El bautismo y la entrada en la iglesia
El bautismo como requisito de la conversión—El arrepentimiento, la fe y el bautismo son los pasos requeridos en la conversión.—Carta 174, 1909.
Ev 226.2
Afirmando la decisión en favor del bautismo—Las personas que han sido convencidas por la verdad necesitan que se las visite y que se trabaje por ellas. Los pecadores requieren que se haga por ellos una obra especial para que se conviertan y sean bautizados.—Manuscrito 17, 1908.
Ev 226.3
La señal de entrada en el reino—Cristo ha hecho del bautismo una señal de entrada en su reino espiritual. El ha hecho de esto una positiva condición con la cual deben cumplir todos los que quieren que se reconozca que están bajo la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Antes que el hombre pueda encontrar un hogar en la iglesia, antes de traspasar el umbral del reino espiritual de Dios, ha de recibir la impresión del nombre divino: “Jehová, justicia nuestra”. Jeremías 23:6.
Ev 226.4
El bautismo es una solemne renuncia al mundo. Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el momento de entrar en la vida cristiana, declaran públicamente que han abandonado el servicio de Satanás, y han llegado a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Han obedecido el mandamiento: “Salid de en medio de ellos, y apartaos... y no toquéis lo inmundo”. Y para ellos se cumple la promesa: “Y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. 2 Corintios 6: 17, 18.—Testimonies for the Church 6:91 (1900).
Ev 226.5
El juramento de lealtad del cristiano—Cuando los cristianos se someten al solemne rito del bautismo, el Señor registra el voto que hacen de serle fieles. Este voto es su juramento de lealtad. Son bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así están unidos con los tres grandes poderes del cielo. Se comprometen a renunciar al mundo para observar las leyes del reino de Dios. Por lo tanto, han de andar en novedad de vida. No han de seguir más las tradiciones de los hombres. No han de seguir por más tiempo métodos deshonestos. Han de obedecer los estatutos del reino del cielo. Han de buscar el honor de Dios. Si son fieles a su voto, serán provistos de gracia y poder que los habilitará para cumplir con toda justicia. “A todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre”.—Carta 129, 1903.
Ev 226.6
Conversión cabal a la verdad—La preparación para el bautismo es un asunto que necesita ser considerado cuidadosamente. Los nuevos conversos a la verdad deben ser fielmente instruidos en el sencillo “Así dice el Señor”. La Palabra del Señor ha de ser leída y explicada a ellos punto por punto.
Ev 227.1
Todos los que entran en la nueva vida deben comprender, antes de su bautismo, que el Señor exige afectos indivisos... La práctica de la verdad es esencial. El llevar frutos testifica del carácter del árbol. Un buen árbol no puede llevar malos frutos. La línea demarcatoria será sencilla y distinta, entre los que aman a Dios y guardan sus mandamientos por una parte, y los que no lo aman y descuidan sus preceptos, por la otra. Se necesita una conversión cabal.—Manuscrito 56, 1900.
Ev 227.2
Se lo acepta cuando se lo comprende—La prueba de discipulado no se aplica tan estrechamente como se debiera a aquellos que se presentan para el bautismo. Debe saberse si los que profesan estar convertidos están simplemente adoptando el nombre de adventistas del séptimo día, o si están tomando su posición del lado del Señor para salir del mundo y separarse y no tocar cosa inmunda. Cuando den evidencia de que entienden plenamente su posición, han de ser aceptados.—Testimonios para los Ministros, 128 (1897).
Ev 227.3
Una preparación cabal para el bautismo—Los candidatos para el bautismo necesitan una preparación más cabal. Necesitan ser instruidos más fielmente de lo que generalmente se los ha instruido. Los principios de la vida cristiana deben ser presentados claramente a los recién venidos a la verdad. Nadie puede depender de su profesión de fe como prueba de que tiene una relación salvadora con Cristo. No hemos de decir solamente: Yo creo, sino practicar la verdad. Conformándonos a la voluntad de Dios en nuestras palabras, nuestro comportamiento y carácter, es como probamos nuestra relación con él. Cuandoquiera que uno renuncie al pecado, que es la trangresión de la ley, su vida será puesta en conformidad con la ley, en perfecta obediencia. Esta es la obra del Espíritu Santo. La luz de la Palabra estudiada cuidadosamente, la voz de la conciencia, las súplicas del Espíritu, producen en el corazón verdadero amor a Cristo, quien se dio como sacrificio completo para redimir toda la persona: el cuerpo, el alma y el espíritu. Y el amor se manifiesta por la obediencia.—Joyas de los Testimonios 2:389, 390 (1900).
