La Educación Cristiana

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El abc de la educación

El trabajar la tierra es una de las mejores ocupaciones, que pone en actividad a los músculos y da reposo a la mente. El estudio en materia de agricultura debe ser el ABC de la educación dada en nuestras escuelas. Esta es precisamente la primera tarea que debiera iniciarse. Nuestras escuelas no debieran depender de productos importados en lo que se refiere a cereales, verduras y frutas, que tan esenciales son para la salud. Nuestros jóvenes deben ser instruidos en el desmonte de árboles y en la labranza de la tierra tanto como en las ramas literarias. Varios maestros debieran ser elegidos para vigilar a cierto número de alumnos en su trabajo y trabajar con ellos. De este modo los mismos maestros aprenderán a llevar responsabilidades como coadjutores. Los alumnos capaces debieran ser enseñados también a llevar responsabilidades y a ser colaboradores de los maestros. Todos debieran consultar juntos en cuanto a los mejores métodos de llevar adelante el trabajo.—Joyas de los Testimonios 2:442-445. ECR 300.2

El tiempo es ahora demasiado corto para llevar a cabo aquello que debía haberse hecho en generaciones pasadas. Pero aun en estos últimos días podemos hacer mucho en el sentido de corregir los males existentes en la educación de los jóvenes. Y por cuanto el tiempo es corto, debiéramos estar activos y trabajar celosamente para dar a los jóvenes una educación compatible con nuestra fe. Somos reformadores. Queremos que nuestros hijos estudien de modo que obtengan el mayor beneficio. Para lograr esto, se les ha de proporcionar la ocupación que dé ejercicio a los músculos. La labor diaria y sistemática debiera constituir una parte de la educación de los jóvenes, aun en este último período. Mucho puede lograrse ahora de esta manera. Siguiendo este plan, los alumnos obtendrán amplitud de espíritu y vigor de pensamiento, y en un tiempo dado podrán ejecutar más trabajo mental que lo que podrían estudiando solamente. Y así podrán salir del colegio con constituciones intactas y con fuerza y valor para perseverar en cualquier puesto en que la providencia de Dios los coloque.—Testimonies for the Church 6:179, 180. ECR 300.3

El ejercicio que enseña a la mano a ser útil y disciplina al joven para llevar la parte que le toca de las cargas de la vida, proporciona fuerza física y desarrolla cada facultad. Todos debieran buscar algo que hacer que sea beneficioso para sí mismos y para otros. Dios ordenó el trabajo como una bendición y solamente el obrero diligente halla la verdadera gloria y gozo de la vida. ECR 301.1

El cerebro y los músculos deben utilizarse proporcionalmente si se quiere conservar la salud y el vigor. Los jóvenes pueden entonces aportar al estudio de la Palabra de Dios una percepción sana y nervios bien equilibrados. Tendrán pensamientos saludables y podrán retener las cosas preciosas deducidas de la Palabra. Se asimilarán sus verdades y como resultado tendrán fuerza intelectual para discernir lo que es verdad. Luego, según la ocasión lo requiera, podrán dar, con mansedumbre y con temor, a todo aquel que lo demande, razón de la esperanza que hay en ellos.—Joyas de los Testimonios 2:446. ECR 301.2