Obreros Evangélicos

222/234

La consideración hacia los que llevan cargas

Muchos son los que han llevado tan pocas cargas, cuyos corazones han conocido tan poca angustia verdadera, que han sentido poca perplejidad y pesar por otros, que no pueden comprender la obra del que lleva verdaderas cargas. No son más capaces de apreciar éstas que lo que puede el niño comprender las congojas y trabajos de su abrumado padre. El niño puede admirarse de los temores y perplejidades de su padre. Le parecen inútiles. Pero cuando se hayan añadido años de experiencia a su vida, cuando él mismo llega a llevar su carga, mirará hacia atrás, hacia la vida de su padre, y comprenderá lo que le era una vez incomprensible. La amarga experiencia le habrá dado saber. OE 487.3

La vida de más de una persona que lleva cargas no es comprendida, sus labores no son apreciadas, hasta que la muerte la lleva. Cuando otros asumen las cargas que hubo de dejar, y hacen frente a las dificultades que ella encontraba, pueden comprender cómo fueron puestos a prueba su valor y su fe. A menudo pierden entonces de vista los errores que estuvieron tan listos para censurar. La experiencia les enseña a tener simpatía. Dios permite a los hombres ocupar puestos de responsabilidad. Cuando ellos yerran, él tiene poder para corregirlos o trasladarlos. Debemos cuidar de no tomar en nuestras manos la obra de juzgar, que pertenece a Dios.... OE 488.1

El Salvador nos ordena: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir.”1 Recordad que pronto pasará en revista delante de Dios el registro de vuestra vida. Recordad también que él dijo: “Eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: ... porque lo mismo haces, tú que juzgas.”2 OE 488.2