Ev 227.4
El bautismo de los hijos—Los padres cuyos hijos deben ser bautizados tienen una obra que hacer, tanto en lo que se refiere a examinarse a sí mismos como en cuanto a dar instrucciones fieles a sus hijos. El bautismo es un rito muy sagrado e importante, y su significado debe comprenderse cabalmente. Significa arrepentirse del pecado e iniciar una nueva vida en Cristo Jesús. No debe haber indebido apresuramiento para recibir este rito. Calculen el costo tanto los padres como los hijos. Al consentir en que sus hijos sean bautizados, los padres se comprometen solemnemente a ser fieles mayordomos para con estos hijos, a guiarlos en la edificación de su carácter. Se comprometen a cuidar con interés especial estos corderos del rebaño, a fin de que no deshonren la fe que profesan.
Ev 228.1
Debe darse instrucción religiosa a los niños desde sus más tiernos años. Debe serles dada no con espíritu de condenación, sino con un espíritu alegre y feliz. Las madres necesitan estar en guardia constantemente, no sea que la tentación llegue a los niños en forma que no la reconozcan. Los padres han de proteger a sus hijos con instrucciones sabias y placenteras. Como los mejores amigos de estos seres inexpertos, deben ayudarles en la obra de vencer, porque para ellos el ser victoriosos significa todo. Deben considerar que sus amados hijos que están tratando de hacer lo recto son miembros más jóvenes de la familia del Señor, y deben sentir intenso interés por ayudarles a andar rectamente en el camino real de la obediencia. Con amante interés, deben enseñarles día tras día lo que significa ser hijos de Dios y entregar la voluntad en obediencia a él. Enseñadles que la obediencia a Dios entraña obediencia a los padres. Esta debe ser una obra de cada día y hora. Padres, velad, velad y orad; y haced de vuestros hijos vuestros compañeros.
Ev 228.2
Cuando llega el período más feliz de su vida, y en su corazón aman a Jesús y desean ser bautizados, obrad fielmente con ellos. Antes que reciban el rito, preguntadles si es su primer propósito en la vida trabajar para Dios. Entonces explicadles cómo principiar. Las primeras lecciones significan mucho. Con sencillez, enseñadles a prestar su primer servicio a Dios. Presentadles esta obra de la manera que haga más fácil su comprensión. Explicadles lo que significa darse al Señor, hacer exactamente lo que su Palabra indica, bajo el consejo de padres cristianos.
Ev 228.3
Después de trabajar fielmente, si estáis convencidos de que vuestros hijos comprenden el significado de la conversión y el bautismo, y de que son verdaderamente convertidos, sean bautizados. Pero, repito, ante todo preparaos a vosotros mismos a fin de actuar como fieles pastores para guiar sus pies inexpertos por la senda estrecha de la obediencia. Dios debe obrar en los padres para que ellos puedan dar a sus hijos un buen ejemplo de amor, cortesía y humildad cristiana, y así de una entrega completa del yo a Cristo. Si consentís en el bautismo de vuestros hijos y luego los dejáis hacer como quieren, no sintiendo el deber especial de mantener sus pies en la senda recta, vosotros mismos sois responsables si pierden la fe, el valor y el interés en la verdad.—Joyas de los Testimonios 2:391, 392 (1900).
Ev 229.1
La preparación de los jóvenes para el bautismo—Los candidatos adultos deben comprender su deber mejor que los jóvenes; pero el pastor de la iglesia tiene un deber que cumplir para con estas almas. ¿Siguen ellos malas costumbres y prácticas? Es deber del pastor tener reuniones especiales con ellos. Déles estudios bíblicos, converse y ore con ellos, y muéstreles claramente lo que el Señor requiere de ellos. Léales la enseñanza de la Biblia acerca de la conversión. Muéstreles cuál es el fruto de la conversión, la evidencia de que aman a Dios. Muéstreles que la verdadera conversión es un cambio de corazón, de pensamientos y propósitos. Han de renunciar a las malas costumbres. Han de desechar los pecados de la maledicencia, los celos y la desobediencia. Deben sostener una guerra contra toda característica mala. Entonces el que cree puede aceptar comprensivamente la promesa: “Pedid, y se os dará”. Mateo 7:7.—Joyas de los Testimonios 2:392, 393 (1900).
