El Ministerio de la Bondad
Capítulo 11— Como visitar y que hacer
Acercaos lo más posible a vuestros vecinos—Visitad a vuestros vecinos uno por uno y acercaos lo más posible a ellos, hasta que sus corazones se enternezcan a causa de vuestra desinteresada atención y afecto. Simpatizad con ellos, orad por ellos, vigilad las oportunidades de hacerles bien y, tanto como podáis, reunid a unos pocos y abrid ante sus oscurecidas mentes la Palabra de Dios.—The Review and Herald, 13 de marzo de 1888. MB 92.1
Ayudad donde se necesite más ayuda—Hay alrededor de vosotros aquellos que están angustiados, quienes necesitan palabras de simpatía, amor y ternura y nuestras humildes y compasivas oraciones. Algunos están sufriendo bajo la dura mano de la pobreza, algunos con enfermedades y otros con pesares, desesperación y melancolía. Tal como Job, vosotros debéis ser ojos para los ciegos y pies para los cojos y debéis inquirir por las causas que vosotros no conocéis investigándolas con el objeto de conocer sus necesidades y ayudarlos justamente en lo que ellos más necesitan ayuda.—Testimonies for the Church 3:530. MB 92.2
Suplid primero las necesidades temporales de los menesterosos, aliviad sus menesteres y sufrimientos físicos, y luego hallaréis abierta la puerta del corazón, donde podréis implantar las buenas semillas de virtud y religión.—Testimonios Selectos 3:269. MB 92.3
Una aproximación persuasiva—Allegaos a la gente de una manera persuasiva, amable, llena de alegría y amor por Cristo. ... Ninguna lengua humana puede expresar lo precioso de la obra de la Palabra y del Espíritu Santo. Ninguna expresión humana puede pintar a una mente finita el valor de comprender y, mediante una fe viviente, recibir la bendición que se da cuando pasa Jesús de Nazaret.—Carta 60, 1903. MB 92.4
Mantened una apropiada actitud con la gente—Delicada cosa es tratar con las mentes. Sólo Aquel que lee en el corazón sabe llevar a los hombres al arrepentimiento. Sólo su sabiduría nos proporcionará éxito en alcanzar a los perdidos. Podéis erguiros, imaginándoos ser más santos que ellos, y por acertado que sea vuestro razonamiento o veraz vuestra palabra, no conmoverán los corazones. El amor de Cristo, manifestado en palabras y obras, se abrirá camino hasta el alma, cuando de nada valdría la reiteración de preceptos y argumentos.—El Ministerio de Curación, 121. MB 93.1
Mostrad una cordial simpatía—Necesitamos más simpatía cristiana; y no simplemente simpatía para con aquellos que nos parecen sin tacha, sino para con los pobres y los que padecen, para con las almas que luchan y son muchas veces sorprendidas en sus faltas, para con los que van pecando y arrepintiéndose, los tentados y desalentados. Debemos allegarnos a nuestros semejantes, conmovidos, como nuestro misericordioso Sumo Sacerdote, por sus flaquezas (Ibid.). MB 93.2
Trabajad de manera que desaparezca el prejuicio—Mis hermanos y hermanas, visitad a aquellos que viven cerca de vosotros y con simpatía y bondad buscad de alcanzar sus corazones. Estad seguros de trabajar en tal forma que eliminéis el prejuicio, en vez de crearlo. Y recordad que los que conocen la verdad para este tiempo y sin embargo limitan sus esfuerzos a sus propias iglesias, rehusando trabajar para sus vecinos inconversos, serán llamados a rendir cuentas por los deberes no cumplidos.—Testimonies for the Church 9:34, 35. MB 93.3
Introducíos en los hogares cuando podáis—Acercaos a la gente; procurad la confianza de las familias cuando podáis; no esperéis que la gente vaya a la caza del pastor.—Carta 8, 1895. MB 94.1
Los tres pasos importantes en el trabajo de casa en casa—La tarea ahora consiste en convencer a las almas de la verdad. La mejor manera de hacer esto es mediante esfuerzos personales, llevando la verdad a las casas de la gente, orando con ellas y exponiéndoles las Escrituras.—The Review and Herald, 8 de diciembre de 1885. MB 94.2
La importancia de un apretón de manos—Mucho depende de la manera en que tratéis a aquellos a quienes visitáis. Al saludar a una persona, podéis estrecharle la mano de tal manera que ganéis su confianza en seguida, o de una manera tan fría que ella piense que os es indiferente.—Obreros Evangélicos, 202. MB 94.3
