El Colportor Evangélico

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La consagración que Dios exige

Necesitamos colportores, evangelistas, ministros, que hayan recibido el Espíritu Santo y sean participantes de la naturaleza divina. Necesitamos obreros que sean capaces de hablar con Dios y después con el pueblo. Estoy alarmada al ver cuántas obstrucciones se presentan para distraer a los hombres de la obra evangélica, y así dificultar la obra de Dios... Amonestemos a los que deben estar en la obra del colportaje haciendo circular los libros que tanto se necesitan por doquiera, a ser cuidadosos y a no desviarse de la obra que el Señor nos ha llamado a realizar. Que los hombres que Dios ha llamado a hacer obra evangélica no se enreden con las perplejidades de los negocios. Mantengan sus vidas en la atmósfera más favorable para la espiritualidad... Dios quiere que todo obrero que pretende creer en la verdad presente se consagre—en cuerpo, alma y espíritu—a la obra de tratar de salvar a las personas que perecen a su alrededor.—Manuscrito 44, 1903. CE 24.1