El Colportor Evangélico

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Orar por los enfermos y desanimados

Cristo sembraba las semillas de verdad dondequiera que iba, y como seguidores suyos ustedes pueden testificar por el Maestro, realizando una obra muy preciosa en la labor que debe hacerse en la intimidad de los hogares. En esta manera de acercarse a la gente, a menudo hallarán personas enfermas y desanimadas. Si están colaborando estrechamente con Cristo, llevando su yugo, aprenderán todos los días de él a cómo llevar mensajes de paz y consuelo a los dolientes y chasqueados, a los entristecidos y desconsolados. Pueden señalar a los desanimados la Palabra de Dios y llevar a los enfermos al Señor en oración. Mientras oran, háblenle a Cristo como lo harían con un amigo de confianza y muy amado. Mantengan una dignidad dulce, libre y agradable, como hijos de Dios. Esto será reconocido.—Testimonios para la Iglesia 6:323, 324 (1900). CE 43.1