La Voz: Su Educación y Uso Correcto

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Sección 4—La educación de la voz

Capítulo 34—La importancia del tema

La eficiencia en nuestra labor por Cristo—Mediante un esfuerzo diligente, todos pueden adquirir la habilidad de leer inteligiblemente y hablar en un tono de voz fuerte, claro, sonoro, de un modo distinto e impresionante. Haciendo esto podemos aumentar grandemente nuestra eficiencia, como obreros de Cristo. VEUC 191.1

Todo cristiano está llamado a dar a conocer a otros, las inescrutables riquezas de Cristo; por lo tanto, debiera procurar la perfección en el habla. Debiera presentar la Palabra de Dios, de un modo que la recomiende a sus oyentes. Dios no desea que sus intermediarios sean incultos. No es su voluntad que el hombre rebaje o degrade la corriente celestial, que fluye por medio de él, al mundo. VEUC 191.2

Debiéramos mirar a Jesús, el modelo perfecto; debiéramos orar por la ayuda del Espíritu Santo, y con su fuerza, tratar de educar todo órgano para hacer una obra perfecta. VEUC 192.1

Esto es especialmente cierto con respecto a aquellos que son llamados al ministerio público. Todo ministro y todo maestro, debe recordar que está dando a la gente un mensaje, que encierra intereses eternos. La verdad que prediquen, los juzgará en el gran día del ajuste final de cuentas. Y en el caso de algunas almas, el modo en que se presente el mensaje, determinará su recepción o rechazamiento. Entonces, háblese la palabra de tal manera, que despierte el entendimiento e impresione el corazón. Lenta, distinta y solemnemente debiera hablarse la palabra, y con todo el fervor que su importancia requiere. VEUC 192.2

La debida cultura y el uso de la facultad del habla, es parte de todo ramo de servicio cristiano; entra en la vida familiar y en toda nuestra relación mutua. Hemos de acostumbrarnos a hablar en tonos agradables, a usar un lenguaje puro y correcto, y palabras bondadosas y corteses. Las palabras dulces, amables, son como el rocío y la suave lluvia para el alma. La Escritura dice de Cristo, que la gracia fue derramada en sus labios, para que pudiera “hablar en sazón palabra al cansado”. Y el Señor nos insta: “Sea vuestra palabra siempre con gracia”, “para que dé gracia a los oyentes”.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 270, 271 (PP), 235, 236 (ACES). VEUC 192.3

El descuido de la educación de la voz—La cultura y el uso debido de la voz son grandemente descuidados, aun por personas de inteligencia y actividad cristiana. Hay muchos que leen o hablan en voz tan baja o de un modo tan rápido, que no puede entendérseles fácilmente. Algunos tienen una pronunciación apagada e indistinta, otros hablan en tonos agudos y penetrantes, que resultan penosos para los que oyen. Los textos, los himnos, los informes y otras cosas presentadas ante asambleas públicas, son a veces leídos de tal manera que no se entienden, y a menudo su fuerza y poder impresionante quedan destruidos.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 270 (PP), 234, 235 (ACES). VEUC 192.4

El deber del maestro—Debe enseñarse el cultivo de la voz, en la clase de lectura; y en otras clases el maestro debe insistir en que los alumnos hablen distintamente, y usen palabras que expresen con claridad y vigor sus pensamientos. Debe enseñárseles a emplear sus músculos abdominales al respirar y hablar. Esto hará que los tonos sean más plenos y claros.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 207. VEUC 193.1

Un tema fundamental de educación—Cuando la locución, la lectura, la escritura y la ortografía, ocupen su lugar legítimo en nuestras escuelas, se verá un gran progreso. Estas materias han sido descuidadas, porque los maestros no han reconocido su valor. Pero son más importantes que el latín y el griego. No digo que sea malo estudiar el latín y el griego, pero sí que es malo descuidar las materias que constituyen el fundamento de la educación, para recargar la mente con el estudio de esas materias superiores.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 208. VEUC 193.2

