El Evangelismo

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Cristo, el centro del mensaje

Jesucristo es el gran centro de atracción—El mensaje del tercer ángel exige la presentación del sábado del cuarto mandamiento, y esta verdad debe presentarse al mundo; pero el gran centro de atracción, Cristo Jesús, no debe ser dejado fuera del mensaje del tercer ángel... Ev 138.5

El pecador debe mirar siempre hacia el Calvario; y con la fe sencilla de un niñito, debe descansar en los méritos de Cristo, aceptando su justicia y creyendo en su misericordia. Los que trabajan en la causa de la verdad deben presentar la justicia de Cristo.—The Review and Herald, 20 de marzo de 1894. Ev 139.1

Destacad a Cristo—Cristo crucificado, Cristo resucitado, Cristo ascendido al cielo, Cristo que va a volver, debe enternecer, alegrar y llenar de tal manera la mente del predicador, que sea capaz de presentar estas verdades a la gente con amor y profundo fervor. Entonces el predicador se perderá de vista, y Jesús quedará manifiesto. Ev 139.2

Ensalzad a Jesús, los que enseñáis a las gentes, ensalzadlo en la predicación, en el canto y en la oración. Dedicad todas vuestras facultades a conducir las almas confusas, extraviadas y perdidas, al “Cordero de Dios”. Ensalzad al Salvador resucitado, y decid a cuantos escuchen: Venid a Aquel que “nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros”. Efesios 5:2. Sea la ciencia de la salvación el centro de cada sermón, el tema de todo canto. Derrámese en toda súplica. No pongáis nada en vuestra predicación como suplemento de Cristo, la sabiduría y el poder de Dios. Enalteced la palabra de vida, presentando a Jesús como la esperanza del penitente y la fortaleza de cada creyente. Revelad el camino de paz al afligido y abatido, y manifestad la gracia y perfección del Salvador.—Obreros Evangélicos, 168 (1915). Ev 139.3

En todo discurso—Más personas de lo que pensamos están anhelando hallar el camino a Cristo. Aquellos que predican el último mensaje de misericordia deben tener presente que Cristo ha de ser ensalzado como refugio del pecador. Algunos predicadores creen que no es necesario predicar el arrepentimiento y la fe; toman por concedido que sus oyentes conocen el Evangelio, y que deben presentarse cosas diferentes a fin de conservar su atención. Pero muchos hay que están en triste ignorancia acerca del plan de salvación; necesitan más instrucción acerca de este tema de suma importancia que en cuanto a cualquier otro. Ev 139.4

Los discursos teóricos son esenciales, a fin de que la gente pueda ver la cadena de verdad, que, eslabón tras eslabón, se une para formar un todo perfecto; pero ningún discurso debe predicarse jamás sin presentar a Cristo, y a él crucificado, como fundamento del Evangelio. Los predicadores alcanzarían más corazones si se explayasen más en la piedad práctica.—Obreros Evangélicos, 166, 167 (1915). Ev 139.5

Predicando a Cristo por experiencia—Cada mensajero debería sentir la preocupación de exponer la perfección de Cristo. Cuando no se presenta el don gratuito de la justicia de Cristo, los discursos resultan secos e insípidos; y como resultado las ovejas y los corderos no son alimentados. Pablo dijo: “Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder”. 1 Corintios 2:4. En el Evangelio hay sustancia y fecundidad. Jesús es el centro viviente de todas las cosas. Poned a Cristo en cada sermón. Espaciaos en las excelencias, la misericordia y la gloria de Jesucristo hasta que Cristo se forme interiormente como la esperanza de gloria... Ev 140.1

Reunamos lo que nuestra propia experiencia nos ha revelado acerca de la excelencia de Cristo, y presentémoslo a otras personas como una joya preciosa que refulge y brilla. Así es como el pecador será atraído hacia Aquel que es representado como uno señalado entre diez mil y todo él codiciable. La cruz del Calvario es para nosotros una promesa de vida eterna. La fe en Cristo es todo para el creyente sincero. Los méritos de Jesús borran las transgresiones y nos visten con el ropaje de la justicia tejido en los telares del cielo. Se nos presenta la corona de vida como el honor que se dará al fin del conflicto. Hay que exponer con todo énfasis estas verdades preciosas.—The Review and Herald, 19 de marzo de 1895. Ev 140.2

