La Maravillosa Gracia de Dios

145/367

Las bendiciones del pacto, 23 de mayo

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Lucas 6:38. MGD 151.1

Dios bendice el trabajo de las manos de los hombres, para que ellos le devuelvan la porción que le pertenece. Les da el sol y la lluvia; hace florecer la vegetación; les da salud y capacidad para adquirir recursos. Toda bendición proviene de su mano bondadosa, y él desea que hombres y mujeres manifiesten su gratitud devolviéndole una porción en diezmos y ofrendas, ofrendas de agradecimiento, de buena voluntad... Han de revelar un interés altruista en el fortalecimiento de su obra en todas partes del mundo.—La Historia de Profetas y Reyes, 522. MGD 151.2

En la gran obra de amonestar al mundo, los que poseen la verdad en el corazón y han sido santificados por la verdad, cumplirán con la parte que se les ha asignado. Serán fieles en el pago de diezmos y ofrendas. Cada miembro de iglesia está comprometido por el pacto hecho con Dios a negarse todo lo que implique un gasto extravagante de recursos. No permitamos que la falta de economía en nuestra vida de hogar nos incapacite para desempeñar nuestra parte en el fortalecimiento de la obra que ya está establecida y nos impida entrar en nuevos territorios... MGD 151.3

Ruego a mis hermanos y hermanas de todo el mundo que despierten a la responsabilidad que descansa sobre ellos en lo que se refiere al pago fiel del diezmo... Llevad fielmente la cuenta con vuestro Creador... MGD 151.4

El que dio a su Hijo unigénito para que muriera por vosotros, ha hecho un pacto con vosotros. El os da sus bendiciones y en cambio requiere que le llevéis vuestros diezmos y ofrendas... Dios pide que sus instrumentos humanos sean fieles al contrato que él ha hecho con ellos. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”. Malaquías 3:10.—Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 79, 80. MGD 151.5

¡Cuán grande fue el don hecho por Dios al hombre, y cuán propio de Dios fue hacerlo! El dio con una liberalidad que jamás podrá ser igualada, a fin de salvar a los rebeldes hijos del hombre.—Ibid. 21. MGD 151.6