Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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La causa de la escasez en la iglesia

Todo aquel que acepte tomar parte en la obra para este tiempo debería sentir la solemne responsabilidad que descansa sobre sus hombros. Estamos trabajando para la eternidad. Si comemos el pan que descendió del cielo, seremos semejantes a Cristo en espíritu y en carácter. Estamos viviendo en una era cuando no debe existir el ocio espiritual. Toda alma debe estar llena de la corriente de vida celestial. A menudo surge la pregunta: “¿Cuál es la causa de la escasez de poder espiritual dentro de la iglesia? La respuesta ha sido dada: “Los miembros permiten que sus mentes se aparten de la palabra de Dios”. Físicamente, somos lo que comemos: y de igual manera, la naturaleza de nuestra espiritualidad la determina el alimento que le proveemos a la mente. Hemos de darle a la mente y al corazón la nutrición apropiada comiendo la carne y bebiendo la sangre del Hijo de Dios. 8TPI 181.4

Cristo declara: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna... Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo... El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne, y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí”. Juan 6:47-57. 8TPI 182.1

Debemos permanecer en Cristo, y Cristo en nosotros “por que nosotros somos colaboradores de Dios”. 1 Corintios 3:9. La labor del cristiano es individual. Que los obreros de Dios se dejen de buscar faltas, lo cual es pecado. Que procuren mejorarse ellos mismos de la misma manera cómo piensan que otros deben mejorar. Es su prerrogativa vivir en Cristo al comer el pan de vida. Los que así lo hagan, disfrutarán de una experiencia saludable de crecimiento, y la justicia de Dios irá enfrente de ellos mientras hacen la obra estipulada en el capítulo cincuenta y ocho de Isaías. 8TPI 182.2