Testimonios Selectos Tomo 3
Capítulo 20—Una carta de cumpleaños
Amado Hijo: Te escribo esto en ocasión de tu décimonono cumpleaños. Nos ha sido un placer tenerte con nosotros por algunas semanas en lo pasado. Estás ahora por dejarnos, pero nuestras oraciones te seguirán. 3TS 85.1
Hoy termina otro año de tu vida. ¿Cómo puedes considerarlo al echar una mirada retrospectiva? ¿Has hecho progresos en la vida divina? ¿Has crecido en espiritualidad? ¿Has crucificado el yo con sus afectos y concupiscencias? ¿Tienes mayor interés en el estudio de la Palabra de Dios? ¿Has obtenido victorias decisivas sobre tus propios sentimientos y carácter díscolo, o, cuál ha sido el registro de tu vida durante el año que acaba de pasar a la eternidad para nunca más volver? 3TS 85.2
Al entrar en un nuevo año, hazlo con la ferviente resolución de dirigirte hacia adelante y hacia arriba. Sea tu vida más elevada y más exaltada de lo que jamás ha sido. Proponte no buscar tu propio interés y placer, sino hacer progresar la causa de tu Redentor. No permanezcas en una posición donde necesites ayuda, donde otros tengan que guardarte para conservarte en el camino estrecho. Puedes ser fuerte para ejercer en otros una influencia santificadora. Puedes hallarte donde el interés de tu alma se despierte para hacer bien a otros, para consolar a los entristecidos, fortalecer a los débiles, y dar tu testimonio por Cristo siempre que se presente la oportunidad. Ten por blanco honrar a Dios en todo, siempre y por doquiera. Pon tu religión en todo. Sé cabal en cuanto emprendas. 3TS 85.3
No has experimentado el poder salvador de Dios como es tu privilegio hacerlo, porque no has hecho del deseo de glorificar a Cristo el gran blanco de tu vida. Sea para gloria de Dios cada resolución que tomes, cada trabajo que emprendas, cada placer que disfrutes. Sea éste el lenguaje de tu corazón: Yo soy tuyo, oh Dios, para vivir por ti, trabajar para ti y sufrir por ti. 3TS 85.4
Muchos profesan estar del lado del Señor, sin estarlo; el peso de todas sus acciones está en favor de Satanás. ¿Por qué medios determinaremos en qué lado estamos? ¿Quién posee el corazón? ¿Con quién están nuestros pensamientos? ¿Acerca de quién nos deleitamos en conversar? ¿Quién tiene nuestros más calurosos afectos y nuestras mejores energías? Si estamos del lado del Señor, nuestros pensamientos están con él, y nuestras reflexiones más dulces se refieren a él. No tenemos amistad con el mundo; hemos consagrado todo lo que tenemos y somos a Dios. Anhelamos llevar su imagen, respirar su espíritu, hacer su voluntad y agradarle en todo. 3TS 86.1
Debes conducirte de tal manera que nadie necesite equivocarse acerca de ti. No puedes ejercer influencia en el mundo sin decisión. Tus resoluciones pueden ser buenas y sinceras, pero fracasarán a menos que hagas de Dios tu fortaleza y avances con firme resolución de propósito. Debes consagrar todo tu corazón a la causa y la obra de Dios. Debes desear sinceramente obtener experiencia en la vida cristiana. Debes ejemplificar a Cristo en tu vida. 3TS 86.2
No puedes servir a Dios y a Mammón. Estarás completamente del lado del Señor o del lado del enemigo. “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama.” Algunas personas fracasan en su vida religiosa porque están siempre vacilando, y no tienen resolución. Están con frecuencia convencidas, y llegan al punto de entregarlo todo para Dios; pero, por faltar en ese punto, vuelven a caer. Mientras están en el pecado, su conciencia se endurece, y se vuelve cada vez menos susceptible a las impresiones del Espíritu de Dios. Su Espíritu las ha amonestado y convencido, pero ha sido despreciado y contristado hasta casi apartarse de ellas. No se puede jugar con Dios. El nos muestra claramente nuestro deber, y si descuidamos de andar en la luz, ésta se vuelve tinieblas. 3TS 86.3
