El Evangelismo

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La obra en favor de la humanidad caída

La humanidad caída es nuestro campo—Los indolentes, los adictos al tabaco y los bebedores de licor abundan. Pero la verdad debe llegar hasta ellos. Ha obrado maravillas aquí mismo [en Australia], y seguirá haciendo grandes cosas. Nuestra fe en el Señor Jesucristo y en la verdad presente no debe quedar únicamente con los que reciben a Cristo. Cristo murió para salvar al mundo, por lo tanto debemos trabajar con más celo para llevar a cabo nuestra parte. Debemos considerar como nuestro campo a la humanidad caída. Dios se preocupa de ella... Ni una sola alma debe quedar en tinieblas.—Carta 76, 1899. Ev 412.2

Algunos ricos envilecidos se salvarán—Nuestras grandes ciudades están alcanzando rápidamente la condición representada por el estado en que se encontraba el mundo antes del diluvio cuando “vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Génesis 6:5. Hay gente que vive en mansiones lujosas que está practicando pecados que deshonran a Dios; pero algunas de esas mismas personas, por influencia de la predicación del último mensaje probatorio se convencerán de sus pecados y se convertirán. Ev 412.3

Dios puede enriquecer a los que acuden a él mediante la provisión inagotable de su gracia. Al contemplar a la humanidad caída y envilecida, declara que el Espíritu Santo será derramado sobre toda carne. Muchos que nunca han oído hablar de las verdades especiales para este tiempo sentirán la persuasión del Espíritu mientras escuchen el mensaje de importancia sobrecogedora... Ev 413.1

Dios levantará obreros que se ubicarán en esferas de influencia peculiares, obreros que llevarán la verdad hasta los lugares menos prometedores. Los hombres dirán: “Sí” aun cuando antes habían dicho “No”. Algunos que una vez eran enemigos se convertirán en colaboradores valiosos, y promoverán la obra con sus recursos y su influencia.—The Review and Herald, 30 de septiembre de 1902. Ev 413.2

Trabajad por los caídos—En la tarea de presentar la verdad, ninguna cosa servirá mejor para dar carácter a la obra que la ayuda que se preste a la gente en el lugar donde ésta se encuentra, tal como lo hizo el samaritano. La obra debidamente conducida para salvar a los pobres pecadores que han sido pasados por alto por las iglesias constituirá la cuña de entrada donde la verdad hallará lugar permanente. Hay que establecer un orden diferente de cosas entre nosotros como pueblo, y al hacer esta clase de obra se creará una atmósfera completamente diferente que rodeará las almas de los obreros, porque el Espíritu Santo se comunica a todos los que se ocupan en el servicio de Dios, y los que reciben la influencia del Espíritu Santo constituirán un poder para el bien que elevará, fortalecerá y salvará a las almas que están a punto de perecer.—Manuscrito 14a, 1897. Ev 413.3

Hay que impedir que la gente se eche al abandono—Debemos utilizar nuestros medios y nuestra influencia para proclamar la verdad que impedirá que la gente se eche al abandono. Si realizamos la obra que el Señor nos ha dado, la verdad alcanzará en diversas formas a muchos que pertenecen a esta clase. Pero no debemos descuidar la obra que el Señor nos ha indicado especialmente que llevemos a cabo. Hay que alcanzar a todas las clases. Ev 413.4

Si los que trabajan por los que se han echado al abandono, por los caídos, lo hacen en el temor del Señor, esforzándose por conseguir que las personas por quienes trabajan comprendan qué es la verdad, muchos de esos desheredados se distinguirán como hijos de Dios.—Carta 143, 1904. Ev 413.5

La selección de los obreros para que trabajen por los desheredados—Hay que ejercer gran cuidado al trabajar por los desheredados. No hay que enviar a hombres y mujeres jóvenes a los lugares más bajos de nuestras ciudades. Los ojos y los oídos de estos obreros jóvenes deben mantenerse alejados del mal. Hay mucho que los jóvenes pueden hacer por el Maestro. Si velan, oran y confían en Dios, estarán preparados para llevar a cabo diversas clases de trabajo excelente bajo la supervisión de obreros experimentados.—Medical Ministry, 312 (1901). Ev 413.6