Ev 229.2
El examen de los candidatos—La prueba del discipulado no se aplica tan estrictamente como debiera ser aplicada a los que se presentan para el bautismo. Debe saberse si están simplemente tomando el nombre de adventistas del séptimo día, o si se colocan de parte del Señor, para salir del mundo y separarse de él y no tocar lo inmundo. Antes del bautismo, debe examinarse cabalmente la experiencia de los candidatos. Hágase este examen, no de una manera fría y manteniendo distancias, sino bondadosa y tiernamente, señalando a los nuevos conversos el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Háganse sentir a los candidatos para el bautismo los requerimientos del Evangelio.
Ev 229.3
Uno de los puntos acerca de los cuales los recién convertidos a la fe necesitarán instrucción, es el asunto de la indumentaria. Obrese fielmente con los nuevos conversos. ¿Son vanidosos en el atavío? ¿Albergan orgullo en su corazón? La idolatría del atavío es una enfermedad moral. No debe ser introducida en la nueva vida. En la mayoría de los casos, la sumisión a los requerimientos del Evangelio exigirá un cambio decidido en la manera de vestir.
Ev 229.4
No debe haber negligencia al respecto. Por amor a Cristo, cuyos testigos somos, debemos tratar de sacar el mejor partido de nuestra apariencia. En el servicio del tabernáculo, Dios explicó todo detalle concerniente a las vestiduras de los que ministraban delante de él. Esto nos enseña que él tiene una preferencia con respecto a la indumentaria de los que le sirven. Fueron muy específicas las instrucciones dadas acerca de las vestiduras de Aarón, porque eran simbólicas. Así la indumentaria de los que siguen a Cristo, debe ser simbólica. En todas las cosas, hemos de ser representantes de él. Nuestra apariencia en todo respecto debe caracterizarse por el aseo, la modestia y la pureza. Pero la Palabra de Dios no sanciona el hacer cambios en el atavío meramente por seguir la moda, a fin de conformarse al mundo. Los cristianos no han de adornar su persona con atavíos costosos o adornos caros.
Ev 230.1
Las palabras de la Escritura acerca de la indumentaria deben ser consideradas cuidadosamente. Necesitamos comprender lo que el Señor del cielo aprecia, aun en lo referente a vestir el cuerpo. Todos los que busquen sinceramente la gracia de Cristo, escucharán las preciosas palabras de instrucción inspiradas por Dios. Aun el modo de ataviarnos expresará la verdad del Evangelio.
Ev 230.2
Todos los que estudian la vida de Cristo y practican sus enseñanzas, vendrán a ser como Cristo. Su influencia será como la de él. Revelarán sanidad de carácter. Mientras andan en la humilde senda de la obediencia, haciendo la voluntad de Dios, ejercen una influencia que se hace sentir en favor del progreso de la causa de Dios y la sana pureza de su obra. En estas almas cabalmente convertidas, el mundo debe ver un testimonio del poder santificador de la verdad sobre el carácter humano.
Ev 230.3
El conocimiento de Dios y de Jesucristo, expresado en el carácter, los exalta sobre todo lo que se estima en la tierra o en el cielo. Es la educación más elevada que haya. Es la llave que abre los portales de la ciudad celestial. Es propósito de Dios que todos los que se visten de Cristo por el bautismo posean este conocimiento. Y los siervos de Dios tienen el deber de presentar a estas almas el privilegio de su alta vocación en Cristo Jesús.—Joyas de los Testimonios 2:393, 394 (1900).
Ev 230.4
Juzgad por los frutos de la vida—Hay una cosa que no tenemos derecho a hacer, y ésta es juzgar el corazón de otro hombre o impugnar sus motivos. Pero cuando una persona se presenta como candidato para ser miembro de la iglesia, hemos de examinar el fruto de su vida, y dejar la responsabilidad de sus motivos con él mismo. Mas debe ejercerse gran cuidado en aceptar miembros en la iglesia; pues Satanás tiene sus artimañas especiosas por medio de las cuales se propone atestar la iglesia de falsos hermanos por cuyo medio pueda obrar con mayor éxito para debilitar la causa de Dios.—The Review and Herald, 10 de enero de 1893.
