La Edificación del Carácter

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La majestad de Dios

Cuando Juan meditaba en la gloria de Dios desplegada en sus obras, se sentía agobiado por la grandeza y la majestad del Creador. Si todos los habitantes de este pequeño mundo rehusaran obedecer a Dios, el Señor no sería dejado sin gloria. Eliminaría todo mortal de la faz de la tierra en un momento, y crearía una nueva raza para poblarla y glorificar su nombre. Dios no depende del hombre para el honor. El podría ordenar a las huestes estrelladas de los cielos, los millones de mundos del firmamento, que elevaran un canto de honor, alabanza y gloria a su Creador. “Celebrarán los cielos tus maravillas, oh Jehová, tu verdad también en la congregación de los santos. Porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados? Dios temible en la grande congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él”. Salmos 89:5-7. ECFP 75.1