Mensajes Selectos Tomo 1

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Amonestaciones que han de ser dadas

Debemos tener fe genuina. Hasta ahora apenas si hemos entendido la realidad de la verdad. Tan sólo creemos a medias la Palabra de Dios. Un hombre procederá de acuerdo con toda la fe que tenga. A pesar de que las señales de los tiempos se cumplen por todo el mundo, se ha ido debilitando la fe en la venida del Señor. Las amonestaciones han de ser dadas clara, distinta y ciertamente. Ante el peligro de nuestras almas, hemos de enterarnos de las condiciones prescritas bajo las cuales debemos efectuar nuestra propia salvación, recordando que Dios es el que obra en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. 1MS 108.1

No nos conviene flotar con la corriente, guiados por la tradición y por presuntuosos sofismas. Somos llamados colaboradores con Dios. Levantémonos, pues, y brillemos. No hay tiempo que perder en controversias. Los que tienen un conocimiento de la verdad como está en Jesús, deben ahora unificarse en corazón y propósito. Deben eliminarse todas las diferencias. Los miembros de la iglesia deben trabajar unidos bajo la dirección del que es la gran Cabeza de la iglesia. 1MS 108.2

Los que tienen un conocimiento de la verdad, levántense y brillen. “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta”. Isaías 58:1. No mutiléis más la verdad. Clame el alma por el Dios viviente. Dejaos del hombre cuyo aliento está en sus narices. Si le abrís la puerta, el Consolador vendrá a vosotros. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:14-16.—Manuscrito 51, 1901. 1MS 109.1