La Historia de la Redención

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La visión de Pedro

Inmediatamente después de su entrevista con Cornelio el ángel se fue junto a Pedro, quien, cansado y hambriento por causa del viaje, se hallaba orando en la terraza de la casa. Mientras oraba se le dio una visión, “y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. HR 297.2

“Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser cogido en el cielo”. HR 297.3

En este caso percibimos nosotros el funcionamiento del plan de Dios para poner en marcha su organización, por medio de la cual su voluntad se hace en la tierra así como se hace en el cielo. Pedro todavía no había predicado el Evangelio a los gentiles. Muchos de ellos habían sido oyentes atentos de las verdades que enseñaba, pero la pared divisoria, que la muerte de Cristo había derribado, todavía existía en la mente de los apóstoles, y excluía a los gentiles de los privilegios del Evangelio. Los judíos de origen griego habían recibido los beneficios de las labores de los apóstoles, y muchos de ellos habían respondido a esos esfuerzos abrazando la fe de Jesús; pero la conversión de Cornelio iba a ser la primera de importancia entre los gentiles. HR 298.1

Mediante la visión del lienzo y su contenido, que descendió del cielo, se iba a librar a Pedro de sus arraigados prejuicios contra los gentiles; debía comprender que por medio de Cristo las naciones paganas llegaban a ser participantes de las bendiciones y los privilegios de los judíos, y que junto con ellos debían ser igualmente beneficiadas. Algunos han sostenido que esta visión significa que Dios eliminó la prohibición de usar la carne de animales que anteriormente habían sido considerados inmundos, y que por lo tanto la carne de cerdo es apta para el consumo. Esta es un interpretación estrecha y completamente errónea, y contradice flagrantemente el relato bíblico de la visión y sus consecuencias. HR 298.2

La visión de todos esos animales vivos, que se hallaban en el lienzo, y acerca de los cuales se dio la orden a Pedro de que matara y comiese, para asegurarle que lo que Dios limpió no debiera ser llamado común o impuro, era simplemente una ilustración que se empleó para presentar a su mente la verdadera situación de los gentiles, que por la muerte de Cristo llegaban a ser coherederos con el Israel de Dios. Para Pedro era a la vez una reprensión y una instrucción. Hasta ese momento sus labores se habían confinado totalmente a los judíos; y había considerado a los gentiles como una raza impura, excluida de las promesas del Señor. Entonces se lo indujo a comprender la amplitud del plan de Dios. HR 298.3

Incluso mientras consideraba la visión se le dio una explicación acerca de ella. “Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado”. HR 299.1

Era una orden que para Pedro era difícil de cumplir; pero no se atrevió a obrar de acuerdo con sus propios sentimientos, y por lo tanto descendió desde donde estaba para recibir a los mensajeros enviados por Cornelio. Estos comunicaron su extraño pedido al apóstol y éste, de acuerdo con las instrucciones que acababa de recibir de Dios, accedió a acompañarlos al día siguiente. Los atendió cortésmente esa noche, y a la mañana siguiente salió con ellos rumbo a Cesarea, acompañado de seis hermanos que habían de ser testigos de todo lo que se dijera e hiciese mientras se hallaba visitando a los gentiles; porque sabía que se lo llamaría a rendir cuentas por actuar en una forma tan contraria a la fe y a las enseñanzas de los judíos. HR 299.2

Transcurrieron casi dos días antes que el viaje terminara, y Cornelio tuvo el grato privilegio de abrir las puertas a un ministro del Evangelio quien, de acuerdo con la seguridad que Dios le dio, le enseñaría, juntamente a él y su casa, cómo podría salvarse. Mientras los mensajeros hallaban el camino, el centurión había reunido a tantos de sus parientes como pudo para que ellos, juntamente con él, pudieran ser instruidos en la verdad. Cuando Pedro llegó un gran grupo se hallaba reunido allí, esperando con ansias escuchar sus palabras. HR 300.1