La Historia de la Redención

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Fuego del cielo

Entonces se cumplieron las palabras del profeta: “Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero”. Isaías 34:2. “Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrazador será la porción del cáliz de ellos”. Salmos 11:6. Descendió fuego del cielo. La tierra se resquebrajó. Aparecieron las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras irrumpieron de los abismos. Hasta las rocas ardieron. Había llegado el día “ardiente como un horno”. Malaquías 4:1. Los elementos se fundieron por el calor, y también se quemaron la tierra y las obras que había en ella. 2 Pedro 3:10. El fuego de Tofet estaba preparado para el rey, el jefe de la rebelión; su pira era profunda y ancha, y “el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende”. Isaías 30:33. La superficie de la tierra parecía una masa fundida, un vasto e hirviente lago de fuego. Era el momento del juicio y la perdición de los hombres impíos, “es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion”. Isaías 34:8. HR 448.1

Los impíos recibieron su recompensa en la tierra. “Serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 4:1. Algunos fueron destruidos en un momento, mientras que otros sufrieron muchos días. Todos fueron castigados según sus acciones. Los pecados de los justos fueron transferidos a Satanás, el originador del mal, quien debió sufrir su castigo.* Tuvo que sufrir entonces, no solamente por su propia rebelión, sino por todos los pecados que hizo cometer a los hijos de Dios. Su castigo, entonces, será mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después que perezcan todos los que cayeron por causa de sus engaños, deberá seguir viviendo y sufriendo. Las llamas purificadoras finalmente destruyeron a los impíos, raíz y ramas, Satanás la raíz, sus seguidores las ramas. La justicia de Dios fue satisfecha, y los santos y toda la hueste angélica dijeron en alta voz: “¡Amén!” HR 449.1

Mientras la tierra quedará envuelta por el fuego de la venganza de Dios, los justos morarán seguros en la Santa Ciudad. Para los que tuvieron parte en la primera resurrección, la segunda muerte no tendrá poder alguno. Apocalipsis 20:6. Mientras Dios será para los impíos un fuego consumidor, para su pueblo será un sol y un escudo. Salmos 84:11. HR 449.2