Nuestros sanatorios, un refugio para los obreros
A menudo estos ministros necesitan cuidados y tratamientos especiales. Nuestros sanatorios deberían constituir un refugio para los tales y para todos nuestros obreros gastados que necesitan descanso. Se les deberían proveer cuartos donde descansar y experimentar un cambio, sin que tengan que sufrir la continua ansiedad de cómo han de sufragar los gastos. Cuando los discípulos estaban agotados con el trabajo, Cristo les dijo: “Venid vosotros aparte... y descansad un poco” Marcos 6:31. Hoy el Señor quisiera que se hagan arreglos para que sus siervos tengan la oportunidad de descansar y recuperar sus fuerzas. Nuestros sanatorios deben abrir sus puertas a nuestros laboriosos ministros, que han hecho todo lo que estaba de su parte por recolectar fondos para la construcción y el sostenimiento de estas instituciones, y toda vez que tengan necesidad de disfrutar de las ventajas que se ofrecen en ellos, debería invitárselos a sentirse en casa.
7TPI 277.2
En ningún momento se les debe cobrar a estos obreros un precio elevado por el cuarto y la comida, ni tampoco se los debe considerar como mendigos, ni en ningún sentido deben hacerlos sentir de ese modo aquellos que les ofrecen su hospitalidad. La manifestación de liberalidad en el uso de los medios que Dios ha provisto para sus siervos agotados y sobrecargados constituye una obra médica genuina a su vista. Los obreros de Dios están unidos a él, y cuando se los recibe hay que recordar que se recibe a Cristo en la persona de sus mensajeros. El así lo requiere, y se siente deshonrado y ofendido cuando se los trata con indiferencia o se los mira en menos o con egoísmo. La bendición de Dios no descansará nunca sobre el trato mezquino que se tenga con sus escogidos. Entre los miembros de la fraternidad médica no siempre ha existido la fina percepción que se necesita para discernir estos asuntos. Algunos no los han visto como debieran. Que el Señor santifique la percepción de los que están a cargo de nuestras instituciones, para que puedan saber quiénes deben disfrutar de su simpatía y cuidado.
7TPI 277.3
El departamento de la causa para el cual ha trabajado el obrero que ahora está agotado, debería demostrar aprecio por su labor ayudándole en el tiempo de su necesidad, compartiendo ampliamente con el sanatorio la carga de los gastos.
7TPI 278.1
Algunos obreros están en condiciones de apartar sistemáticamente una porción de su sueldo, y esto debería hacerse, si fuera posible, con el fin de hacerle frente a alguna emergencia; pero aun éstos deberían ser recibidos como una bendición por el sanatorio. Pero la mayoría de nuestros obreros tienen obligaciones múltiples y grandes que atender. A cada paso, cuando se necesitan recursos, se les pide que hagan algo, que den el ejemplo, para que su influencia estimule a otros a ser liberales de modo que la causa de Dios avance. Experimentan un deseo tan intenso de plantar el estandarte en nuevos campos que muchos hasta piden dinero prestado para ayudar en diversas empresas. No han dado quejándose, sino que han considerado que tenían el privilegio de trabajar por el adelanto de la verdad. Al responder de esa manera a los pedidos de dinero, a menudo han quedado con muy poco excedente.
7TPI 278.2
El Señor ha mantenido un registro exacto de su liberalidad por la causa. El conoce la excelencia del trabajo que han realizado, una obra de la cual los obreros jóvenes no tienen siquiera un concepto. El ha estado consciente de todas las privaciones que han pasado y de la abnegación que han manifestado. Ha anotado las circunstancias de cada uno de estos casos. Todo está escrito en los libros. Estos obreros constituyen un espectáculo delante del mundo, delante de los ángeles y delante de los hombres, y son una lección objetiva que sirve para probar la sinceridad de nuestros principios religiosos. El Señor desea que nuestro pueblo comprenda que los pioneros de esta causa merecen todo lo que nuestras instituciones puedan hacer por ellos. Dios desea que comprendamos que los que han envejecido en su servicio merecen nuestro amor, nuestro honor y nuestro respeto más profundo.
7TPI 278.3
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7TPI
Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
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