Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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La recompensa de un estudio fiel de la palabra

Cristo y su Palabra están en perfecta armonía. Recibidos y obedecidos, abren una senda segura para los pies de todos los que estén dispuestos a andar en la luz como Cristo es la luz. Si el pueblo de Dios apreciara su Palabra, tendríamos un cielo en la iglesia aquí en la tierra. Los cristianos tendrían avidez y hambre por escudriñar la Palabra. Anhelarían tener tiempo para comparar pasaje con pasaje, y para meditar en la Palabra. Anhelarían más la luz de la Palabra que el diario de la mañana, las revistas o las novelas. Su mayor deseo sería comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Y como resultado, su vida se conformaría a los principios y las promesas de la Palabra. Sus instrucciones serían para ellos como las hojas del árbol de la vida. Sería en ellos una fuente de aguas, que brotaría para vida eterna. Los raudales refrigerantes de la gracia renovarían la vida del alma, haciéndole olvidar todo afán y cansancio. Se sentirían fortalecidos y animados por las palabras de la inspiración. 8TPI 205.2

Los ministros serían inspirados por una fe divina. Sus oraciones se caracterizarían por el fervor, estarían henchidos de la seguridad de la verdad. Olvidarían el cansancio en la luz del cielo. La verdad se entretejería con su vida y sus principios celestiales serían como una corriente fresca capaz de satisfacer constantemente el alma. 8TPI 205.3

La filosofía del Señor es la norma que rige la vida del cristiano. Todo el ser se compenetra de los principios vivificantes del cielo. Las actividades inútiles que consumen el tiempo de tantas personas se reducen a su debida condición frente a una piedad bíblica sana y santificadora. 8TPI 206.1

La Biblia, y únicamente la Biblia, puede producir este buen resultado. Es la sabiduría y el poder de Dios, y obra con todo poder en el corazón receptivo. ¡Oh qué alturas podríamos alcanzar si conformáramos nuestra voluntad a la de Dios! El poder de Dios es lo que necesitamos dondequiera que estemos. La frivolidad que estorba a la iglesia es lo que la hace débil e indiferente. El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo están procurando y anhelando tener conductos por los cuales puedan comunicar al mundo los principios divinos de la verdad. 8TPI 206.2

Pueden aparecer luces artificiales, que aseveren provenir del cielo, pero no pueden resplandecer como la estrella de la santidad, de brillo celestial, para guiar los pies del peregrino y extranjero hasta la ciudad de Dios. Las luces falsas ocuparán el lugar de la verdadera, y muchas almas serán engañadas por un tiempo. Dios no permita que así sea con nosotros. La luz verdadera brilla ahora e iluminará las almas cuyas ventanas se abren hacia el cielo. 8TPI 206.3