Mensajes Selectos Tomo 2

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Remedios del mundo natural

Tratamientos a base de agua y de hierbas sencillas.—El Señor nos ha enseñado que el empleo del agua es muy eficaz para curar. Estos tratamientos deberían darse hábilmente. Se nos ha instruido para que descartemos el uso de drogas en nuestros tratamientos administrados a los enfermos. Hay hierbas sencillas que pueden emplearse para la restauración de los enfermos, cuyo efecto sobre el organismo es muy diferente del efecto de las drogas que envenenan la sangre y ponen en peligro la vida (Manuscrito 73, 1908 [Manuscrito titulado “Consejos repetidos”]). 2MS 330.2

Como remedios que limpian el organismo.—Cristo nunca sembró la semilla de la muerte en el organismo. Satanás fue quien la sembró cuando tentó a Adán a que comiese del árbol del conocimiento, lo cual significaba desobediencia a Dios. Ninguna planta tóxica fue colocada en el gran huerto del Señor, pero después que Adán y Eva pecaron, comenzaron a surgir hierbas ponzoñosas. En la parábola del sembrador se formuló esta pregunta al padre de familia: “¿No sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?” El padre de familia contestó: “Un enemigo ha hecho esto”. Mateo 13:27, 28. Toda la cizaña es sembrada por el maligno. Toda hierba perniciosa es de su siembra, y mediante sus ingeniosos métodos de cruzamiento ha corrompido la tierra con cizaña. 2MS 330.3

Entonces, ¿continuarán los médicos utilizando las drogas, que dejan un mal mortífero en el organismo y destruyen esa vida que Cristo vino a restaurar? Los remedios de Cristo limpian el organismo. Pero Satanás ha tentado al hombre para que introduzca en el organismo lo que debilita la maquinaria humana, lo que atasca y destruye el delicado y hermoso orden establecido por Dios. Las drogas administradas a los enfermos no restauran sino que destruyen. Las drogas nunca curan. En cambio colocan en el organismo semillas que producen una cosecha amarguísima... 2MS 331.1

Nuestro Salvador es el restaurador de la imagen moral de Dios en el hombre. Ha puesto en el mundo natural remedios para los males humanos, a fin de que sus seguidores tengan vida en abundancia. Podemos descartar con seguridad las mixturas que el hombre ha utilizado en el pasado.* El Señor ha proporcionado antídotos contra las enfermedades por medio de plantas sencillas,** y éstos pueden utilizarse por fe, y sin abdicar por ello de la fe; porque al utilizar las bendiciones provistas por Dios para nuestro beneficio estamos colaborando con él. Podemos emplear el agua, el sol y las hierbas que él ha hecho crecer, a fin de curar las enfermedades producidas por indiscreción o accidente. No manifestamos una falta de fe cuando pedimos a Dios que bendiga sus remedios. La verdadera fe agradecerá a Dios por el conocimiento acerca de cómo utilizar estas preciosas bendiciones en una forma que restaure el vigor mental y físico. 2MS 331.2

El cuerpo debe ser cuidado esmeradamente, y en esto el Señor pide la cooperación de los instrumentos humanos. El hombre puede adquirir conocimiento acerca del tratamiento y el uso del cerebro, de los huesos y los músculos. La mejor experiencia que podamos obtener consiste en conocernos a nosotros mismos (Manuscrito 65, 1899 [Manuscrito General]). 2MS 332.1