El Ministerio de la Bondad

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Capítulo 12—La eficacia de las visitas misioneras

El lugar de las visitas misioneras en la terminación de la obra de Dios en la tierra—¿Cómo puede realizarse la gran obra del mensaje del tercer ángel? Debe cumplirse mayormente por esfuerzos perseverantes e individuales, mediante las visitas a la gente en sus hogares.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 150. MB 102.1

Uno de los medios más eficaces por los cuales se puede comunicar la luz, es por el esfuerzo privado y personal. En el círculo de la familia, en los hogares de nuestros vecinos, al lado de los enfermos, muy quedamente podemos leer las Escrituras y decir una palabra en favor de Jesús y la verdad. Así podemos sembrar una semilla preciosa que brotará y dará fruto.—Joyas de los Testimonios 3:62. MB 102.2

Recompensados mil veces—Despertad, hermanos y hermanas. No tengáis temor de las buenas obras. No os canséis de hacer bien, pues cosecharéis a su debido tiempo si no desmayáis. ... Fomentad en vosotros el amor a la hospitalidad, el amor de ayudar a los que necesitan. MB 102.3

Quizá digáis que habéis sido engañados al prodigar vuestros medios a los indignos de vuestra caridad y, por lo tanto, os habéis desanimado de ayudar a los necesitados. Presento a Jesús ante vosotros. ... ¡Un alma arrancada de las garras de Satanás; un alma que habéis beneficiado; un alma animada! Esto pagará mil veces todos vuestros esfuerzos. Jesús os dirá: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis”. ¿No haremos gozosamente todo lo que podamos para imitar la vida de nuestro divino Señor?—The Review and Herald, 20 de abril de 1886. MB 102.4

Es vital para nuestro propio destino eterno—Cuando os dedicáis a esta obra, tenéis compañeros invisibles para los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que atendió al extranjero herido. Y están al lado de todos aquellos que prestan servicio a Dios ministrando a sus semejantes. Y tenéis la cooperación de Cristo mismo. El es el restaurador, y mientras trabajéis bajo su vigilancia, bajo su dirección, veréis grandes resultados. De nuestra fidelidad en esta obra, no sólo depende el bienestar de otros, sino nuestro propio destino eterno.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 356. MB 103.1

Cristo entra en los hogares con ellos—El Señor desea que la verdad se acerque íntimamente a la gente, y esto se puede realizar únicamente por medio de la labor personal. Mucho está encerrado en la orden: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. Hay una obra que hacer en este sentido que no ha sido hecha todavía. Los obreros de Dios enseñen la verdad en las familias, acercándose íntimamente a aquellos por quienes trabajan. Si así cooperan con Dios él los revestirá con poder espiritual. Cristo los guiará en su obra, entrando en las casas de la gente con ellos y dándoles palabras que penetrarán profundamente en el corazón de los oyentes. El Espíritu Santo abrirá los corazones y las mentes para recibir los rayos que vienen de la Fuente de toda luz.—The Review and Herald, 29 de diciembre de 1904. MB 103.2

Traed esperanza a la gente—Es imposible que el hombre que cree en Cristo vea la obra que necesita ser hecha y sin embargo no haga nada. Hemos de recibir diariamente del cielo el bálsamo sanador de la gracia de Dios para socorrer a los necesitados y dolientes. Los seguidores de Cristo han de saber de las angustias de los pobres en su vecindario inmediato y han de procurar remediarlas. Aquellos que llevan una vida oscura y desagradable son precisamente los que debiéramos instar a confiar, porque Cristo es su Salvador. ¿No hay quienes puedan ir de casa en casa, de familia en familia y repitan el A B C de la verdadera experiencia cristiana?—Ibid. 11 de abril de 1912. MB 103.3

La experiencia de E. G. de White en las visitas misioneras—Recuerdo cuando vino sobre mí el poder transformador de Dios en mi niñez, y deseaba que todos recibieran la bendición que yo tenía y no podía descansar hasta que les había contado de ella. Comencé a visitar a mis jóvenes compañeros y fuí a sus casas para hablar con ellos y contarles de mi experiencia, cuán precioso me era el Salvador y cómo quería servirle, y cómo quería que ellos también le sirvieran. Hablaba pues de lo precioso que es Cristo y les decía: “¿No quieren arrodillarse conmigo y orar?” Algunos se arrodillaban y algunos se sentaban en una silla, pero antes de que termináramos, todos se arrodillaban y orábamos juntos durante horas, hasta que el último decía: “Creo que Jesús me ha perdonado mis pecados”. A veces el sol comenzaba a aparecer en el cielo antes de que yo renunciara a la lucha. Hay un gran poder en Jesús.—Manuscrito 10, 1888. MB 104.1

