La Educación Cristiana

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Capítulo 43—La finca del colegio de avondale

Existen algunas cosas referentes a la disposición y el empleo de las tierras próximas a nuestro colegio y capilla que han sido expuestas ante mí y que, por la instrucción que he recibido, debo presentaros. Hasta hace poco no me sentí en libertad para hablar de ellas y aun ahora no me atrevo a revelarlo todo, debido a que nuestro pueblo no está preparado todavía para comprender todo lo que en la providencia de Dios se desarrollará en Avondale. ECR 302.1

En visiones de la noche algunas cosas me fueron presentadas claramente. Había personas que escogían parcelas de tierra cercanas a la escuela, en las que se proponían edificar casas y establecer hogares. Pero Uno se puso en medio de nosotros y dijo: “Estáis cometiendo una gran equivocación, la cual tendréis que lamentar.” Este terreno no tiene que ser ocupado con edificios, excepto en lo tocante a proveer las comodidades necesarias para los maestros y alumnos de la escuela. El terreno que rodea la escuela tiene que ser reservado como hacienda de la escuela. Tiene que convertirse en una parábola viva para los estudiantes, quienes no han de considerar el terreno de la escuela como cosa común, sino como un libro de texto abierto ante ellos y que el Señor quiere que estudien. Sus lecciones impartirán conocimiento con respecto a la cultura del alma. ECR 302.2

“Si consentís en que el terreno próximo a la escuela sea ocupado por domicilios privados y luego os véis obligados a escoger para el cultivo otro terreno distante de la escuela, será una gran equivocación, que siempre lamentaréis.” Todo el terreno próximo al edificio ha de considerarse como labranza de la escuela, donde los alumnos puedan educarse bajo directores bien preparados. Los jóvenes que asistan a nuestras escuelas necesitarán todo el terreno cercano. Han de poner en él plantas de adorno y árboles frutales y cultivar la huerta. ECR 302.3

“La finca de la escuela ha de considerarse como un libro de texto de la naturaleza, del cual los maestros saquen lecciones prácticas. Se ha de enseñar a nuestros alumnos que Cristo, quien creó el mundo y todas las cosas que hay en él, es la vida y la luz de cada cosa viviente. La vida de cada niño y joven dispuesto a aprovechar las oportunidades de recibir una educación apropiada, será grata y feliz, mientras estén en la escuela, por las cosas sobre las cuales se posen sus ojos”. ECR 303.1