Mensajes Selectos Tomo 2

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Otras declaraciones esclarecedoras

¿Ejercen un efecto pernicioso?—No debería introducirse en el cuerpo humano ninguna cosa que ejerza sobre él una influencia perniciosa.—Medical Ministry, 228 [Manuscrito 162, 1897, titulado “How to Conduct Sanitariums”]. 2MS 320.3

Los remedios más sencillos pueden ayudar a la naturaleza sin dejar efectos perniciosos después de su uso.—Carta 82, 1897 [al Dr. J. H. Kellog]. 2MS 320.4

Sustancias que envenenan la sangre.—En nuestros sanatorios propiciamos el uso de remedios sencillos. Desaprobamos el empleo de drogas, porque éstas envenenan el torrente sanguíneo. En estas instituciones deberían darse instrucciones razonables acerca de la alimentación, la bebida, el vestido, y la manera de vivir a fin de mantener la salud.—Counsels on Diet and Foods, 303 [Sermón predicado en Lodi, California, el 9 de mayo de 1908]. 2MS 320.5

No hay que pensar en remediar el desarreglo con la añadidura de una carga de drogas venenosas.—El Ministerio de Curación, 180 (1905). 2MS 321.1

Toda droga perniciosa.—Toda droga perniciosa que se coloca en el estómago, sea por prescripción médica o por la propia determinación, y que violente el organismo humano, perjudica toda la maquinaria.—Manuscrito 3, 1897 [Manuscrito General]. 2MS 321.2

Destruyen las fuerzas vitales.—Las drogas siempre tienen la tendencia a debilitar y destruir las fuerzas vitales.—Medical Ministry, 223 [Manuscrito General titulado “Los sanatorios”; 1887]. 2MS 321.3

Preparaciones tóxicas que producen efectos perjudiciales.—Los siervos de Dios no deberían administrar medicamentos cuando saben que producirán efectos perjudiciales sobre el organismo, aun cuando alivien el sufrimiento momentáneamente. Toda preparación venenosa a base de productos de los reinos vegetal y mineral, introducida en el organismo, ejercerá una influencia maligna, afectará el hígado y los pulmones, y perturbará el organismo en general.—Spiritual Gifts 4a:140 (1864). 2MS 321.4

Consecuencias mortíferas de las drogas venenosas.—Los remedios sencillos de la naturaleza ayudarán a restablecerse sin producir las consecuencias mortíferas que tan a menudo experimentan los que utilizan las drogas venenosas. Estas destruyen la capacidad del paciente para ayudarse a sí mismo. Hay que enseñar a los pacientes a poner en práctica esta facultad aprendiendo a comer alimentos sencillos y saludables, y rehusando recargar el estómago con una variedad de alimentos en una sola comida. Todo esto debería formar parte de la educación de los enfermos. Habría que dar conferencias para enseñar a conservar la salud, a evitar la enfermedad y a reposar cuando el descanso es necesario.—Carta 82, 1908 [A los médicos y al gerente del hospital de Loma Linda]. 2MS 321.5