Se necesita la cortesía cristiana—Hay muchos que desean ser cristianos, y si permitimos que comience su trabajo, la levadura se posesionará de uno tras otro, a medida que el Espíritu de Dios obre con nosotros y veremos que podemos alcanzar a la gente, no por nuestra propia inteligencia, sino por el Espíritu de Dios. Sin embargo, necesitamos emplear la habilidad y facultades que Dios nos ha dado. No necesitamos ser novicios permanentes; necesitamos saber cómo conducirnos adecuadamente; necesitamos cortesía cristiana. Y necesitamos llevarla con nosotros en toda nuestra obra. No necesitamos que ninguna de las aristas que pueda haber en nuestro carácter sea prominente, sino que necesitamos trabajar en humildad, de modo que las olvidemos [las aristas], y que en su lugar haya mejores características. Necesitamos alegría en nuestra obra.—Manuscrito 10, 1888. MB 94.4
El poder de la cortesía—El cultivo de una cortesía uniforme, y la voluntad de tratar a otros como deseamos ser tratados nosotros, eliminaría la mitad de las dificultades de la vida. El espíritu de ensalzamiento propio es el espíritu de Satanás; pero el corazón que abriga el amor de Cristo poseerá esa caridad que no busca lo suyo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 126. MB 95.1
La correcta actitud hacia los pobres—No debéis asumir una actitud que dé la impresión de que condescendemos al relacionarnos con familias pobres. Cuando habláis con ellas, debéis pensar que son iguales que vosotros. Tienen poca luz y gozo y por qué no llevarles gozo y luz adicionales para que brillen en ellos y llenen su corazón. Lo que necesitamos es la tierna simpatía de Jesucristo y entonces podremos abrirnos paso directamente hasta su corazón. No debemos vestirnos con ostentación, sino con vestidos sencillos, para que puedan sentir que somos sus iguales y como si consideráramos que son dignos de la salvación, y así podremos llegar hasta su corazón. MB 95.2
Ahora bien, hermanos y hermanas, el hierro debe salir de nuestras almas, y debe salir de nuestra forma de trabajar. Podemos educar a obreros en cada iglesia.—Manuscrito 10, 1888. MB 95.3
Llenos de tacto como fué Cristo—Tenía tacto para tratar con los espíritus llenos de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que conquistaban su atención.—El Deseado de Todas las Gentes, 219. MB 95.4
Infundid valor—No pronunciéis una palabra de desaliento, porque Satanás se agrada de tales palabras. Hablad de la bondad de Cristo y contad de su poder. Las palabras de esperanza, confianza y valor se hablan tan fácilmente como las palabras de queja. “Gozaos en el Señor siempre: otra vez digo: Que os gocéis”.—The Review and Herald, 7 de abril de 1904. MB 95.5
Id al punto—Cuando entremos en una casa, no debemos comenzar a hablar de cosas frívolas, sino debemos ir directamente al punto y decir: Quiero que Uds. amen a Jesús, porque él los amó a Uds. primero. ... Llevad las publicaciones y pedidle que las lean. Cuando vean que vosotros sois sinceros, no despreciarán ninguno de vuestros esfuerzos. Hay una forma de alcanzar el corazón más duro. Aproximaos con la sencillez, sinceridad y humildad que nos ayudarán a alcanzar las almas de aquellos por quienes murió Cristo.—Manuscrito 10, 1888. MB 96.1
Presentad a Cristo en la intimidad del hogar—A todos los que trabajan con Cristo quiero decir: Cuando quiera que podáis obtener acceso a la gente en su hogar, aprovechad la oportunidad. Tomad vuestra Biblia y abrid ante las personas sus grandes verdades. Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber y talento, como de vuestra capacidad para conquistar corazones. Siendo sociables y acercándoos a la gente, podréis atraer la corriente de sus pensamientos más fácilmente que por el discurso más capaz. La presentación de Cristo en la familia, en el hogar, o en pequeñas reuniones en casas particulares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada o aun en salones o capillas.—Obreros Evangélicos, 201. MB 96.2
Decid cómo encontrasteis a Jesús—Visitad a vuestros vecinos y tomad interés en la salvación de sus almas. Poned en acción todas vuestras energías espirituales. Decid a aquellos a quienes visitáis que el fin de todas las cosas está cerca. El Señor Jesucristo abrirá los corazones y hará sobre las mentes impresiones duraderas. MB 96.3