Dios te invita a ser colaborador suyo en su viña. Empieza donde te encuentres. Ven a la cruz, y allí renuncia a ti mismo, al mundo y a todo ídolo. Acepta plenamente a Jesús en tu corazón. Te hallas en un lugar donde es difícil conservar la consagración y ejercer una influencia que aparte a otros del pecado, de los placeres y de la insensatez para que anden en el camino angosto, trazado para ser seguido por los redimidos del Señor. 3TS 87.1
Entrégate completamente a Dios; ríndelo todo sin reserva, y busca así la paz que sobrepuja todo entendimiento. No puedes obtener nutrición de Cristo a menos que estés en él. Si no estás en él, eres un sarmiento seco. No sientes tu necesidad de pureza y verdadera santidad. Debes sentir un ferviente deseo del Espíritu Santo, y orar fervorosamente para obtenerlo. No puedes esperar la bendición de Dios sin buscarla. Si empleas los recursos que se hallan a tu alcance, experimentarás un crecimiento en la gracia, y te elevarás a una vida superior. 3TS 87.2
No es natural que ames las cosas espirituales, pero puedes adquirir este amor ejercitando tu mente, la fuerza de tu ser en esa dirección. El poder de obrar es lo que necesitas. La verdadera educación es el poder de usar nuestras facultades de manera que alcancen resultados benéficos. ¿Por qué ocupa la religión tan poco de nuestra atención mientras que el mundo obtiene la fuerza del cerebro, de los huesos y de los músculos? Es porque toda la fuerza de nuestro ser se dedica a ello. Nos hemos preparado para dedicarnos con fervor y poder a los negocios mundanales hasta que ahora es fácil para la mente inclinarse en este sentido. Esta es la única razón porque los creyentes encuentran tan difícil la vida religiosa y tan fácil la vida mundanal. Las facultades han sido educadas para ejercer su fuerza en esa dirección. En la vida religiosa ha habido asentimiento a las verdades de la Palabra de Dios, pero no ha habido una ilustración práctica de ellas en la vida. 3TS 87.3
El cultivo de los pensamientos religiosos y sentimientos de devoción no es hecho parte de la educación. Debieran influir en el ser entero y regirlo completamente. El hábito de hacer lo recto es lo que se necesita. Se obra intermitentemente bajo influencias favorables; pero el pensar natural y fácilmente en las cosas divinas, no es el principio que rige la mente. 3TS 88.1
Si se ejercita de continuo la mente en las cosas espirituales, no será necesario permanecer enanos espiritualmente. Pero el mero orar acerca de esto y por esto, no habrá de satisfacer las necesidades del caso. Debes habituar tu mente a concentrarse en las cosas espirituales. El ejercicio producirá fuerza. Muchos de los que profesan creer en Cristo, están muy expuestos a perder ambos mundos. El ser cristiano a medias y mundano a medias hace que uno sea cristiano en una centésima parte, y mundano en todo lo demás. 3TS 88.2
La vida espiritual es lo que Dios requiere, y sin embargo son millares los que claman: “No sé lo que me pasa, no tengo fuerza espiritual, no poseo el Espíritu de Dios.” Sin embargo, las mismas personas se vuelven activas, locuaces, y aun elocuentes cuando hablan de asuntos mundanales. Escuchemos a los tales en la reunión. Apenas si pronuncian una docena de palabras en una voz casi imperceptible. Son hombres y mujeres del mundo. Han cultivado sus tendencias mundanales hasta que sus facultades se han fortalecido en ese ramo. Sin embargo, son tan débiles como niños en lo que respecta a las cosas espirituales, cuando debieran ser fuertes e inteligentes. No se deleitan en espaciarse en el misterio de la piedad. No conocen el lenguaje del cielo, y no están educando sus mentes para estar preparados a fin de poder cantar los himnos del cielo o deleitarse en los ejercicios espirituales que allí recibirán la atención de todos. 3TS 88.3
