Mensajes Selectos Tomo 2

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43—Curaciones milagrosas*

Una situación delicada

Se han propuesto muchas ideas desorientadoras acerca de la oración por los enfermos. Uno dice: “La persona por quien se ora debe andar por fe, debe dar gloria a Dios y no debe utilizar ningún remedio. Si se encuentra en un hospital, debería salir de él inmediatamente”. 2MS 396.1

Sé que estas ideas son erróneas, y que si se las aceptara conducirían a muchos males. 2MS 396.2

Por otra parte, no quisiera decir nada que pudiera interpretarse como falta de fe en la eficacia de la oración. 2MS 396.3

La senda de la fe se encuentra junto a la senda de la presunción. Satanás siempre procura conducirnos hacia caminos falsos. Sabe que una comprensión errada de lo que constituye la fe confundirá y decepcionará. Se complace cuando puede persuadir a los seres humanos a razonar partiendo de premisas falsas. 2MS 396.4

Puedo orar por los enfermos en una sola forma: “Señor, si está de acuerdo con tu voluntad, si ha de ser para tu gloria y para el bien del enfermo, te rogamos que lo sanes. Que no se haga nuestra voluntad, sino la tuya”. 2MS 396.5

Nehemías no consideró que su deber estaba cumplido una vez que se hubo afligido y que hubo llorado y orado delante del Señor. No se limitó a orar. También trabajó, y unió a la petición el esfuerzo. 2MS 397.1

El empleo juicioso de los remedios racionales no constituye una negación de la fe (Manuscrito 31, 1911). 2MS 397.2