La Historia de la Redención

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Preparación para el servicio

La vida de Pablo estaba en peligro, y recibió una comunicación en el sentido de salir de Damasco por un tiempo. Se fue a Arabia; y allí, en medio de una relativa soledad, tuvo amplia oportunidad de ponerse en comunión con Dios y de dedicarse a la contemplación. Quería estar solo con el Señor para escudriñar su propio corazón, profundizar su arrepentimiento y prepararse mediante la oración y el estudio para dedicarse a esa tarea que le parecía demasiado grande y demasiado importante para que él la llevara a cabo. Era un apóstol no elegido por los hombres, sino por Dios, y su obra, claramente establecida, consistía en trabajar en favor de los gentiles. HR 287.2

Mientras estuvo en Arabia no se puso en comunicación con los apóstoles; buscó a Dios fervorosamente con todo su corazón, decidido a no descansar hasta tener la certidumbre de que su arrepentimiento había sido aceptado y que había sido perdonado su enorme pecado. No iba a abandonar el conflicto hasta tener la seguridad de que Jesús estaría con él en su futuro ministerio. Siempre había de llevar en su cuerpo las señales de la gloria de Cristo, en sus ojos, que fueron enceguecidos por la luz celestial, y deseaba llevar con él constantemente la seguridad de la gracia sostenedora del Señor. Pablo se puso en íntima relación con el cielo, y Jesús comulgó con él, lo afirmó en la fe, y le concedió su sabiduría y su gracia. HR 287.3