La Historia de la Redención

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Se reprende al tentador

Satanás se regocijó cuando Jesús puso a un lado su poder y su gloria y dejó el cielo. Creyó que el Hijo de Dios quedaba entonces a merced de su poder. La tentación dio tan fáciles resultados con la santa pareja en el Edén, que esperaba que como consecuencia de su poder y su astucia satánica podría derribar inclusive al Hijo de Dios, y que de ese modo podría salvar su propia vida y su reino. Si podía tentar a Jesús a apartarse de la voluntad de su Padre, lograría su propósito. Pero el Señor enfrentó al tentador con esta reprensión: “Vete de mí, Satanás”. Sólo se inclinaría ante su Padre. HR 206.1

Satanás pretendía que el dominio de la tierra le pertenecía, y le sugirió a Jesús que podía evitar todos sus sufrimientos: que no necesitaba morir para obtener los reinos de este mundo; si lo adoraba poseería la tierra y la gloria de reinar sobre ellos. Pero Cristo se mantuvo firme. Sabía que llegaría el momento cuando con su propia vida rescataría el reino usurpado por Satanás, y que después de un tiempo todo el cielo y toda la tierra se someterían a él. Eligió una vida de sufrimiento, más su terrible muerte, como el camino señalado por su Padre para que pudiera llegar a ser el legítimo heredero de los reinos de la tierra que le serían entregados en sus manos como posesión eterna. También Satanás le será entregado para ser destruido por la muerte, para que nunca más pueda molestar a Jesús y a los santos en gloria. HR 206.2