Los que profesan creer en Cristo, los cristianos mundanales, no están familiarizados con las cosas celestiales. Nunca serán llevados a las puertas de la Nueva Jerusalén para participar en ejercicios que hasta entonces no les interesaron especialmente. No prepararon sus mentes para que se deleitasen en la devoción y en la meditación de las cosas de Dios y del cielo. ¿Cómo, pues, pueden participar en los servicios del cielo? ¿Cuánto deleite hallarían en lo espiritual, lo puro, lo santo del cielo, cuando ello no fué su deleite especial en la tierra? La atmósfera que allí reinará será la pureza misma. Pero no están familiarizados con ella. Cuando estaban en el mundo, siguiendo sus vocaciones mundanales, sabían lo que debían hacer y cómo debían obrar. Las facultades inferiores estaban en constante ejercicio y se desarrollaron; mientras que las potencias superiores y más nobles del alma, al no ser fortalecidas por el uso, se tornaron incapaces de despertarse para los ejercicios espirituales. Las cosas espirituales no se disciernen, porque son consideradas con ojos que aman el mundo y no pueden estimar el valor y la gloria de lo divino sobre lo temporal. 3TS 88.4
La mente debe ser educada y disciplinada para amar la pureza. El amor por las cosas espirituales debe ser alentado. Sí, debe ser estimulado, si se quiere crecer en gracia y en el conocimiento de la verdad. Los deseos por lo bueno y la verdadera santidad son correctos en sí, pero si te detienes allí, de nada te servirán. Los buenos propósitos están en su lugar, pero de nada servirán a menos que se lleven resueltamente a cabo. Muchos se perderán aunque esperaron y desearon ser cristianos, pero no hicieron esfuerzos fervientes; por lo tanto, serán pesados en la balanza y hallados faltos. La voluntad debe ejercerse en la debida dirección. Quiero ser un cristiano consagrado. Quiero conocer la longitud, la anchura, la altura y la profundidad del amor perfecto. Escucha las palabras de Jesús: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.” Cristo ha hecho amplias provisiones para satisfacer al alma que tiene hambre y sed de justicia. 3TS 89.1
El puro elemento del amor hará dilatarse el alma hacia las cumbres superiores, en busca del conocimiento ampliado de las cosas divinas, de tal manera que no quedará satisfecha a menos que alcance la plenitud. La mayor parte de los que profesan ser cristianos no tienen idea de la fuerza espiritual que podrían obtener si fuesen tan ambiciosos, celosos y perseverantes para alcanzar el conocimiento de las cosas divinas como para obtener las miserables y perecederas cosas de esta vida. Las masas que profesan ser cristianas han quedado satisfechas con su condición de enanos espirituales. No están dispuestas a tener por objeto buscar primeramente el reino de Dios y su justicia; de ahí que la piedad sea para ellas un misterio oculto que no pueden comprender. No conocen a Cristo por experiencia. 3TS 89.2
Transpórtese repentinamente al cielo a estos hombres y mujeres que están satisfechos con su condición de enanos e inválidos en las cosas divinas, y hágaseles considerar por un instante el alto y santo estado de perfección que reina siempre allí, donde toda alma está llena de amor, donde todo rostro resplandece de gozo, y se elevan melodiosos acentos de música arrobadora en honor de Dios y del Cordero, y los incesantes raudales de luz fluyen sobre los santos desde el rostro de Aquel que se sienta sobre el trono y del Cordero; y dénse cuenta de que hay un gozo aún más alto y mayor que experimentar, porque cuanto más reciben del gozo de Dios, tanto mayor es su capacidad para elevarse en el disfrute eterno, y así continúan recibiendo nuevas y mayores