El Colportor Evangélico

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Se necesita colportores para las ciudades

Libros que contienen la preciosa luz de la verdad presente yacen en los estantes de nuestras casas editoras. Deberían circular. Se necesitan colportores que vayan a las grandes ciudades con estos libros. Al ir de casa en casa, encontrarán a personas que están hambrientas del pan de vida, a las cuales pueden hablar palabras oportunas. Se necesitan colportores que sientan una preocupación por los seres humanos. Podrían decir: “Yo no soy pastor. No puedo predicar a la gente”. No, quizá no sean aptos para predicar, pero pueden ministrar; pueden preguntar a las personas con quienes se encuentran si aman al Señor Jesús. Pueden ser evangelistas. Pueden ser la mano ayudadora de Dios, trabajando como lo hicieron los discípulos cuando Cristo los envió. Jóvenes, señoritas, el Maestro los llama a realizar su obra. Hay hambre en el campo por el evangelio puro.—Manuscrito 113, 1901. CE 24.2