La melodía de la voz—Los que adquieren ideas correctas acerca del cultivo de la voz, verán la necesidad de educarse y prepararse para honrar a Dios, y beneficiar a otros. Se colocarán bajo maestros pacientes y eficientes, y aprenderán a leer con voz melodiosa. Con el sincero deseo de glorificar a Dios, sacarán el mejor partido de su capacidad natural. Una vez que tengan el dominio de sus propias facultades, no se verán estorbados por defectos del habla, y acrecentarán su utilidad en la causa de Dios.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 234. VEUC 194.1

Una cadencia suave y musical—Los que leen la Biblia en la congregación o en la familia, debieran poder leer con una cadencia suave y musical, que cautive a los oyentes.—Testimonies for the Church 6:380. VEUC 194.2

Un gran poder—Los que trabajan con la palabra y la doctrina, deben luchar por perfeccionarse en el uso del lenguaje. La voz tiene un gran poder, no obstante, muchos no la han adiestrado, de manera que puedan usarla a su más alta capacidad.—The Review and Herald, 5 de marzo de 1895. VEUC 194.3

Una comprensión clara para todos—Aquel que nos ha concedido los dones, que nos capacitan para ser obreros junto con Dios, espera que sus siervos cultiven su voz, para que puedan hablar y cantar, de modo tal, que todos los puedan entender.—Testimonies for the Church 9:144. VEUC 194.4

La pronunciación imperfecta es una deshonra para Dios—Demos toda la importancia que tiene al talento del habla. Dios requiere un ministerio superior y más perfecto. El queda deshonrado por la pronunciación imperfecta de aquel que, si hiciera un esfuerzo esmerado, podría convertirse en un portavoz aceptable para él. Demasiado a menudo la verdad queda estropeada, por el canal mediante el cual pasa. VEUC 195.1

El Señor llama a los que trabajan en su servicio a que presten atención al cultivo de la voz, para que puedan pronunciar de manera aceptable las grandes y solemnes verdades, que él les ha confiado. La comunicación de la verdad, no se debe perjudicar por una pronunciación defectuosa. No se imaginen los que hayan descuidado el cultivo del talento del habla, que están calificados para el ministerio, porque ellos no han obtenido todavía el poder de comunicar.—Testimonies for the Church 6:382, 383. VEUC 195.2

Los ministros con voces defectuosas—Los ministros del evangelio debieran saber hablar con poder y expresión, haciendo que las palabras de vida eterna sean tan expresivas e impresionantes, que los oyentes no puedan sino sentir su importancia. Me duele escuchar las voces defectuosas de tantos de nuestros pastores. Dichos pastores están robando a Dios la gloria que él podría recibir, si se adiestraran para hablar la palabra con poder. VEUC 195.3

Nadie debería considerarse calificado para entrar al ministerio, hasta que haya hecho esfuerzos perseverantes para vencer cada defecto de pronunciación. Si intenta hablar a la gente, sin saber cómo usar el talento del habla, pierde la mitad de su influencia, porque tiene poco poder para llamar la atención de la congregación.—Testimonies for the Church 6:381. VEUC 195.4

El abuso del don del habla—Se ha abusado grandemente del don del habla, y se lo ha desviado ampliamente de su propósito al cual estaba destinado; así que despiértense los que se llaman hijos del Rey celestial, comprendan su responsabilidad, y saquen el mejor partido de este talento. Nadie diga: “Es inútil que procure orar, porque los demás no me oyen”. Digan más bien: “Haré un esfuerzo ferviente para vencer este hábito de hablar en voz baja e indistinta, que es deshonroso para Dios. Me someteré a disciplina, hasta que mi voz sea audible, aun para los que escuchan con dificultad”.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 232. VEUC 196.1

