Mensajes Selectos Tomo 2

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Puede parecer el desarrollo natural de los acontecimientos

Los milagros de Dios no siempre tienen la apariencia exterior de milagros. Con frecuencia se llevan a cabo en una forma que se parece al desarrollo natural de los acontecimientos. Cuando oramos por los enfermos también trabajamos por ellos. Contestamos nuestras propias oraciones utilizando los remedios que hay a nuestro alcance. El agua aplicada con sabiduría constituye un remedio poderoso. Cuando se la usa inteligentemente, se ven resultados favorables. Dios nos ha dado inteligencia, y él desea que utilicemos en la mejor forma posible sus bendiciones destinadas a promover la salud. Pedimos que Dios dé pan a los hambrientos; pero luego debemos actuar como su mano ayudadora para aliviar el hambre. Hemos de utilizar todas las bendiciones que Dios ha colocado a nuestro alcance para librar a los que se encuentran en peligro. 2MS 397.3

Los recursos naturales, utilizados de acuerdo con la voluntad de Dios, producen resultados sobrenaturales. Pedimos un milagro, y el Señor dirige la mente hacia algún remedio sencillo. Pedimos que se nos libre de la pestilencia que anda en la oscuridad y que ataca con tanta violencia en todo el mundo; pero después de eso debemos colaborar con Dios observando los principios que rigen la salud y la vida. Después de hacer todo lo que podemos, debemos seguir pidiendo con fe salud y fuerza. Debemos comer los alimentos que pueden mantener la salud del cuerpo. Dios no nos dice que hará por nosotros lo que podemos hacer por nosotros mismos. Hay que obedecer las leyes naturales. No debemos dejar de hacer nuestra parte. Dios nos dice: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:12, 13. 2MS 397.4

No podemos desentendernos de las leyes de la naturaleza sin pasar por alto las leyes de Dios. No podemos esperar que el Señor haga un milagro en nuestro favor mientras descuidamos los remedios sencillos que él ha provisto para nuestro uso, los cuales, si se los aplica oportunamente y en forma debida, producirán un resultado milagroso. 2MS 398.1

Por lo tanto, orad, creed y trabajad.—Carta 66, 1901. 2MS 398.2