El Evangelismo

12/169

Capítulo 3—Comunidades menores y zonas rurales

Por los caminos y los vallados

Lugares alejados—Al hacerse planes para la extensión de la obra, debe abarcarse mucho más que las ciudades. En los lugares alejados existen muchas, muchas familias de las cuales debe cuidarse a fin de saber si entienden la obra que Jesús está haciendo por su pueblo. Ev 38.1

No ha de descuidarse a los que se encuentren en los caminos, ni tampoco a los que están en los vallados; y mientras viajamos de lugar en lugar, y pasamos por una casa tras otra, debemos siempre preguntar: “¿Han escuchado el mensaje las personas que viven en este lugar? ¿Ha sido presentada a su oído la verdad de la Palabra de Dios? ¿Comprenden ellos que el fin de todas las cosas es inminente, y que los juicios de Dios están cercanos? ¿Se dan cuenta de que cada alma ha sido comprada a un costo infinito?” Mientras medito en estas cosas, siento en mi corazón un profundo anhelo porque la verdad sea llevada con sencillez a los hogares de estas personas que viven a lo largo de los caminos y en lugares muy distantes de los densos centros de población... Tenemos el privilegio de visitarlos y familiarizarlos con el amor de Dios por ellos y con su maravillosa provisión hecha para la salvación de sus almas. Ev 38.2

En esta obra que se hace en los caminos y los vallados, hay serias dificultades que vencer. Mientras el obrero busca las almas no ha de temer ni ha de desanimarse, pues Dios es su ayudador, y continuará auxiliándolo; y abrirá caminos ante sus siervos.—Manuscrito 15, 1909. Ev 38.3

Un llamamiento a realizar planes mayores—Somos demasiado estrechos en nuestros planes. Debemos tener mentes más amplias. Dios desea que pongamos en práctica, en nuestra obra para él, los principios de la verdad y la justicia. Su obra ha de avanzar en las ciudades, los pueblos y aldeas... Ev 38.4

Debemos apartarnos de toda pequeñez y hacer planes mayores. Debe haber un desplazamiento más amplio a fin de trabajar por aquellos que están lejos y cerca.—Manuscrito 87, 1907. Ev 38.5

Campos que no prometen—El campo de labor ha de ampliarse. El mensaje evangélico ha de ir a todas partes del mundo. Los campos que menos prometen deben ser objeto de trabajo ferviente y resuelto. Los hijos de Dios, fervorosos, fieles, abnegados, deben emplear todo el conocimiento que posean en el manejo de esta obra importante.—Manuscrito 141, 1899. Ev 38.6

Se alcanza más fácilmente a la gente del campo—La gente que vive en las zonas rurales es a menudo más fácilmente alcanzada que la que vive en las ciudades densamente pobladas. En el primer caso, en medio de las escenas de la naturaleza, el carácter cristiano se forma más fácilmente que entre la maldad de la vida urbana. Cuando la verdad se posesiona de las personas de corazón sencillo y el Espíritu de Dios obra en sus mentes, induciéndolos a responder a la proclamación de la Palabra, habrá algunos que se levantarán para ayudar a sostener la causa de Dios, tanto con sus medios como con su trabajo.—Manuscrito 65, 1908. Ev 39.1

Para todas las clases—Hay que alcanzar a hombres y mujeres que transitan por los caminos y los vallados. Leemos acerca de los trabajos de Cristo: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Mateo 4:23. Ha de realizarse precisamente una obra como ésta en nuestras ciudades y pueblos, en los caminos y en los vallados. El Evangelio del mensaje del tercer ángel ha de ser llevado a todas las clases.—Manuscrito 7, 1908. Ev 39.2

Haciendo resonar el llamamiento en lugares nuevos—La obra de nuestro Salvador consistía en amonestar a las ciudades y ordenar obreros para que salieran de las ciudades a fin de ir a los lugares donde la luz nunca antes había sido dada, y para levantar el estandarte de la verdad en nuevas localidades... Según la instrucción que he recibido, no debemos estar excesivamente ansiosos por amontonar demasiados intereses en una misma localidad, sino que debemos buscar lugares en distritos alejados y trabajar en nuevos sitios. Así pueden ser alcanzadas y convertidas personas que no saben nada de las preciosas e importantes verdades para este tiempo. El último llamamiento debe destacarse tanto en nuevos lugares de este país [Estados Unidos de Norteamérica] como en los países distantes. Se presentó esta instrucción sobre algunas localidades que no han recibido el mensaje. La simiente de la verdad debe sembrarse en los centros no cultivados... Ello cultivará un espíritu misionero para trabajar en nuevas localidades. El egoísmo que se manifiesta al mantener grandes congregaciones, no es el plan del Señor. Entrad en todo nuevo lugar posible, y comenzad la obra de educar en vecindarios que no han oído la verdad. Ev 39.3

¿Por qué trabajó nuestro Salvador para sembrar la simiente en lugares alejados? ¿Por qué viajó lentamente fuera de los pueblos que habían sido sus lugares [habituales de residencia] para comunicar la luz, abriendo las Escrituras? Había un mundo que debía escuchar la verdad, y ésta sería aceptada por algunas almas que hasta entonces no la habían escuchado. Cristo viajó lentamente y abrió las Escrituras en su sencillez a las mentes que querían recibir la verdad.—Carta 318, 1908. Ev 39.4

Esfuerzos simultáneos en las ciudades menores—Durante el tiempo en que se pueden realizar congresos en esta asociación, deben estar realizándose dos o tres reuniones al mismo tiempo en diferentes lugares. Hay un tiempo cuando estas reuniones no pueden celebrarse; pero durante los meses en que podemos usar las carpas con ventaja no debemos limitar nuestros esfuerzos a las grandes ciudades. Debemos dar el mensaje amonestador a la gente en todos los lugares.—Manuscrito 104, 1902. Ev 40.1