Testimonios para la Iglesia, Tomo 7

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Un fondo para los obreros

Se debe instituir un fondo para los obreros que no pueden continuar trabajando. No podemos presentarnos sin culpa delante de Dios a menos que realicemos todo esfuerzo razonable acerca de este asunto, y que lo hagamos sin demora. Algunos no verán la necesidad de esta medida, pero su oposición no debería ejercer ninguna influencia sobre nosotros. Los que en su corazón determinan estar bien y actuar correctamente deberían avanzar resueltamente hacia la realización de esta buena obra, porque es una obra que Dios requiere que sea hecha. Hay muchos que se sienten cómodos, y que han postergado la obra de hacer bien con lo que poseen; ¿pero debería continuar esta situación? ¿Hemos de amar tanto el dinero que lo enterraremos en la tierra? 7TPI 279.1

Dios solicita la colaboración de todos en la realización de esta empresa. Los ricos deberían dar de su abundancia; pero si dan de mala gana, deseando guardar cada dólar para invertirlo en alguna empresa mundanal, no recibirán ninguna recompensa. 7TPI 279.2

A la vista de Dios la ofrenda humilde de la clase más pobre no es inferior a las grandes ofrendas de los más pudientes. El Señor agregará su bendición al donativo, fructificando su misión de amor en consonancia con la alegría sincera con la cual ha sido dado. Los centavos de todas las fuentes deberían ser atesorados cuidadosamente. 7TPI 279.3

Ahora se necesita el fuego de la juventud. Deberían desechar la vanidad y restringir sus antojos. Quisiera instarlos a ellos y a todo nuestro pueblo acerca de que el dinero que se invierte en cosas innecesarias sea dedicado a un propósito más elevado y más santo. Hagan cuanto puedan para crear un fondo destinado a los ministros ancianos, agotados a causa del trabajo y la preocupación constantes. Consagren todo lo que tienen al Señor. No usen su dinero para gratificar el yo. Colóquenlo en la tesorería del Señor. No permitan que el dinero salga de sus manos meramente para gratificar los deseos de otros o los suyos. Al hacer sus gastos tomen en cuenta que están manejando el dinero del Señor y que deben rendirle cuenta acerca de la forma como lo han gastado. 7TPI 279.4

Insto a los ancianos, que ya están por desconectarse de esta vida, a que dispongan correctamente de los bienes del Señor antes de dormir en Jesús. Recuerden que son mayordomos de Dios. Devuélvanle al Señor lo que es suyo mientras vivan. No dejen de atender este asunto mientras todavía tienen uso de razón. A medida que entramos en edad, tenemos el deber de colocar nuestros medios a la disposición de los instrumentos que Dios ha establecido. Satanás está utilizando toda clase de estratagemas con el fin de desviar de la causa del Señor los medios que tanto se necesitan. Muchos están comprometiendo el talento de sus medios en empresas mundanales, cuando la causa de Dios necesita cada dólar para la promoción de su verdad y la glorificación de su nombre. Pregunto: ¿no hemos de hacernos tesoros en los cielos, en arcas que no envejecen? Quisiera instar especialmente a los ancianos que pronto realizarán una disposición de sus medios, a que tomen en cuenta a los que han ministrado fielmente en palabra y doctrina. Depositen sus medios allí donde puedan ser invertidos en la causa de Dios, en caso de que fallen la salud y la vida. De ese modo se podrán depositar de tal manera que constantemente produzcan intereses. 7TPI 280.1

Amonesto a la iglesia como conjunto, e individualmente a cada uno de sus miembros, a que le devuelvan a Dios con intereses los medios que les ha confiado. De esta forma se harán un tesoro en el cielo. Que sus corazones sean leales a Jesús. Aunque sientan que son el más insignificante de todos los santos, de todos modos son miembros del cuerpo de Cristo, y mediante él están identificados con todos sus agentes humanos y con la excelencia y el poder de las inteligencias celestiales. Ninguno de nosotros vive nada más que para sí. A cada uno se le ha asignado un puesto del deber, no para sus propios intereses egoístas y mezquinos, sino para que la influencia de cada uno contribuya a la fortaleza de todos. Si realmente creyéramos que individualmente somos un espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres, ¿no manifestaríamos como iglesia un espíritu muy diferente del que ahora manifestamos? ¿No seríamos una iglesia viva y trabajadora? 7TPI 280.2