provisiones de las incesantes fuentes de gloria y felicidad inefable;—¿podrían las tales personas, me pregunto, mezclarse con la muchedumbre celestial, participar en sus cantos, y soportar la pura, exaltada y arrobadora gloria que emana de Dios y del Cordero? ¡Oh no! Su tiempo de prueba fué alargado durante años para que pudiesen aprender el lenguaje del cielo, para que pudiesen llegar a ser “participantes de la naturaleza divina, habiendo huído de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia.” Pero tenían que dedicar las facultades de su mente y las energías de su ser a un negocio egoísta. No podían servir a Dios sin reserva haciendo de ello su quehacer. Las empresas mundanales debían venir en primer lugar, y recibir lo mejor de sus facultades, y un pensamiento pasajero era todo lo que dedicaron a Dios. ¿Serán los tales transformados después que se haya pronunciado la decisión final: “El santo sea santificado todavía,” “y el que es sucio, ensúciese todavía”? Ese tiempo se está acercando. 3TS 90.1
Los que han educado su mente en el deleite de los ejercicios espirituales, son los que pueden ser trasladados sin quedar abrumados por la pureza y gloria trascendental del cielo. Puedes tener un buen conocimiento de las artes, puedes estar familiarizado con las ciencias, puedes sobresalir en música y en la caligrafía, tus modales pueden agradar a los que te tratan, pero ¿qué tienen que ver estas cosas con una preparación para el cielo? ¿Qué tienen que ver en cuanto a prepararte para subsistir delante del tribunal de Dios? 3TS 91.1
No te engañes. Dios no puede ser burlado. Nada que no sea la santidad te preparará para el cielo. Es la piedad sincera y experimental lo único que puede darte un carácter puro y elevado, y habilitarte para entrar en la presencia de Dios, quien mora en la luz inaccesible. En la tierra es donde debe adquirirse el carácter celestial o nunca podrá ser adquirido. Por lo tanto, comienza en seguida. Y no te lisonjees de que llegará el tiempo en que podrás hacer un esfuerzo ferviente con más facilidad que ahora. Cada día aumenta tu distancia de Dios. Prepárate para la eternidad con un celo como no lo has manifestado todavía. Educa tu mente en amar la Biblia, en amar la reunión de oración, en amar la hora de meditación, y sobre todo, la hora en la cual el alma comulga con Dios. Adquiere la mentalidad del cielo si quieres unirte con el coro celestial en las mansiones divinas. 3TS 91.2
Hoy empieza un nuevo año de tu vida. Una nueva página ha sido abierta en el libro del ángel registrador. ¿Qué será anotado en sus columnas? ¿Quedarán manchadas con la negligencia espiritual, con deberes que no fueron cumplidos? No lo permita Dios. Sean anotadas allí cosas de las que no te avergüences cuando sean reveladas a las miradas de los hombres y de los ángeles. 3TS 91.3
Greenville, Mich., 27 de julio de 1868.
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Nunca ha sido el corazón de Dios movido a un amor más profundo y ternura más compasiva que ahora. Nunca hubo tiempo en que Dios estuviese tan dispuesto y ansioso de hacer tanto para su pueblo como ahora. Y él instruirá y salvará a todos los que elijan ser salvos como él lo ha indicado. Los que son espirituales pueden discernir las cosas espirituales, y ver pruebas de la presencia y obra de Dios por doquiera. Satanás, por su hábil y perversa estrategia, sacó a nuestros primeros padres del huerto de Edén, de la inocencia y pureza al pecado y miseria indecible. No ha cesado de destruir; en estos postreros días, emplea, para lograr la ruina de las almas, todas las fuerzas de las cuales pueda disponer. Se aprovecha de todo artificio que pueda emplear para engañar, desconcertar y confundir al pueblo de Dios.—Testimonies for the Church 3:455, 456. 3TS 92.1