Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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La causa de Dios no cambia

No ha de efectuarse ningún cambio en las características generales de la causa de Dios. Ella ha de sobresalir tan clara y distintamente como la profecía la ha delineado. No hemos de entrar en confederación con el mundo, suponiendo que si lo hacemos ganaremos más terreno. Hermano mío, si usted entorpece el avance de la obra que está siguiendo el rumbo que Dios ha señalado, lo desagradará en gran manera. El mensaje de advertencia ha de ser dado, y después que haya hecho usted su parte en la obra fielmente, no debe servirles de estorbo a otros de los siervos de Dios impidiéndoles que salgan a hacer la obra que deben hacer. El trabajo en favor de los degradados y caídos no ha de convertirse en la principal y más importante línea de trabajo. Esta obra ha de combinarse con la obra de instrucción en las iglesias. Nuestro pueblo debe recibir instrucción acerca de cómo auxiliar a las personas necesitadas y marginadas. 8TPI 172.1

Ninguno de los aspectos de nuestra fe que nos ha hecho lo que somos ha de aminorarse. Tenemos los antiguos hitos de la verdad, la experiencia y el deber, y hemos de mantenernos firmes en la defensa de nuestros principios delante del mundo. Con corazones llenos de interés y solicitud, hemos de extender la invitación a los que están en los caminos y vallados. Es preciso que se haga la obra médica misionera. Pero ésta es solamente una parte de la obra que ha de hacerse, y no exclusivamente todo lo que hay que hacer. En relación con la obra de Dios ella debe ser lo que es la mano para el cuerpo. Puede ser que haya personas indignas relacionadas con este ministerio; no obstante, nadie puede ignorar este ministerio sin ignorar a Dios. 8TPI 172.2