Las “primeras obras” dan resultados—La razón por la cual muchos dejan de tener éxito es que confían demasiado en sí mismos, y no sienten la positiva necesidad de descansar en Cristo al salir a buscar y salvar lo que se ha perdido. Hasta que no tengan la mente de Cristo y enseñen la verdad como es en Jesús, no lograrán mucho. ... La atmósfera de la iglesia es tan frígida, su espíritu es de tal naturaleza, que los hombres y mujeres no pueden sostener o soportar el ejemplo de la piedad primitiva nacida del cielo. El calor de su primer amor está congelado, y a menos que sean regados por el bautismo del Espíritu Santo, su candelabro será quitado de su lugar, si no se arrepienten y hacen las primeras obras. Las primeras obras de la iglesia se veían cuando los creyentes buscaban amigos, parientes y conocidos, y con corazones desbordantes de amor les contaban la historia de lo que Jesús era para ellos y lo que ellos eran para Jesús.—Testimonios para los Ministros, 165, 166. MB 104.2

Eres una carta. ¡Entrégala!—El apóstol Pablo dice a los discípulos de Jesús: “Sois manifiestamente una epístola de Cristo”, “conocida y leída de todos los hombres”. En cada uno de sus hijos Jesús envía una carta al mundo. Si sois discípulos de Cristo, él envía en vosotros una carta a la familia, a la aldea, a la calle donde vivís. Jesús que mora en vosotros, quiere hablar a los corazones que no le conocen. Tal vez no leen la Biblia o no oyen la voz que les habla en sus páginas; no ven el amor de Dios en sus obras. Mas si eres un verdadero representante de Jesús, puede ser que por ti sean inducidos a conocer algo de su bondad y sean ganados para amarlo y servirlo.—El Camino a Cristo, 117. MB 105.1

Las publicaciones que dejamos en los hogares darán fruto—“Calzados los pies con el apresto del Evangelio de paz” estaréis preparados para caminar de casa en casa llevando la verdad a la gente. A veces hallaréis que esta clase de obra es muy difícil de hacer, pero si vais con fe el Señor se os adelantará y su luz brillará sobre vuestro sendero. Al entrar en los hogares de vuestros vecinos para vender o regalar nuestras publicaciones, y enseñarles humildemente la verdad, estaréis acompañados por la luz del cielo.—The Review and Herald, 11 de noviembre de 1902. MB 105.2

Dios pronto hará grandes cosas para nosotros si humildemente nos postramos a sus pies con fe. ... Más de mil se convertirán en un día, la mayoría de los cuales identificarán sus primeras convicciones con la lectura de nuestras publicaciones.—Ibid. 10 de noviembre de 1885. MB 106.1

La mejor manera de alcanzar a las almas—Al alcance de las mismas sombras de las casas de Dios hay multitudes de impíos pecadores, sin un conocimiento de la verdad, sin esperanza. ... En cada ciudad, en cada lugar donde se reúnen los cristianos para adorar a Dios, hay hombres, mujeres y niños que han de ser reunidos en el aprisco. Muchos nunca oyen un discurso acerca de la Palabra de Dios. ¿Quién tomará sobre sí la responsabilidad de las almas? ¿Quién aprenderá del gran Maestro que la mejor forma de alcanzar las almas es mediante exhortaciones directas y personales a los extraviados, a los que están muertos en delitos y pecados, para que contemplen a su Redentor levantado y crucificado y vivan? Cristianos, estén vuestros corazones llenos de simpatía y amor por aquellos que no conocen la verdad.—Manuscrito 81, 1900. MB 106.2

Situaciones adaptadas a nuestros talentos—Si los maestros de la Palabra de Dios están dispuestos, el Señor los conducirá a una relación íntima con la gente. Los guiará a los hogares de aquellos que necesitan y desean la verdad, colocándolos en las situaciones más propicias para sus talentos.—Carta 95, 1896. MB 106.3

