La Historia de la Redención

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Se amplía la visión de la iglesia

Entonces Pedro expuso con candidez todo el asunto en presencia de ellos. Relató su experiencia con respecto a la visión, y les aseguró que ésta lo amonestaba a no mantener más la distinción ceremonial entre circuncisos e incircuncisos, ni a considerar a los gentiles como inmundos, porque Dios no hace acepción de personas. Les informó del mandato de Dios de ir a ver a los gentiles, de la llegada de los mensajeros, de su viaje a Cesarea y de la reunión que celebró en casa de Cornelio con todos los que se hallaban reunidos allí. Su cautela se puso de manifiesto ante los hermanos por el hecho de que, aunque había recibido una orden de Dios de ir a casa de los gentiles, había llevado con él a seis discípulos que se encontraban allí presentes, para que fueran testigos de todo lo que se dijese o hiciese mientras estuviesen allí. Resumió su entrevista con Cornelio en cuyo transcurso aquél le contó su visión, de cómo Dios le había ordenado que enviara mensajeros a Jope para que trajesen a Pedro, quien habría de pronunciar palabras para que él y toda su casa pudiesen ser salvos. HR 303.3

Recapituló los acontecimientos de esa primera reunión con los gentiles diciendo: “Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?” HR 304.1

Los discípulos, al escuchar ese informe, quedaron en silencio, convencidos de que la conducta de Pedro estaba plenamente de acuerdo con el plan de Dios, y que sus antiguos prejuicios y su exclusividad debían ser totalmente desarraigados por el Evangelio de Cristo. “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” HR 304.2