La Maravillosa Gracia de Dios

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Sentida en el hogar, 6 de agosto

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:31. MGD 226.1

Hay que hacer obra misionera en el hogar. Los que han recibido a Cristo han de demostrar en él lo que la gracia hizo por ellos. Una divina influencia domina al verdadero creyente en Cristo, y eso se hace sentir en el hogar, y favorece el perfeccionamiento del carácter de todos los que viven en él... MGD 226.2

La iglesia necesita toda la fuerza espiritual cultivada que se pueda obtener, para que todos, y especialmente los miembros más jóvenes de la familia del Señor, puedan ser celosamente protegidos. Cuando se vive la verdad en el hogar, aquélla se hace sentir a través de la obra desinteresada en favor de los de afuera. El que vive el cristianismo en el hogar, será una luz brillante y resplandeciente en todas partes.—Meditaciones Matinales, 228. MGD 226.3

Dios quiere que los niños y los jóvenes se unan al ejército del Señor... Deben ser preparados para resistir a la tentación y pelear la buena batalla de la fe. Dirigid su mente a Jesús tan pronto como puedan comprender vuestras lecciones con palabras sencillas, fáciles de entender. Enseñadles el dominio propio. Enseñadles a comenzar la obra de vencer cuando son jóvenes, y recibirán la preciosa ayuda que Jesús puede dar y dará junto con los esfuerzos de los padres que se unen en oración. Con palabras alentadoras animadlos en las batallas que afrontan para resistir la tentación a fin de que salgan vencedores mediante la gracia que les conceda Jesucristo.—A Fin de Conocerle, 44. MGD 226.4

La armonía del círculo doméstico se quebranta a veces por una palabra apresurada o por el lenguaje abusivo. Cuánto mejor sería no decir nada. Una sonrisa de placer, una palabra pacífica y aprobadora pronunciada con espíritu de humildad, tendrá la facultad de suavizar, consolar y bendecir... Muchos excusan sus palabras apresuradas y sus temperamentos apasionados diciendo: “Soy sensible; tengo un carácter rápido”. Nunca curarán las heridas producidas por las palabras apresuradas y apasionadas... El hombre natural debe morir, y el nuevo hombre, Cristo Jesús, debe tomar posesión del alma.—Testimonies for the Church 4:348. MGD 226.5