Testimonios para la Iglesia, Tomo 7

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Una apelación en favor de la raza de color

La proclamación emancipadora de los esclavos de los estados del Sur abrió algunas puertas por las cuales deberían haber entrado los obreros cristianos para relatar la historia del amor de Dios. En este campo había preciosas joyas que los obreros del Señor deberían haber buscado como a tesoro escondido. Pero aunque la gente de color ha sido libertada de la esclavitud política, hay muchos de ellos que todavía son esclavos de la ignorancia y el pecado. Muchos se encuentran terriblemente degradados. ¿No ha de llegar a ellos ningún mensaje de amonestación? Si aquellos a quienes Dios ha concedido gran luz y muchas oportunidades hubieran realizado el trabajo como él desea, hoy habría monumentos establecidos por todo el campo del sur: iglesias, sanatorios, escuelas. Hombres y mujeres de todas las clases sociales habrían sido llamados a la fiesta del Evangelio. 7TPI 211.3

El Señor se aflige ante el infortunio de los campos del Sur. Cristo ha llorado ante el espectáculo de esta desgracia. Los ángeles han callado la música de sus arpas al observar a un pueblo que, a causa de su esclavitud pasada, es incapaz de hacer algo por sí mismo. Sin embargo, aquellos en cuyas manos Dios ha colocado la antorcha de la verdad, encendida en el altar divino, no han comprendido que sobre ellos descansa la responsabilidad de llevar la luz a este campo oscurecido por el pecado. Hay algunos que han dado la espalda a la tarea de rescatar a los oprimidos y degradados, y han rehusado ayudar a los desvalidos. Que los siervos de Cristo comiencen inmediatamente a redimir su negligencia, para que se pueda borrar de su registro esta mancha oscura. 7TPI 212.1

La condición actual de los campos del Sur es una deshonra para el Redentor. Pero, ¿nos inducirá por ventura a pensar que es imposible cumplir con la comisión dada por Cristo a sus discípulos cuando les dijo que predicaran el Evangelio a todas las naciones? ¡No, no! Cristo tiene poder para que su comisión sea cumplida. Es enteramente capaz de realizar la obra que se le ha encomendado. En el desierto se enfrentó con las más poderosas tentaciones que el enemigo le pudo presentar y las venció, armado solamente con un “escrito está”. Con ello demostró el poder de su palabra. Es el pueblo de Dios quien ha fallado. Una prueba de que su Palabra no ha ejercido el poder que debería haber tenido sobre los corazones es la condición en que se encuentra el mundo actual. Pero este estado de cosas se ha producido porque los hombres han decidido desobedecer, y no porque la Palabra tenga menos poder. 7TPI 212.2