Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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Cada cual con su trabajo

A cada renglón de la obra de Dios ha de dársele el debido reconocimiento. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo...” Efesios 4:11, 12. Este pasaje de las Escrituras demuestra que se necesitan diferentes clases de obreros, diferentes instrumentos. A nadie se le exige hacer la obra de otro aunque no esté capacitado para hacerla. Un hombre pensará que el puesto que ocupa le da autoridad para dictarles a otros obreros lo que deben hacer, pero la cosa no es así. Como desconoce la obra de ellos, ensancharía donde debiera reducir, y reduciría donde debiera ensanchar, debido a que está limitado a ver solamente la porción de la viña en la cual trabaja. 8TPI 182.3

Vivid para Dios. Haced la enseñanza del Salvador parte de vuestra vida. Una luz clara y brillante iluminará vuestro camino. Recibiréis la unción de lo alto y seréis protegidos de cometer graves errores. No os concentréis de tal manera en la obra que estáis haciendo en un rincón de la viña del Señor que no podáis apreciar la obra que otros hacen en otras porciones de la misma. Es posible que ellos estén fielmente cultivando sus talentos para devolverlos a Dios en doble medida. Que cada hombre atienda bien su trabajo, asegurándose de que esté cabalmente hecho, sin mancha ni arruga que dañen su perfección. Entonces, dejad que Dios sea el que diga: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. Mateo 25:23. 8TPI 183.1