El Evangelismo

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La obra en favor de la clase media

Un grupo más fácilmente accesible—No existe otra clase más fácilmente accesible. Muchos de sus miembros son más merecedores que los más ricos, porque los que son más ricos no han obtenido sus riquezas en virtud de los más estrictos principios de integridad. Existen personas que no sacrifican los principios de la más estricta honradez para poseer cualquier cantidad de recursos. Esta es la clase que, si la luz le fuera presentada con sabiduría, la recibiría, y sus componentes serían obreros de confianza juntamente con Dios. El obrero, por la sabiduría que le es dada por Dios, trabajará de una manrera tal como para atraer a estas personas y unirlas en Cristo Jesús.—Manuscrito 66, 1894. Ev 411.1

¿Cómo podemos alcanzarlos?—¿Y cómo podemos alcanzar a la gente común? Cristo trató de trabajar por los’ más altos dignatarios de la nación. Pero ellos no lo recibieron, porque les dijo la verdad. Tenían ideas exaltadas acerca de su propia piedad. No querían ser instruidos. Pensaban que su trabajo era instruir a los demás, y no ser instruidos ellos mismos. Pero acerca de los pobres las Escrituras testifican: “Los que eran del común del pueblo le oían de buena gana”. “Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre”. “El Señor daba palabra: de las evangelizantes había grande ejército”.—Manuscrito 125, 1897. Ev 411.2

Cristo llegaba a sus mentes—Haremos mucho en poco tiempo si trabajamos en la forma como Cristo lo hacía. Podemos reflexionar provechosamente en la forma como él enseñaba. Trataba de llegar a la mente de la gente común. Su estilo era sencillo, natural y abarcante. Tomaba sus ilustraciones de las escenas con las que sus oyentes estaban más familiarizados. Ilustraba verdades de importancia eterna utilizando cosas de la naturaleza y en esa forma relacionaba el cielo con la tierra.—Manuscrito 24, 1903. Ev 411.3

Meditad en la sencillez de Cristo—El Salvador vino “para dar buenas nuevas a los pobres”. Lucas 4:18. En su enseñanza, hacía uso de los términos más sencillos y de los símbolos más claros. Y “los que eran del común del pueblo le oían de buena gana”. Mateo 12:37. Los que hoy procuran hacer su obra para este tiempo necesitan una comprensión más profunda de las lecciones que él dio.—El Ministerio de Curación, 349 (1905). Ev 411.4

El pueblo del Señor está integrado mayormente por gente común—El pueblo del Señor se compone mayormente de los pobres de este mundo, de gente común. No muchos sabios, no muchos poderosos, no muchos nobles son llamados. Dios ha escogido a “los pobres de este mundo”. “A los pobres es anunciado el Evangelio”. Los ricos son llamados, en un sentido son invitados, pero no aceptan la invitación. Pero en estas malvadas ciudades el Señor tiene muchas personas que son humildes, y sin embargo, dignas de confianza.—Manuscrito 17, 1898. Ev 411.5

Cuando se aprecia la luz de Dios—Para Dios no hay castas. El ignora cuanto se asemeje a ello. Todas las almas tienen valor para él. El trabajar por la salvación de las almas es un empleo digno del más grande honor. No importa cuál sea la forma de nuestra labor, ni entre qué clase se verifique, ora sea elevada o humilde. A los ojos de Dios estas distinciones no afectan su verdadero valor. El alma sincera, ferviente y contrita, por ignorante que sea, es preciosa a la vista del Señor. El pone su propia señal sobre los hombres, juzgándolos, no por su jerarquía, ni por su riqueza, ni por su grandeza intelectual, sino por su unidad con Cristo. El ignorante, el paria, el esclavo, si ha aprovechado hasta el máximo grado sus oportunidades y privilegios, si ha apreciado la luz que Dios le dio, ha hecho todo cuanto se pedía de él. El mundo puede llamarlo ignorante pero Dios lo llama sabio y bueno, y así su nombre queda registrado en los libros del cielo. Dios lo hará idóneo para que le reporte honor, no sólo en el cielo, sino también en la tierra.—Obreros Evangélicos, 437 (1915). Ev 412.1