Se deberían mantener fluyendo constantemente las pequeñas y grandes corrientes de beneficencia. La providencia de Dios va muy por delante de nosotros, avanzando mucho más rápidamente que nuestras liberalidades. El camino del progreso y la edificación de la causa de Dios está bloqueado por el egoísmo, el orgullo, la codicia, la extravagancia y el amor a la ostentación. A toda la iglesia se le ha encomendado la solemne responsabilidad de elevar cada rama de la obra. Si sus miembros siguen a Cristo, se negarán a ceder ante las inclinaciones de la ostentación, el amor al vestido, el deseo de casas elegantes y de muebles costosos. Se debe cultivar una humildad mucho mayor, una diferenciación más notable con el mundo, entre los adventistas del séptimo día, de lo contrario Dios no nos aceptará, a pesar de la posición que ocupemos o del carácter de la obra que realicemos. La economía y la abnegación les proporcionarán a muchos que viven en circunstancias moderadas los medios necesarios para realizar obras de benevolencia. Todos tenernos el deber de aprender de Cristo, a caminar humildemente por el sendero abnegado que recorrió la Majestad del cielo. Toda la vida cristiana debería caracterizarse por un renunciamiento tal que nos disponga a responder cada vez que se hace un llamado en demanda de ayuda. 7TPI 281.1

Durante tanto tiempo como Satanás trabaje con energía incesante para destruir a las almas, mientras persista la necesidad de obreros en cualquier parte del amplio campo de cosecha, persistirán también los pedidos de contribuciones para sostener la obra de Dios en alguno de sus muchos aspectos. Al suplir una necesidad con ello hacemos campo para que podamos suplir otra de carácter similar. El renunciamiento que se requiere para la obtención de fondos con el fin de invertirlos en los proyectos que Dios considera más valiosos, desarrollará en nosotros la clase de hábitos y de carácter que nos ganarán las palabras de aprobación: “Bien hecho”, y nos harán idóneos para morar eternamente en la presencia de Aquel que se hizo pobre por nuestro bien, para que nosotros, mediante su pobreza, pudiéramos ser herederos de las riquezas eternas. 7TPI 281.2

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Los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad corren el peligro de ser aplastados por las muchas cargas que sostienen, pero el Señor no impone a nadie una carga demasiado pesada para que la pueda llevar. El examina cada peso antes de permitirle descansar sobre los corazones de sus colaboradores. El amante Padre celestial dice a cada uno de sus obreros: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”. Salmos 55:22. Crea cada uno de los que llevan responsabilidades, que el Señor echará sobre sí cada carga, sea ésta grande o pequeña. 7TPI 282.1

Jesús consiente en llevar nuestras cargas sólo cuando confiamos en él. El nos invita: “Acudan a mí todos los que están cansados y cargados; dénme sus cargas; confíen en que yo realizaré la obra que le resulte imposible hacer al agente humano”. Confíen en él. La ansiedad es ciega y es incapaz de discernir el futuro. Pero Jesús conoce el fin desde el principio, y en cada dificultad él tiene aparejada la forma de traer el socorro. Si moramos en Cristo podemos hacer todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece. 7TPI 282.2

A veces las cosas van mal por causa de los obreros no consagrados. Usted puede llorar a causa de los resultados de las acciones equivocadas de los demás, pero no se preocupe. La obra se encuentra bajo la supervisión del Maestro bendito. Todo lo que él requiere es que los obreros vengan a él a pedirle órdenes, y que obedezcan sus instrucciones. Todos los aspectos de su obra, nuestras iglesias, misiones, escuelas sabáticas e instituciones, están sobre su corazón. ¿Por qué preocuparse? El intenso deseo de ver a la iglesia rebosante de vida debe estar templado por la confianza total en Dios; porque “sin mí -dijo el gran Portador de cargas- nada podéis hacer”. “Síganme a mí”. El es el guía; a nosotros nos toca seguirlo. 7TPI 282.3

Que nadie abuse de las facultades que Dios le ha dado, en un esfuerzo por hacer adelantar más rápidamente la obra del Señor. El poder del hombre no puede hacer que la obra progrese; el poder de las inteligencias celestiales debe unirse con el esfuerzo humano. Sólo así se puede perfeccionar la obra de Dios. El hombre no puede realizar la parte de la obra que a Dios le corresponde. Un Pablo puede plantar la semilla y un Apolos regarla, pero Dios es quien le da el crecimiento. El hombre debe colaborar con los agentes divinos con toda sencillez y mansedumbre, haciendo siempre lo mejor que puede, pero manteniendo siempre presente el hecho de que Dios es el obrero Maestro. No debe llenarse de confianza propia, porque al hacerlo agotará las reservas de su fuerza y destruirá sus facultades mentales y físicas. Aunque se eliminara a todos los obreros que actualmente llevan las responsabilidades más pesadas, la obra de Dios continuaría progresando. Entonces, permitamos que la razón temple nuestro celo por el trabajo; abandonemos nuestros esfuerzos por lograr aquello que sólo el Señor puede realizar. 7TPI 282.4