Los temas de nuestros discursos—Estos son nuestros temas: Cristo crucificado por nuestros pecados, Cristo resucitado de los muertos, Cristo nuestro intercesor ante Dios; y estrechamente relacionada con estos asuntos se halla la obra del Espíritu Santo, el representante de Cristo, enviado con poder divino y con dones para los hombres.—Carta 86, 1895. Ev 140.3

Su preexistencia, su venida por segunda vez en gloria y poder, su dignidad personal, el ensalzamiento de su santa ley, son los temas en que los predicadores se han espaciado con sencillez y poder.—Carta 83, 1895. Ev 140.4

Un mensaje afirmativo—Presentad con voz certera un mensaje afirmativo. Elevadlo a él, al Hombre del Calvario, cada vez más arriba. Existe poder en la exaltación de la cruz de Cristo... Ev 140.5

Cristo ha de ser predicado, no en forma de controversia, sino en forma afirmativa. Asumid vuestra posición sin controversia. Que vuestras palabras no sean inciertas en ningún momento. La Palabra del Dios viviente ha de ser el fundamento de nuestra fe. Reunid las más vigorosas declaraciones afirmativas con respecto a la expiación que Cristo hizo por los pecados del mundo. Mostrad la necesidad de esta expiación, y decid a los hombres y mujeres que pueden ser salvos si se arrepienten y vuelven a su lealtad a la ley de Dios. Reunid todas las declaraciones afirmativas y las pruebas que hacen del Evangelio las alegres nuevas de salvación para todos los que reciben a Cristo y creen en él como su Salvador personal.—Carta 65, 1905. Ev 140.6

Sermones como la ofrenda de Caín—Muchos de nuestros predicadores se han contentado con hacer meramente sermones, presentando temas de una manera argumentativa, haciendo escasa mención del poder salvador del Redentor. Su testimonio estaba desprovisto de la sangre salvadora de Cristo. Su ofrenda se parecía a la de Caín. Este trajo al Señor los frutos de la tierra, que en sí mismos eran aceptables a Dios. Los frutos eran muy buenos; pero faltaba la virtud de la ofrenda: la sangre del cordero inmolado, que representaba la sangre de Cristo. Así sucede con los sermones sin Cristo. No producen contrición de corazón en los hombres, ni los inducen a preguntar: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Los adventistas del séptimo día debieran destacarse entre todos los que profesan ser cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo.—Obreros Evangélicos, 156 (1915). Ev 141.1

De una manera clara y sencilla—Los pastores necesitan tener una manera más clara y sencilla de presentar la verdad como es en Jesús. Su propia mente necesita comprender el gran plan de salvación más plenamente. Pueden entonces desviar las mentes de los oyentes de las cosas terrenales y conducirlas a las espirituales y eternas. Hay muchas personas que necesitan saber qué hacer para salvarse. Necesitan una explicación clara y sencilla de los pasos y requisitos de la conversión, y no debe presentarse un solo sermón a menos que una porción de ese discurso se dedique especialmente a hacer claro el camino por el que los pecadores pueden acudir a Jesús y ser salvos. Deben señalarles a Cristo, como lo hizo Juan, y con conmovedora sencillez, mientras sus corazones arden con el amor de Cristo, deben decir: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Deben hacerse poderosos y fervientes llamamientos al pecador a arrepentirse y convertirse.—The Review and Herald, 22 de febrero de 1887. Ev 141.2

La verdad que Jesús reveló—Enseñad las sencillas lecciones dadas por Cristo. Relatad la historia de su vida de abnegación y sacrificio, de su humillación y muerte, de su resurrección y ascensión, de su intercesión por los pecadores en los atrios celestiales. En toda congregación hay almas en quienes el espíritu del Señor está obrando. Ayudadles a comprender lo que es la verdad; repartidles el pan de vida; llamad su atención a las cuestiones vitales. Ev 141.3