Procurad arrancar a los hombres y mujeres de su insensibilidad espiritual. Decidles cómo hallasteis a Jesús, y cuál ha sido vuestra felicidad desde el día en que empezasteis a servirle. Decidles qué bendición es para vosotros sentaros a los pies de Jesús para aprender las preciosas lecciones contenidas en su Palabra. Habladles de las alegrías que se experimentan en la vida cristiana. Vuestras palabras, cálidas y fervientes, les darán la convicción de que habéis hallado la perla de gran precio. Demuestren vuestras palabras, alegres y animadoras, que habéis hallado por cierto la senda más excelente. Este es trabajo misionero auténtico, y al ser hecho, hará que muchos despierten como de un sueño.—Testimonios Selectos 5:153, 154. MB 97.1
Presentad a Cristo en su amor enternecedor—Hay muchas almas que anhelan inefablemente la luz, que anhelan seguridad y fortaleza más allá de lo que han podido alcanzar. Es necesario buscarlas y trabajar para ellas paciente y perseverantemente. Pedid la ayuda del Señor en fervientes oraciones. Presentad a Jesús porque lo conocéis como a vuestro Salvador personal. Que su amor enternecedor, su rica gracia, fluyan de los labios humanos. No necesitáis presentar puntos de doctrina a menos que se os hagan preguntas. Llevad en cambio la Palabra y con amor tierno y anhelante por las almas, mostradles la preciosa justicia de Cristo a quien vosotros y ellos deben ir para ser salvados.—Manuscrito 27, 1895. MB 97.2
En todas vuestras labores, sea evidente que conocéis a Jesús. Presentad su pureza y gracia salvadora, de modo que aquellos por quienes trabajáis, mediante la contemplación, puedan ser cambiados a la imagen divina. La cadena que desciende desde el trono de Dios es suficientemente larga como para llegar a la más profunda sima del pecado. Ensalzad a un Salvador que perdona los pecados delante de los perdidos y solitarios, pues Jesús ha hecho una intercesión divina en favor de ellos. El puede levantarlos del abismo del pecado para que puedan ser reconocidos como hijos de Dios, herederos con Cristo de una herencia inmortal. Para que puedan tener la vida que se mide con la vida de Dios.—The Review and Herald, 11 de abril de 1912. MB 97.3
El poder de los cantos sagrados—Los que tienen el don del canto son necesarios. El canto es uno de los medios más efectivos para impresionar la verdad espiritual en el corazón. Con frecuencia, mediante las palabras del canto sagrado, han sido rotos los sellos de los resortes del arrepentimiento y la fe. Los miembros de iglesia, jóvenes y viejos, debieran ser educados para salir a proclamar este último mensaje al mundo. Si van con humildad, los ángeles de Dios irán con ellos, enseñándoles la forma de elevar la voz en oración, cómo elevar la voz en el canto y cómo proclamar el mensaje del Evangelio para este tiempo.—Ibid. 6 de junio de 1912. MB 98.1
Los corazones conmovidos por cantos sencillos—Aprended a cantar los himnos más sencillos. Os ayudarán en vuestra obra de casa en casa, y los corazones serán conmovidos por la influencia del Espíritu Santo. A Cristo se le oía cantar con frecuencia himnos de alabanza; y sin embargo he oído a algunas personas que dicen “Cristo nunca sonreía”. ¡Cuán equivocadas son sus ideas en cuanto al Salvador! Había gozo en su corazón. Sabemos por la Palabra que hay gozo en las huestes angélicas por un pecador arrepentido y que el Señor mismo se regocija con cánticos por su iglesia.—Ibid. 11 de noviembre de 1902. MB 98.2
Hablad familiarmente y haced exhortaciones personales—Los esfuerzos personales e individuales y el interés por vuestros amigos y vecinos realizará más de lo que se pueda estimar. Por la falta de esta clase de trabajo están pereciendo las almas por las cuales murió Cristo. ... Vuestra obra puede realizar más bien verdadero que las reuniones más grandes, si en ellas falta el esfuerzo personal. Cuando se combinan ambos, con la bendición de Dios, se puede realizar una obra más perfecta y acabada; pero si podemos hacer solamente una parte, que sea la labor individual de presentar las Escrituras en los hogares, haciendo exhortaciones personales y hablando familiarmente con los miembros de la familia, no en cuanto a las cosas de pequeña importancia, sino acerca de los grandes temas de la redención. Que se vea que vuestro corazón está agobiado por la salvación de las almas.—Ibid. 13 de marzo de 1888. MB 98.3