Cristo es nuestro modelo—Las enseñanzas de Cristo eran impresionantes y solemnes; su voz era melodiosa. ¿No debiéramos, por tanto nosotros, estudiar para tener una voz melodiosa, como la de Cristo? El ejercía una poderosa influencia, porque era el Hijo de Dios. Nosotros estamos tan por debajo de él, y somos tan deficientes, que [aun] si hiciéramos lo mejor posible, nuestros esfuerzos serían insuficientes. No podemos obtener y poseer la influencia que él tenía; pero, ¿por qué no nos educamos a nosotros mismos, para llegar a estar lo más cerca posible del Modelo, y ejercer sobre la gente la mayor influencia posible? VEUC 196.2

Nuestras palabras, nuestros actos, nuestra conducta, nuestra manera de vestir, todo debiera predicar. No sólo debiéramos hablar con nuestras palabras a la gente, sino que todo lo que tenga que ver con nuestra persona, debiera ser un sermón para ellos, para hacer sobre ellos las impresiones correctas, y para que lleven a sus hogares la verdad hablada. De esta manera nuestra fe, se mantendrá bajo una mejor luz ante la comunidad.—Testimonies for the Church 2:617, 618. VEUC 197.1

La responsabilidad de la juventud—Jóvenes y señoritas, como individuos que han sido comprados a un costo infinito, ¿tratan ustedes de estudiar para verse a sí mismos aprobados por Dios, como obreros que no tengan de qué avergonzarse? ¿Han entregado a Dios el precioso talento de su voz, y han hecho esfuerzos decididos para hablar en forma clara, distinta y sin dificultad? Aunque su forma de expresión sea incorrecta, ustedes pueden corregir sus faltas y no permitirse tener un tono nasal, o hablar con acento marcado y en forma indistinta. Si su articulación es distinta e inteligible, su utilidad aumentará grandemente. Por tanto, no dejen sin corregir un solo hábito defectuoso al hablar.—Fundamentals of Christian Education, 215. VEUC 197.2

El lenguaje correcto y la voz cultivada—La Biblia es el gran libro de la educación, y no obstante, se la lee, o se la práctica poco. Ojalá que todos procuraran superarse todo lo que puedan, mejorando sus oportunidades hasta el máximo de su habilidad, proponiéndose usar cada poder que Dios les haya dado, no simplemente para hacer progresar sus asuntos temporales, sino para hacer avanzar sus intereses espirituales. Ojalá que todos se empeñaran en conocer diligentemente la verdad, que estudiaran fervorosamente, para llegar a tener un lenguaje correcto y voces cultivadas, para que puedan presentar la verdad en toda su elevada y ennoblecedora belleza. VEUC 197.3

Que nadie se imagine, que por casualidad, caerá en alguna posición de utilidad. Si los hombres han de ser usados para la obra de Dios, deben ejercer sus poderes al máximo y concentrar sus mentes, en aplicarse con todo fervor. Es Satanás el que mantiene a los hombres ignorantes e ineficientes, para que se desarrollen en forma desproporcionada, que nunca puedan ser capaces de corregir. El tratará de que los hombres ejerciten un solo conjunto de facultades con la exclusión del ejercicio de otras, para que la mente pierda su vigor, y cuando se presente una verdadera necesidad, sean incapaces de elevarse a nivel de la emergencia. Dios quiere que los hombres hagan lo mejor posible, y mientras Satanás atrae la mente en una dirección, Jesús la atrae hacia otra.—Fundamentals of Christian Education, 256. VEUC 198.1

Colaboradores con el Espíritu Santo—Algunos argumentan que el Señor calificará a la persona con su Espíritu, para que hable como él quiera; pero el Señor no se propone hacer la obra que ha dado al hombre para hacer. El nos ha dado el poder de razonamiento y las oportunidades, para educar la mente y los modales. Y después de que hayamos hecho todo lo que esté a nuestro alcance para hacer. El nos ha dado el poder de razonamiento y las oportunidades, para educar la mente y los modales. Y después de que hagamos hecho todo lo que esté a nuestro alcance, haciendo el mejor uso de las ventajas que tenemos, entonces podremos acudir a Dios con ferviente oración, para que su Espíritu haga lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos.—The Review and Herald, 5 de febrero de 1880. VEUC 198.2