Muchas voces están defendiendo el error; defienda la vuestra la verdad. Presentad temas que sean como verdes pastos para las ovejas del redil de Dios. No conduzcáis a vuestros oyentes por los yermos, donde no se hallarán más cerca de la fuente de agua viva que antes de oíros. Presentad la verdad tal cual es en Jesús, y las exigencias de la ley y del Evangelio con claridad. Presentad a Cristo, el camino, la verdad y la vida, y hablad de su poder para salvar a todos los que se alleguen a él. El Capitán de nuestra salvación está intercediendo por su pueblo, no como quien, por sus peticiones, quisiera mover al Padre a compasión, sino como vencedor, que pide los trofeos de su victoria. El puede salvar hasta lo sumo a todos los que se alleguen a Dios por su medio. Haced resaltar este hecho. Ev 142.1

A menos que los predicadores estén en guardia, ocultarán la verdad bajo los adornos humanos, Ningún predicador suponga que puede convertir almas por sermones elocuentes. Los que enseñan a otros deben pedir a Dios que los llene de su Espíritu, y los habilite para elevar a Cristo como única esperanza del pecador. Los discursos floridos, cuentos agradables, o anécdotas impropias no convencen al pecador. Los hombres escuchan las tales palabras como escucharían un canto placentero. El mensaje que el pecador debe oír es: “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16.—Obreros Evangélicos, 161, 162 (1915). Ev 142.2

El amor de Cristo elevado—A fin de quebrantar las barreras de prejuicio e impenitencia, el amor de Cristo debe ocupar un lugar en todo discurso. Haced que los hombres conozcan cuánto los ama Jesús, y qué evidencias ha dado él de su amor. ¿Qué amor puede igualar a aquel que Dios ha manifestado para con el hombre, por medio de la muerte de Cristo en la cruz? Cuando el corazón está lleno del amor de Jesús, éste puede presentarse a la gente, y afectará los corazones.—Carta 48, 1886. Ev 142.3

La cruz debe ser el fundamento de todo discurso—El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis al Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la Cruz del Calvario. Os presento el magno y grandioso monumento de la misericordia y regeneración, de la salvación y redención—el Hijo de Dios levantado en la cruz. Tal ha de ser el fundamento de todo discurso pronunciado por nuestros ministros.—Obreros Evangélicos, 330 (1915). Ev 142.4

Cristo y su justicia—Cristo y su justicia: sea ésta nuestra plataforma, la misma vida de nuestra fe.—The Review and Herald, 31 de agosto de 1905. Ev 143.1

Es en verdad el mensaje del tercer ángel—Varias personas me han escrito preguntando si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y les he respondido: “Es ciertamente el mensaje del tercer ángel”.—The Review and Herald, 10 de abril de 1890. Ev 143.2

Presenta a un Salvador exaltado—Este mensaje tenía que presentar en forma más destacada ante el mundo al sublime Salvador, el sacrificio por los pecados del mundo entero. Presentaba la justificación por la fe en el Garante [Cristo]; invitaba a la gente a recibir la justicia de Cristo, que se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Muchos habían perdido de vista a Jesús. Necesitaban dirigir sus ojos a su divina persona, a sus méritos, a su amor inalterable por la familia humana. Todo el poder es colocado en sus manos, y él puede dispensar ricos dones a los hombres, impartiendo el inapreciable don de su propia justicia al desvalido agente humano. Este es el mensaje que Dios ordenó que fuera dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz, y acompañado por el derramamiento de su espíritu en gran medida. Ev 143.3

El exaltado Salvador ha de aparecer en su obra eficaz como el Cordero inmolado, sentado en el trono, para dispensar las inapreciables bendiciones del pacto, los beneficios que pagó con su vida en favor de toda alma que había de creer en él. Juan no pudo expresar ese amor en palabras porque era demasiado profundo, demasiado ancho e invitó a la familia humana a contemplarlo. Cristo está intercediendo por la iglesia en los atrios celestiales, abogando en favor de aquellos por quienes pagó el precio de la redención con su propia sangre. Los siglos y las edades nunca pueden aminorar la eficacia de este sacrificio expiatorio. El mensaje del Evangelio de su gracia tenía que ser dado a su iglesia con contornos claros y distintos, para que el mundo no siguiera afirmando que los adventistas del séptimo día hablan mucho de la ley, pero no predican a Cristo, ni creen en él. Ev 143.4

