La Historia de la Redención

70/232

Capítulo 19—El santuario terrenal

Este capítulo está basado en Éxodo 25-40.

El tabernaculo fue hecho de acuerdo con el mandamiento de Dios. El Señor suscitó hombres y los habilitó con facultades sobrenaturales para llevar a cabo una obra sumamente ingeniosa. No se permitió que ni Moisés ni sus obreros planificaran la forma ni los métodos de construcción del edificio. Dios mismo trazó el plano y se lo dio a Moisés, con indicaciones definidas en cuanto a su tamaño y sus formas, y los materiales que debían emplearse en la construcción, y especificó cada mueble que se colocaría en él. Le presentó un patrón en miniatura del santuario celestial, y le ordenó que hiciera todo de acuerdo con el modelo que se le había mostrado en el monte. Moisés escribió todas estas indicaciones en un libro y las leyó delante de la gente más influyente. HR 154.1

Entonces el Señor pidió al pueblo que trajera una ofrenda voluntaria, para que le hicieran un santuario, de manera que pudiera morar entre ellos. “Y salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés. Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes, y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrendas de oro a Jehová”. HR 154.2

Era necesario realizar grandes y costosos preparativos. Había que reunir materiales preciosos y costosos. Pero el Señor aceptaba solamente las ofrendas voluntarias. La devoción a la obra de Dios y el sacrificio sincero se requerían en primer lugar a fin de preparar un sitio para el Altísimo. Y cuando ya estaba en marcha la construcción del santuario, y la gente estaba trayendo sus ofrendas a Moisés, y cuando él las estaba presentando a los obreros, todos los hombres sabios que estaban dedicados a la obra evaluaron las ofrendas y vieron que la gente había traído suficiente e incluso más de lo que se podía usar. Y Moisés proclamó por el campamento lo siguiente: “Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más”. HR 155.1