Reina Valera 1989
Salmos 55
1 (Al músico principal. Con Neguinot. Masquil de David) Atiende, oh Dios, mi oración; no te escondas ante mi súplica.
2 Escúchame y respóndeme. En mi pensar estoy deprimido y turbado
3 por la voz del enemigo, por la presión de los impíos que me inculpan de iniquidad y me odian con furor.
4 Mi corazón se estremece dentro de mí; terrores de muerte me han caído encima.
5 Temor y temblor me han sobrevenido, y me cubre el espanto.
6 Dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo.
7 Ciertamente huiría lejos y pasaría las noches en el desierto. (Selah)
8 Me apresuraría a buscar refugio del viento tempestuoso, de la tempestad.
9 Destrúyelos, oh Señor, y confunde sus lenguas; porque violencia y rencilla he visto en la ciudad.
10 Día y noche hacen rondas sobre sus muros, y la maldad y el abuso están adentro.
11 Agravio hay en medio de ella; el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
12 Si un enemigo me hubiera afrentado, yo lo habría soportado. Si el que me aborrece se hubiera levantado contra mí, yo me habría ocultado de él.
13 Pero fuiste tú, un hombre igual a mí, mi compañero, mi íntimo amigo;
14 que juntos compartíamos dulcemente los secretos, y con afecto nos paseábamos en la casa de Dios.
15 Que la muerte los sorprenda y desciendan vivos al Seol. Porque el mal está en sus moradas, instalado en medio de ellos.
16 No obstante, yo clamaré a Dios, y Jehovah me salvará.
17 Al anochecer, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré; y él oirá mi voz.
18 Ha rescatado en paz mi alma de la guerra que han desatado en contra de mí, aunque son muchos los que han estado contra mí.
19 Dios oirá, y luego los humillará: ¡El, que permanece desde la antigüedad! (Selah) Porque no cambian de actitud ni temen a Dios.
20 Más bien, aquél extiende sus manos contra sus propios aliados, y viola su pacto.
21 Ellos ablandan su boca más que mantequilla, pero en su corazón hay contienda. Suavizan sus palabras más que el aceite, pero son como espadas desenvainadas.
22 Echa tu carga sobre Jehovah, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo.
23 Tú, oh Dios, harás descender a aquéllos al pozo de la destrucción. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días, pero yo confiaré en ti.