La efectividad de la técnica de hacer preguntas—Hermanos míos en el ministerio, no penséis que la única obra que podáis hacer, la única manera en que podáis trabajar por las almas, consiste en dar discursos. La mejor obra que podáis hacer es la de enseñar, educar. Cuando quiera que encontréis ocasión de hacerlo, sentaos con alguna familia, y permitid que sus miembros os hagan preguntas. Luego contestadlas con paciencia y humildad. Llevad a cabo esta obra en conexión con vuestros esfuerzos más públicos. Predicad menos, y educad más, dirigiendo estudios bíblicos y orando con las familias y los grupos pequeños.—Obreros Evangélicos, 201. MB 99.1
Con una voz llena de sentimiento—Exprese la voz simpatía y ternura. La voz de Cristo estaba llena de sentimiento. Mediante esfuerzos perseverantes podremos cultivar la voz, librándola de toda aspereza. Pidamos con fe que se nos dé una voz que exprese conversión, una lengua convertida y una simpatía y ternuras similares a las de Cristo, para que podamos ganar almas para la verdad que enseñamos.—The Review and Herald, 11 de noviembre de 1902. MB 99.2
Qué hacer si se nos cierra la puerta en la cara—“Pero, dice alguien, supóngase que no podemos lograr entrar en los hogares y que sus moradores se levanten en contra de las verdades que presentamos. En tal caso, ¿no estaríamos excusados si no hiciéramos más esfuerzos en favor de ellos?” De ninguna manera. Aunque os cierren la puerta en vuestra cara, no os apresuréis a retiraros con indignación sin hacer más esfuerzos para salvarlos. Pedid a Dios con fe que os dé acceso a esas mismas almas. No ceséis en vuestros esfuerzos, sino que estudiad y haced planes hasta que encontréis algún otro medio de alcanzarlos. Si no tenéis éxito mediante visitas personales, haced la prueba de enviarles el mensajero silencioso de la verdad. Hay tanto orgullo de opinión en el corazón humano, que nuestras publicaciones con frecuencia logran entrar donde no puede entrar el mensajero viviente.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 150. MB 100.1
Cómo trataba Cristo a la gente—Ganaremos mucha instrucción para nuestra obra de un estudio de los métodos de trabajo de Cristo y su manera de tratar a la gente. En el relato del Evangelio tenemos la constancia de cómo trabajaba para toda clase de gentes y cómo se desempeñaba en las ciudades y pueblos donde miles eran atraídos a su lado para escuchar sus enseñanzas. Las palabras del Maestro eran claras y distintas y las pronunciaba con simpatía y ternura. Llevaban consigo la seguridad de que contenían la verdad. La sencillez y fervor con que trabajaba y hablaba Cristo era lo que atraía a tantos hasta él.—The Review and Herald, 18 de enero de 1912. MB 100.2
No una labor mecánica—Todos los que se dedican a esta labor personal deben tener tanto cuidado de no volverse mecánicos en su manera de obrar como el ministro que predica la Palabra. Deben aprender constantemente.—Obreros Evangélicos, 201. MB 101.1
Idead nuevos métodos—Me dirijo a los cristianos que viven en nuestras grandes ciudades: Dios os ha hecho depositarios de la verdad, no para que la retengáis sino para que la impartáis a otros. Debéis visitar de casa en casa como fieles mayordomos de la gracia de Cristo. Al trabajar, idead y haced planes; se presentarán nuevos métodos continuamente a vuestra mente y se aumentarán las facultades de vuestro intelecto por el uso. Un cumplimiento tibio y negligente del deber significa un daño para el alma por la cual murió Cristo. Si hemos de encontrar las perlas sepultadas en los escombros de las ciudades, debemos salir listos para la obra requerida por el Maestro.—The Review and Herald, 11 de junio de 1895. MB 101.2
Nueva vida y nuevos planes—Se necesitan hombres que pidan a Dios sabiduría en oración y que, bajo la dirección de Dios, puedan poner nueva vida en los viejos métodos de trabajo y puedan inventar nuevos planes y nuevos métodos para despertar el interés de los miembros de iglesia y alcanzar a los hombres y mujeres del mundo.—Manuscrito 117, 1907. MB 101.3
En el poder de la persuasión, la oración y el amor—Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa.—El Ministerio de Curación, 102. MB 101.4