Reina Valera 1989
Job 8
1 Entonces intervino Bildad el sujita y dijo:
2 —¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán viento impetuoso?
3 ¿Acaso pervertirá Dios el derecho? ¿El Todopoderoso pervertirá la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él, él los entregó en mano de su transgresión.
5 Si con diligencia buscaras a Dios e imploraras la gracia del Todopoderoso,
6 si fueras limpio y recto, ciertamente ahora él velaría por ti y te restauraría la morada que en justicia mereces.
7 Aunque tu comienzo haya sido insignificante, tu porvenir se engrandecerá en gran manera.
8 Pues indaga, por favor, en las generaciones del pasado; investiga lo que sus padres han descubierto.
9 Pues nosotros somos tan sólo de ayer y nada sabemos; nuestros días sobre la tierra son una sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos y te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el papiro donde no hay pantano? ¿Crece el junco sin agua?
12 Y estando aún en su tallo, sin ser cortado, se seca antes que toda hierba.
13 Así son las sendas de todos los que se olvidan de Dios, y la esperanza del impío perecerá.
14 El objeto de su confianza es como tul de verano y aquello en que confía es como tela de araña:
15 Si se apoya sobre su tela, no le sostendrá; si se agarra de ella, no le resistirá.
16 Así es él: Lleno de savia delante del sol, sus retoños sobresalen del huerto.
17 Sus raíces se entretejen sobre un montón de piedras, y vive entre los pedregales.
18 Si alguien intenta arrancarlo de su lugar, éste le niega diciendo: “¡Nunca te he visto!”
19 He aquí, así es el gozo de su camino, y otros brotarán del polvo.
20 He aquí, Dios no rechaza al íntegro ni sostiene la mano de los malhechores.
21 Aún llenará tu boca de risa, y tus labios con grito de júbilo.
22 Los que te aborrecen se vestirán de vergüenza, y la morada de los impíos desaparecerá.