Se necesitan los talentos de todos—El Señor tiene un lugar para cada uno en su gran plan. No se confieren los talentos que no se necesitan. Dios da talentos a cada hombre, que han de ser aprovechados de acuerdo con sus diversas capacidades, que provienen de Dios. Suponiendo que el talento fuera pequeño, Dios tiene un lugar para él. Si se usa ese único talento, hará precisamente la obra que Dios tenía el propósito que hiciera. Los talentos del humilde visitador se necesitan en la obra de casa en casa y pueden realizar más en este trabajo que los dones brillantes. Y el que usa correctamente su único talento, será tan verdaderamente recompensado como el que usa debidamente cinco talentos. Dios recompensa a sus siervos por trabajar de acuerdo con los talentos dados.—Carta 41, 1899. MB 106.4

Cómo encontrar tiempo para visitas en el vecindario—Si los jóvenes y señoritas se consagraran solemnemente a Dios, si practicaran la abnegación en la vida del hogar, aliviando a sus cansadas madres, gastadas por los cuidados, qué cambio se realizaría en nuestras iglesias. Las madres podrían encontrar tiempo para hacer visitas en el vecindario. Cuando se presentara la oportunidad, los hijos podrían ayudar haciendo, aún siendo bien jóvenes, pequeños mandados de misericordia y amor para bendecir a otros. Así se podría entrar en miles de hogares de pobres y necesitados. Podrían colocarse en muchos hogares libros acerca de salud y temperancia. La circulación de estos libros es una obra importante, pues contienen un conocimiento precioso acerca del tratamiento de las enfermedades: conocimiento que sería una gran bendición para aquellos que no disponen de medios para pagar las visitas del médico.—Manuscrito 119, 1901. MB 107.1

“No esperéis a que se os diga vuestro deber”—No esperéis a que se os diga vuestro deber. Abrid los ojos y ved quiénes os rodean. Trabad relaciones con los desvalidos, afligidos y necesitados, no os ocultéis de ellos y no procuréis no ver sus necesidades. ¿Quién da las pruebas mencionadas por Santiago de poseer la religión pura y sin mancha con el egoísmo o corrupción?—Testimonies for the Church 2:29. MB 107.2

Romped el hechizo: Id a trabajar, ya sea que os sintáis dispuestos a hacerlo o no—Hermanos y hermanas, ¿deseáis quebrantar el ensalmo que os domina? ¿Queréis despertar de esta pereza que se asemeja al torpor de la muerte? Id a trabajar, sintáis el deseo o no. Esforzaos personalmente por traer almas a Jesús y al conocimiento de la verdad. Esta labor será para vosotros un estímulo y un tónico; os despertará y fortalecerá. Por el ejercicio vuestras facultades espirituales se vigorizarán, de manera que tendréis más éxito para labrar vuestra propia salvación. El estupor de muerte pesa sobre muchos de los que profesan a Cristo. Haced cuanto podáis para despertarlos. Amonestadlos, suplicadles, argüid con ellos. Rogad que el Espíritu enternecedor de Dios derrita y ablande sus naturalezas glaciales. Aunque se nieguen a escuchar, vuestro trabajo no estará perdido. Mediante el esfuerzo hecho para bendecir a otros, vuestras propias almas serán bendecidas.—Joyas de los Testimonios 2:128, 129. MB 108.1

Llevando la atmósfera del cielo—El visitar a los enfermos, consolar a los pobres y afligidos por amor a Cristo, dará a los obreros los brillantes rayos del Sol de Justicia, y aun el semblante expresará la paz que mora en el alma. Los rostros de hombres y mujeres que hablan con Dios, para los cuales el mundo invisible es una realidad, expresan la paz de Dios. Llevan consigo la suave y agradable atmósfera del cielo y la difunden mediante hechos de bondad y obras de amor. Su influencia es de un carácter que gana almas para Cristo. Si todos pudieran ver y entender y ser hacedores de las palabras de Dios, ¡qué paz, qué felicidad, qué salud de cuerpo y paz del alma sería el resultado! No puede estimarse una atmósfera de amor cálida y bondadosa, la compasiva ternura de Cristo en el alma. El precio del amor está por encima del oro, la plata y las piedras preciosas, y hace que los agentes humanos sean como Aquel que no vivió para agradarse a sí mismo.—Carta 43, 1895. MB 108.2

“Centenares y miles de personas visitando las familias”—En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Muchos alababan a Dios. Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés. Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios recibían grandes bendiciones. Oí las alabanzas y las acciones de gracias: parecía una reforma análoga a la del año 1844.—Joyas de los Testimonios 3:345. MB 109.1