La Historia de la Redención

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Capítulo 21—El pecado de Moisés

Este capítulo está basado en Números 20.

La consegración de Israel se encontró otra vez en medio del desierto, en el mismo lugar donde Dios la probó poco después de su salida de Egipto. El Señor les hizo salir entonces agua de la roca, que continuó fluyendo precisamente hasta el momento cuando ellos llegaron de nuevo junto a ella, y el Señor ordenó que esa fuente viva dejara de fluir, para examinarlos una vez más a fin de ver si soportarían la prueba de su fe o si nuevamente se quejarían de él. HR 168.1

Cuando los hebreos se sintieron sedientos y no pudieron encontrar más agua, se impacientaron, y no recordaron el poder de Dios que les había sacado agua de la roca cerca de cuarenta años antes. En lugar de confiar en el Señor se quejaron de Moisés y Aarón y les dijeron: “¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!” Es decir, deseaban encontrarse entre los que fueron destruidos por la plaga que cayó como resultado de la rebelión de Coré, Datán y Abiram. HR 168.2

Clamaron de este modo en medio de su ira: “¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementeras, de higueras, de viñas y de granadas; ni aún de agua para beber. Y se fueron Moisés y Aarón delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne a la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás agua de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él mandó. HR 168.3