Ev 230.5
La administración del rito—Cuandoquiera que sea posible, adminístrese el bautismo en un lago claro o arroyo de agua corriente. Y désele a la ocasión toda la importancia y solemnidad que se le pueda impartir. Los ángeles de Dios están siempre presentes en un servicio tal.
Ev 231.1
El que administra el rito del bautismo debe tratar de que esta ocasión ejerza una influencia solemne y sagrada sobre todos los espectadores. Cada rito de la iglesia debe ser dirigido de manera que su influencia sea elevadora. Nada debe hacerse en forma común o despreciable, ni ponerse al nivel de las cosas comunes. Es necesario enseñar a nuestras iglesias a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios. Mientras los predicadores dirigen los servicios relacionados con el culto de Dios, están educando y preparando a la gente. Los pequeños actos que educan, preparan y disciplinan el alma para la eternidad son de vastas consecuencias para elevar y santificar a la iglesia.
Ev 231.2
En toda iglesia debe haber mantos bautismales para los candidatos. Esto no debe considerarse como un desembolso innecesario. Es una de las cosas requeridas para acatar la orden: “Empero, hágase todo decentemente y con orden”. 1 Corintios 14:40.
Ev 231.3
No es bueno que una iglesia dependa de mantos prestados por otra. Con frecuencia, cuando se necesitan, no se pueden encontrar, por no haberlos devuelto alguien que los pidió prestados. Cada iglesia debe proveer para sus propias necesidades al respecto. Créese un fondo con este fin. Si toda la iglesia participa en el gasto, no resultará una carga pesada.
Ev 231.4
Los mantos bautismales deben ser hechos de buen género, de algún color oscuro que el agua no perjudique, y llevar pesos en la parte inferior. Sean vestiduras limpias, de buen corte, y hechas según un modelo aprobado. No debe intentarse adornarlas, ni ponérseles pliegues. Toda ostentación, sea de adorno u otra cosa, queda completamente fuera de lugar. Cuando los candidatos se compenetren de lo que significa el rito, no desearán adornos personales. Nada debe haber, sin embargo, que sea desmañado o feo, pues ofendería a Dios. Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación tan perfecta como se pueda hacerla.—Joyas de los Testimonios 2:395, 396 (1900).
Ev 231.5
Un servicio bautismal impresionante—La predicación evangélica efectuada en Oakland ha dado como fruto la salvación de preciosas almas. El domingo 16 de diciembre, en la mañana, asistí a un servicio bautismal realizado en Piedmond Baths, 32 catecúmenos fueron sepultados con su Señor en el bautismo, y se levantaron para andar en novedad de vida. Esta fue una escena que los ángeles de Dios presenciaron con gozo... Todo el servicio fue muy impresionante. No hubo confusión, y ocasionalmente se entonó un canto de alabanza o se repitió un versículo.—Manuscrito 105, 1906.
Ev 232.1
El bautismo de emergencia—Hay que tomar las medidas necesarias para satisfacer el pedido de bautismo realizado por el anciano. El no tiene fuerzas suficientes para ir a ----- o a -----, y la única forma como puede realizarse esta ceremonia consiste en conseguir una tina de baño para bautizarlo en ella.—Carta 126, 1901.
Ev 232.2
El poder guardador de Dios—Después que el alma creyente ha recibido el rito del bautismo debe recordar que ha sido dedicada a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo...
Ev 232.3
Todos los que estudian la vida de Cristo y practican su enseñanza llegarán a ser como Cristo. Su influencia será como la suya. Manifestarán solidez de carácter. Están establecidos en la fe y no serán vencidos por el diablo a causa de la vanidad o el orgullo. Tratan de andar por la humilde senda de la obediencia, y procuran hacer la voluntad de Dios. Su carácter ejerce una influencia que promueve el progreso de la causa de Dios y contribuye a mantener su obra en una saludable pureza...
Ev 232.4
En estas almas cabalmente convertidas el mundo encuentra testigos del poder santificador de la verdad sobre el carácter humano. Mediante ellas Cristo da a conocer a todos su carácter y su voluntad. En la vida de los hijos de Dios se manifiesta la bendición que se recibe cuando se sirve al Señor, y lo opuesto de esto se advierte en los que no observan sus mandamientos. La línea de demarcación es bien clara. Todos los que obedecen los mandamientos de Dios son guardados por su gran poder en medio de la influencia corruptora de los transgresores de su ley. Desde el súbdito más humilde hasta el que ocupa la posición de confianza más elevada, todos son guardados por el poder de Dios por medio de la fe en la salvación.—Manuscrito 56, 1900.
