Testimonios para la Iglesia, Tomo 7

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Un llamamiento de la raza de color

El Señor ha contemplado con tristeza el cuadro más digno de compasión: la esclavitud de la raza de color. En la obra que realicemos en favor de ellos, él desea que recordemos su liberación providencial de la esclavitud, el parentesco que tenemos con ellos por creación y redención, y su derecho de gozar de las bendiciones de la libertad. 7TPI 213.1

En una visión nocturna de hace algún tiempo me parecía estar en una reunión donde se discutía el trabajo en los estados del Sur. Un grupo de personas de color inteligentes preguntaba: “¿No tiene Dios un mensaje para la gente de color del Sur? ¿Acaso no tienen ellos un alma que salvar? ¿No los abarca a ellos también el nuevo pacto? Si el Señor regresa pronto, ¿no es tiempo de que hagamos algo por los campos del Sur? 7TPI 213.2

“No cuestionamos la necesidad de las misiones en las tierras extranjeras -se dijo-. Pero sí ponemos en tela de juicio el derecho que tengan los que pretenden poseer la verdad presente de pasar por alto a millones de seres humanos en su propio país, muchos de los cuales son tan ignorantes como los paganos. ¿Por qué se hace tan poco en favor de la raza de color en el Sur, donde hay tanta ignorancia y destitución, y una necesidad tan grande de que se les enseñe que Cristo es el Creador y Redentor? ¿Cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Cómo podrán oír sin un predicador? ¿Y cómo podrá nadie predicar a menos que sea enviado? 7TPI 213.3

“Ponemos estos asuntos delante de los que profesan creer la verdad para este tiempo. ¿Qué están haciendo ustedes en favor de la raza de color falta de instrucción? ¿Por qué no tienen un sentido más profundo de las necesidades de los campos del Sur? ¿Acaso no descansa sobre los ministros del Evangelio la responsabilidad de poner en operación un programa educativo para este pueblo? ¿No nos lo enseña, acaso, la comisión del Salvador? ¿Es correcto que los cristianos profesos se mantengan apartados de esta obra, permitiendo que sólo algunos lleven la carga? Entre todos sus planes de trabajo médico misionero y de obra misionera extranjera, ¿no les ha dado Dios un mensaje para nosotros?” 7TPI 213.4

Entonces se puso de pie Uno que tiene autoridad, y requirió de todos que prestasen atención a las instrucciones que el Señor ha dado con referencia a la obra en el Sur. Les dijo: “Se debería realizar mucha obra evangelística en el Sur. Debería haber cien obreros donde actualmente hay sólo uno. 7TPI 214.1

“Que el pueblo de Dios despierte. ¿Piensan ustedes que el Señor ha de bendecir a quienes no sienten ninguna responsabilidad por esta tarea, y que permiten que se bloquee el camino de su progreso?” 7TPI 214.2

Una profunda emoción se manifestó cuando se escucharon estas palabras. Algunos se ofrecieron como misioneros, mientras que otros permanecieron sentados en silencio, aparentemente sin interesarse en el tema. 7TPI 214.3

Entonces se hablaron estas palabras: “El Sur es un campo muy poco promisorio; ¡pero cuán diferente sería si después que la raza de color fue emancipada, hubiera habido hombres y mujeres que trabajaran en favor de ellos como los cristianos deben trabajar, enseñándoles a valerse por sí solos!” 7TPI 214.4

El estado en que se encuentra la gente de color actualmente en el Sur no es más descorazonador que la condición en que se hallaba el mundo cuando Cristo abandonó el cielo para venir en su ayuda. Él vio a la humanidad hundida en la miseria y el pecado. Vio a los hombres y mujeres depravados y degradados y que acariciaban los vicios más detestables. Los ángeles se maravillaban de que Cristo emprendiera lo que para ellos era la tarea más desesperada. Se maravillaban de que Dios tolerara a una raza tan pecadora. No podían ver cabida para el amor. Pero “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. 7TPI 214.5

Cristo vino a esta tierra trayendo un mensaje de misericordia y perdón. Colocó los fundamentos para una religión en la cual judíos y gentiles, negros y blancos, libres y siervos, estuvieran unidos por una hermandad común, reconocidos como iguales a la vista de Dios. El Salvador ama a cada ser humano con un amor ilimitado. Ve capacidad de mejoramiento en cada uno. Con energía y esperanza divina les da la bienvenida a aquellos por quienes ha dado su vida. Con la fuerza de él pueden vivir una vida rica en buenos frutos, llena del poder del Espíritu. 7TPI 214.6