Elena G. de White en Europa

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Una reunión de victorias

Como se acercaba el sábado, se hicieron planes para celebrar una reunión especial para ministros, el viernes 25 de septiembre por la noche. Bourdeau no era el único obrero que tenía problemas. Tres de los obreros ingleses se mostraban fríos y distantes hacia los miembros del concilio. Había 17 mmistros con sus esposas. La Sra. de White temía que D. T. Bourdeau no llegara, pero estuvo presente. EGWE 92.5

No se presentó un sermón formal. La sierva de Dios inició el culto con una sencilla y emotiva oración. Luego dijo francamente que el propósito de la reunión era buscar la bendición del Señor. Alberto Vuilleumier oró; también lo hizo el pastor Matteson. Luego oró Daniel Bourdeau. “El comenzó a ceder y a confesarse”, escribió después la Sra. de White, y finalmente “pudo soltarse de los grillos con que lo tenía preso Satanás, y rendir su voluntad al Señor”. Ibid. y Manuscrito 20, 1885. Le siguieron otros, que oraron con corazones quebrantados y confesaron sus faltas, bañados en lágrimas. Esto incluía a los obreros de Gran Bretaña. EGWE 93.1

“La luz, la preciosa luz estaba asomando”, exclamó la Sra. de White. “Mi paz era como un río; Jesús estaba muy cerca”.—Carta 23, 1885. EGWE 93.2

Al comienzo de esa semana, ella contó en uno de sus sermones que en los primeros días del mensaje, cuando empezaron a surgir desacuerdos entre los hermanos, se apartó un día para el ayuno y la oración. Había llegado el momento de volver a hacerlo, y decidieron dedicar el día siguiente, sábado, a ese propósito. EGWE 93.3

La Sra. de White durmió poco esa noche, y se levantó temprano para orar. Aunque no se sentía bien, a las 6 de la mañana fue a la reunión de ministros. Nuevamente Bourdeau oró y dio testimonio. Se rindió más plenamente a Dios y se acercó a la luz”.—Manuscrito 24, 1885. EGWE 93.4