La eficacia de la sangre de Cristo tenía que ser presentada al pueblo con poder renovado para que su fe pudiera echar mano de los méritos de esa sangre... Ev 143.5

Durante años la iglesia ha estado mirando al hombre, y esperando mucho del hombre en lugar de mirar a Jesús, en quien se cifran nuestras esperanzas de vida eterna. Por eso Dios entregó a sus sieryos un testimonio que presentaba con contornos claros y distintos la verdad como es en Jesús, que es el mensaje del tercer ángel.—Testimonios para los Ministros, 91-93 (1896). Ev 143.6

Cristo versus las penitencias—Cuando se predica convenientemente el mensaje del tercer ángel, su proclamación tiene poder y éste se convierte en una influencia permanente. Tiene que contar con el poder divino o de lo contrario no realizará nada... Ev 144.1

Las penitencias, las mortificaciones de la carne y la confesión del pecado, sin un arrepentimiento sincero; los ayunos, las festividades y las observancias exteriores, sin estar acompañadas de una verdadera devoción—todo esto carece absolutamente de valor. El sacrificio de Cristo es suficiente, porque él ofreció delante de Dios una ofrenda completa y eficaz; y el esfuerzo humano sin los méritos de Cristo, es sin valor... Ev 144.2

No se comprende que el plan de salvación es el medio por el cual se proporciona al hombre el poder divino a fin de que su esfuerzo humano pueda tener un éxito completo... Ev 144.3

Sin el proceso transformador que se produce mediante el poder divino, las propensiones originales hacia el pecado permanecen en el corazón con toda su fuerza, a fin de fraguar nuevas cadenas que impongan una esclavitud que nunca pueda ser rota por el esfuerzo humano.—The Review and Herald, 19 de agosto de 1890. Ev 144.4

Un mensaje de la verdad presente—Agradecemos a Dios de todo corazón porque tenemos una luz preciosa que presentar delante de la gente, y nos regocijamos porque poseemos para este tiempo un mensaje que es la verdad presente. Las buenas nuevas de que Cristo es nuestra justicia han proporcionado alivio a muchísimas almas, y Dios dice a su pueblo: “Seguid adelante”.—The Review and Herald, 23 de julio de 1889. Ev 144.5

Un mensaje para las iglesias y los nuevos campos misioneros—Los predicadores han de presentar plenamente a Cristo tanto en las iglesias como en los campos nuevos, a fin de que los oyentes obtengan una fe inteligente. Debe enseñarse a la gente que Cristo es su salvación y su justicia. Satanás tiene el premeditado propósito de impedir que las almas crean en Cristo como única esperanza suya; porque la sangre de Cristo que limpia de todo pecado obra eficazmente sólo en favor de aquellos que creen en su mérito.—Obreros Evangélicos, 170 (1915). Ev 144.6

Algunos escuchan el último sermón—Dios quiere apartar las mentes de la convicción lógica para atraerlas a una convicción más profunda, elevada, pura y gloriosa. Muchas veces, la lógica humana apagó la luz cuyos claros rayos Dios quería hacer resplandecer para convencer a los hombres de que el Señor de la naturaleza es digno de toda alabanza y gloria, porque es Creador de todas las cosas. Ev 144.7

Algunos predicadores yerran al construir sus sermones enteramente con argumentos. Hay quienes oyen la teoría de la verdad y se sienten impresionados por las pruebas presentadas; entonces, si Cristo es presentado como Salvador del mundo, la semilla sembrada brotará y dará fruto para gloria de Dios. Pero a menudo la cruz del Calvario no es presentada a la gente. Puede ser que algunos estén escuchando el último sermón de su vida, y la áurea oportunidad sea perdida para siempre. Si Cristo y su amor redentor hubiesen sido proclamados en conexión con la teoría de la verdad, dichas personas podrían haber sido ganadas para él.—Obreros Evangélicos, 166 (1915). Ev 145.1