Testimonios para la Iglesia, Tomo 9

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El sostén del evangelio

El Señor ha hecho depender la proclamación del Evangelio de la obra y los dones voluntarios de todo su pueblo. El que anuncia el mensaje de misericordia a los hombres caídos también tiene otra obra: presentar al pueblo el deber de sostener con sus recursos la obra de Dios. Debe enseñarles que una parte de sus entradas pertenece a Dios y debe dedicarse a su obra como algo sagrado. Debiera presentar esta lección mediante la palabra y el ejemplo; debiera cuidar de no debilitar la fuerza de su enseñanza a causa de su propio comportamiento. 9TPI 198.3

Lo que ha sido separado de acuerdo con las Escrituras porque pertenece al Señor constituye la ganancia del Evangelio, de modo que ya no nos pertenece. La persona que toma de la tesorería de Dios con el fin de servirse a sí mismo o para servir a otros en sus negocios seculares, comete un sacrilegio. Algunos han cometido la falta de desviar del altar de Dios lo que le había sido dedicado en forma especial. Todos debieran considerar este asunto en la debida luz. Que nadie, cuando se encuentra en necesidad, tome dinero que ha sido dedicado a un propósito religioso, para usarlo con fines personales, ni tranquilice su conciencia diciéndose que lo pagará en el futuro. Es mejor que disminuya sus gastos hasta emparejarlos con sus entradas, que restrinja sus necesidades y viva dentro de sus recursos, que emplear el dinero del Señor en propósitos seculares. 9TPI 198.4