La Maravillosa Gracia de Dios

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Cristo, el mediador, 26 de mayo

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24. MGD 154.1

El pecado de Adán y Eva produjo una horrenda separación entre Dios y el hombre. Y Cristo se interpone entre el hombre caído y Dios y le dice al hombre: “Todavía puedes venir al Padre; se ha trazado un plan mediante el cual Dios puede reconciliarse con el hombre y el hombre con Dios; mediante un mediador puedes aproximarte a Dios”. Y ahora está de pie para mediar en tu favor. Es el gran Sumo Sacerdote que está implorando en favor tuyo; y tú debes venir y presentar tu caso al Padre por medio de Jesucristo. Así puedes encontrar acceso a Dios.—Testimonies for the Church 2:591. MGD 154.2

Se representa a Cristo Jesús continuamente de pie junto al altar, en el momento de ofrecer el sacrificio por los pecados del mundo. Es sacerdote del verdadero tabernáculo que Dios levantó y no el hombre. Las sombras típicas del tabernáculo judío no tienen más virtud alguna. No se debe efectuar más la típica expiación diaria y anual, pero el sacrificio expiatorio por medio de un mediador es esencial debido a la constante comisión de pecados. Jesús oficia en presencia de Dios, ofreciendo su sangre derramada, como si fuera un cordero inmolado... MGD 154.3

Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza, la confesión penitente del pecado ascienden desde los verdaderos creyentes como incienso al santuario celestial; pero al pasar a través de los corruptos canales de la humanidad, se contaminan de tal modo que a menos que sean purificados por sangre, jamás podrán ser de valor para Dios... Todo el incienso de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las gotas purificadoras de la sangre de Cristo. Sostiene ante el Padre el incensario de sus propios méritos en el cual no hay la menor traza de corrupción terrena. Reúne en este incensario las oraciones, la alabanza y las confesiones de su pueblo, y une a ellos su propia justicia inmaculada. Entonces, con el perfume de los méritos de la propiciación de Cristo, el incienso asciende a Dios plenamente aceptable.—The S.D.A. Bible Commentary 6:1077, 1078. MGD 154.4