La Historia de la Redención

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“Tu padre te llama”

Entonces el ángel del cielo, con una voz que hizo temblar la tierra, exclamó: “¡Tú, Hijo de Dios, tu Padre te llama! ¡Sal fuera!” La muerte ya no podía ejercer más dominio sobre él. Jesús se levantó de entre los muertos triunfante y vencedor. La hueste angélica contempló la escena con solemne reverencia. Y cuando el Señor salió del sepulcro, los ángeles resplandecientes se postraron en tierra y lo adoraron y lo alabaron con himnos de victoria y de triunfo. HR 239.1

Los ángeles de Satanás se habían visto obligados a huir en presencia de la luz resplandeciente y penetrante de los ángeles celestiales, y amargamente se quejaron a su rey de que su presa les había sido violentamente arrebatada, y que Aquel a quien tanto odiaban se había levantado de entre los muertos. Satanás y su hueste se habían regocijado de que su poder sobre el hombre caído había logrado que el Señor de la vida yaciera en la tumba, pero su triunfo infernal fue de breve duración. Porque cuando Jesús salió de su cárcel como majestuoso vencedor, Satanás sabía que en poco tiempo más tendría que morir, y que su reino pasaría a Aquel a quien le correspondía. Se lamentó con ira porque a pesar de todos sus esfuerzos el Señor no había sido vencido, sino que había abierto un camino de salvación para el hombre, de manera que todo aquel que quisiera podía avanzar por él y salvarse. HR 239.2

Los ángeles malos y su comandante se reunieron en concilio para considerar de qué manera podían seguir trabajando contra el gobierno de Dios. Satanás ordenó a sus servidores que se pusieran en contacto con los principales sacerdotes y ancianos. Les dijo: “Tuvimos éxito al engañarlos, cegando sus ojos y endureciendo sus corazones contra Jesús. Les hicimos creer que era un impostor. La guardia romana va a llevar la odiosa noticia de que Cristo ha resucitado. Conseguimos que los sacerdotes y los ancianos aborrecieran a Jesús y le dieran muerte. Hagámosles entender ahora que si se llega a saber que Jesús resucitó serán apedreados por el pueblo por haber enviado a la muerte a un hombre inocente”. HR 240.1