El Colportor Evangélico

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Un llamado a la juventud

El Señor llama a los jóvenes a trabajar como colportores y evangelistas, a realizar obra de casa en casa en lugares que aún no han escuchado la verdad. Él se dirige a nuestros jóvenes diciendo: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Los que avancen en la obra bajo la dirección de Dios serán maravillosamente bendecidos. Aquellos que en esta vida hacen lo mejor que pueden obtendrán idoneidad para la futura vida inmortal.—The Review and Herald, 16 de mayo de 1912. CE 19.4

Tenemos una obra que hacer. Eduquen, eduquen, eduquen a jóvenes para que se consagren al ministerio de la palabra. Edúquenlos para que lleguen a ser colportores, con el fin de que vendan los libros que el Señor por su Espíritu ha impresionado las mentes a escribir. Este material de lectura será dado así a una numerosa clase de personas que nunca oiría la verdad a menos que fuera llevada hasta sus puertas. Esta es la obra del evangelista.—Carta 135, 1900. CE 20.1

Cristo pide que muchos jóvenes se ofrezcan voluntariamente para llevar luz al mundo. Se necesitan hombres de fibra moral, hombres que sean capaces de encontrar la obra que tengan a mano, porque la están buscando. La iglesia necesita nuevos hombres para comunicar energía a sus filas, hombres para estos tiempos, aptos para contender con sus errores, hombres que inspiren un celo renovado a los desfallecientes esfuerzos de los pocos obreros, hombres cuyos corazones estén encendidos con el amor cristiano, y cuyas manos estén ávidas de realizar la tarea del Maestro.—Manual for Canvassers, 22 (1902). CE 20.2