Ev 232.5
Dedicados a Dios—Desde entonces en adelante el creyente debe tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Debe subordinar a esta nueva relación, todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en orgullo y complacencia propia. Ya no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo, debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre.
Ev 232.6
Las obligaciones del pacto espiritual que se hace en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel”. 1 Reyes 18:36. El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oraciones de los que le siguen sinceramente, llevan el yugo de Cristo y en su escuela aprenden a ser mansos y humildes.—Joyas de los Testimonios 2:396 (1900).
Ev 233.1
La responsabilidad de la iglesia para con los nuevos conversos—Los hombres y mujeres que sean fieles cristianos sentirán un interés intenso por impartir al alma convencida un correcto conocimiento de la justicia en Cristo Jesús. Si algunos han permitido que el deseo de satisfacción egoísta lo domine todo en su vida, los creyentes fieles deben velar por estas almas como quienes tienen que dar cuenta. No deben descuidar la instrucción fiel, tierna y amante tan esencial para los jóvenes conversos, a fin de que no haya obra hecha a medias. La primera experiencia debe ser correcta.
Ev 233.2
Satanás quiere que nadie vea la necesidad de una completa entrega a Dios. Cuando el alma no hace esta entrega, no abandona el pecado; los apetitos y pasiones luchan por el dominio; las tentaciones confunden la conciencia, de manera que la verdadera conversión no se realiza. Si todos tuviesen un concepto del conflicto que cada alma debe sostener con los agentes satánicos que están tratando de entrampar, seducir y engañar, habría una labor diligente mucho mayor en favor de los que son jóvenes en la fe.
Ev 233.3
Con frecuencia estas almas, abandonadas a sí mismas, son tentadas y no disciernen lo malo de la tentación. Hágaseles sentir que es su privilegio solicitar consejos. Déjeseles buscar la sociedad de aquellos que pueden ayudarles. Tratando con aquellos que aman y temen a Dios, recibirán fuerza.
Ev 233.4
Nuestra conversación con estas almas debe ser de un carácter espiritual y animador. El Señor nota los conflictos de todos los seres débiles que dudan y luchan, y ayudará a todos los que le invocan. Verán el cielo abierto delante de sí, y los ángeles de Dios que bajan y suben por la escalera resplandeciente por la cual ellos están tratando de subir.—Joyas de los Testimonios 2:317, 318 (1900).
Ev 233.5
El ser miembros de la iglesia—La relación de Cristo y su iglesia es muy íntima y sagrada: él es el esposo y la iglesia la esposa; él la cabeza, y la iglesia el cuerpo. La relación con Cristo entraña, pues, la relación con la iglesia.—La Educación, 261 (1903).
Ev 234.1
Satanás se opone a que se unan a la iglesia—Es el esfuerzo estudiado de él [Satanás] inducir a los profesos cristianos a alejarse tanto como sea posible de las disposiciones del cielo; por lo tanto, engaña aun a los profesos hijos de Dios y les hace creer que el orden y la disciplina son enemigos de la espiritualidad; que la única seguridad para ellos consiste en dejar que cada uno siga su propia conducta, y permanezca especialmente distinto y alejado de las congregaciones de cristianos que están unidos y trabajando para establecer la disciplina y la armonía de acción. Todos los esfuerzos en ese sentido, son considerados como peligrosos, una restricción de la libertad a que tienen derecho, y por lo tanto se los teme como al papismo. Estas almas engañadas consideran que es una virtud jactarse de su libertad para pensar y actuar independientemente. Ellos no aceptarán al pie de la letra el dicho de ningún hombre. No se haeen responsables ante ningún hombre. Ha sido la obra especial de Satanás, y sigue siéndolo, el inducir a los hombres a sentir que Dios les ordena marchar por sí mismos, y elegir su propio orden, independientemente de sus hermanos.—Carta 32, 1892.
Ev 234.2
Sin Cristo, el bautismo es un rito sin valor—Es la gracia de Cristo la que da vida al alma. Fuera de Cristo, el bautismo, como cualquier otro rito, es una forma sin valor. “El que es incrédulo al Hijo, no verá la vida”.—El Deseado de Todas las Gentes, 152 (1898).
