La Edificación del Carácter

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Para lograr la condición de hijo

Al cristiano se le presenta la posibilidad de realizar grandes conquistas. Puede siempre estar ascendiendo a mayores alturas. Juan tenía una idea elevada del privilegio de un cristiano. El dice: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1. No es posible para la humanidad elevarse a una mayor altura de dignidad que la que aquí se presenta. Al hombre se le concede el privilegio de llegar a ser heredero de Dios y coheredero con Cristo. A los que han sido así exaltados, se les revelan las inescrutables riquezas de Cristo, que son mil veces más valiosas que la riqueza del mundo. Así, por los méritos de Jesucristo, el hombre finito se eleva a la compañía con Dios y su querido Hijo. ECFP 15.2