Obreros Evangélicos

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Los ministros y los asuntos comerciales

He recibido instrucciones acerca de lo importante que es que nuestros ministros se mantengan libres de las responsabilidades que deben ser llevadas mayormente por hombres de negocios. De noche, me vi en una asamblea integrada por unos cuantos de nuestros hermanos que llevan la carga de la obra. Estaban muy perplejos acerca de asuntos pecuniarios y estaban consultando acerca de cómo se podía llevar la obra a cabo con éxito. Algunos pensaban que se podría limitar el número de obreros, y obtener, sin embargo, todos los resultados esenciales. Uno de los hermanos que ocupaba una posición de responsabilidad estaba explicando sus planes, y expresando lo que deseaba ver hecho. Varios otros presentaron asuntos para que se considerasen. Entonces se levantó Uno que tenía dignidad y autoridad y empezó a declarar los principios que debieran dirigirnos. Dijo a varios predicadores: OE 436.1

“Vuestra obra no consiste en la dirección de asuntos financieros. No es prudente que lo emprendáis. Dios tiene cargas para vosotros, pero si seguís ramos de obra a los cuales no os habéis adaptado, vuestros esfuerzos para presentar la Palabra resultarán infructuosos. Esto os ocasionará un desaliento que os descalificará para la misma obra que debierais hacer,—una obra que requiere cuidadoso y sano discernimiento y juicio abnegado.” OE 436.2

Los que están dedicados a escribir y hablar la Palabra deben asistir a menos reuniones de junta. Deben confiar muchos asuntos de menor importancia a hombres de capacidad comercial, y deben evitar de hallarse constantemente en una tensión que despoja su mente de su vigor natural. Deben dedicar mucho más atención a la conservación de la salud física; porque el vigor de la mente depende mayormente del vigor del cuerpo. Los debidos períodos de sueño y descanso, y una abundancia de ejercicio físico son esenciales para la salud del cuerpo y de la mente. El privar a la naturaleza de sus horas de descanso y recuperación, dejando a un hombre hacer el trabajo de cuatro, o de tres, o aun de dos, resultará en pérdida irreparable. OE 436.3