Ev 234.3
Se requiere la conversión y no solamente el bautismo—La salvación no está en el bautismo, no se recibe con tener los nombres inscriptos en los libros de la iglesia, no se obtiene predicando la verdad. La salvación se consigue mediante una unión vivificante con Cristo que renueva el corazón, y al hacer las obras de Cristo con fe y al trabajar con amor, paciencia, humildad y esperanza. Cada alma unida con Cristo será un misionero viviente para todos los que la rodean.—Carta 55, 1886.
Ev 234.4
Una advertencia a los evangelistas y los pastores—Nuestros hermanos en el ministerio están fallando definidamente en hacer su obra según los métodos establecidos por el Señor. Fallan en presentar a cada hombre perfecto en Cristo Jesús. No han obtenido experiencia espiritual mediante la comunión personal con Dios, ni un verdadero conocimiento de lo que constituye el carácter cristiano; por lo tanto muchas personas son bautizadas sin estar en condición de recibir este rito sagrado, porque aún están unidas al yo y al mundo. No han visto a Cristo ni lo han recibido por fe.—The Review and Herald, 4 de febrero de 1890.
Ev 234.5
Un punto débil de nuestra evangelización—La llegada de miembros que no han sido renovados en su corazón y reformados en su vida, es una fuente de debilidad para la iglesia. Este hecho se ignora a menudo. Algunos pastores e iglesias están tan deseosos de obtener un aumento del número que no presentan un testimonio fiel contra los hábitos y prácticas no cristianos. A los que aceptan la verdad no se les enseña que no pueden ser mundanos en su conducta mientras son cristianos de nombre, y estar seguros. Hasta aquí han sido súbditos de Satanás. De aquí en adelante han de ser súbditos de Cristo. La vida debe dar testimonio de que han cambiado de guía.
Ev 235.1
La opinión pública favorece una profesión del cristianismo. Se requiere poca abnegación o sacrificio para adoptar una forma de piedad y para tener el nombre inscripto en el libro de la iglesia. Por lo tanto, muchos se unen a la iglesia sin llegar a estar previamente unidos con Cristo. En esto triunfa Satanás. Tales conversos son sus agentes más eficaces. Sirven como señuelo para otras almas. Son falsas luces, y tientan a los incautos induciéndolos a la perdición. Es en vano que los hombres traten de hacer la senda del cristiano amplia y agradable para los mundanos. Dios no ha alisado ni ensanchado el camino angosto y escarpado. Si hemos de entrar en la vida, debemos seguir la misma senda que Jesús y sus discípulos recorrieron: la senda de la humildad, de la abnegación y del sacrificio.—Testimonies for the Church 5:172 (1882).
Ev 235.2
Nuestro blanco: miembros verdaderamente convertidos—Los pastores que trabajan en los pueblos y en las ciudades para presentar la verdad, no deben sentirse contentos, ni deben pensar que su obra está terminada, hasta que los que han aceptado la teoría de la verdad perciban verdaderamente el efecto de su poder santificador y estén en realidad convertidos a Dios. Al Señor le agradaría más tener seis personas verdaderamente convertidas a la verdad como resultado de sus labores, que tener sesenta que hacen una profesión nominal y que sin embargo, no están cabalmente convertidas. Estos ministros deberían dedicar menos tiempo a la predicación de sermones y deberían reservar una parte de sus energías para visitar a las personas interesadas y orar con ellas, instruyéndolas en la piedad “a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre”. Colosenses 1:28.
Ev 235.3
El amor de Dios debe morar en el corazón del maestro de la verdad. Su propio corazón debe estar empapado con ese amor profundo y fervoroso que Cristo poseyó; únicamente entonces fluirá hacia otras personas. Los pastores deberían enseñar que todos los que aceptan la verdad deberían producir frutos para gloria de Dios. Deberían enseñar que el sacrificio de sí mismos debe practicarse diariamente, que muchas cosas que han sido acariciadas deben ser abandonadas, y que muchos deberes, aunque parezcan desagradables, deben realizarse. Los intereses comerciales, las fiestas sociales, el ocio, el honor, la reputación, en suma, todas las cosas, deben someterse al derecho superior y absoluto de Cristo.—Testimonies for the Church 4:317 (1879).
Ev 235.4
176
Ev
El Evangelismo
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