persona hará más daño perjudicando a las otros obreros, de lo que se podría hacer para neutralizar sus efectos... Las palabras, el espíritu, y la actitud, determinan la escala de utilidad.—The Review and Herald, 22 de marzo de 1898. VEUC 54.1