Elena G. de White en Europa

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Reuniones en sábado

El sábado de mañana, al mirar por la ventana, la Sra. de White vio que los coches de caballos pasaban tambaleándose y luchando contra el barro de las calles a medida que se iba reuniendo la gente. Luego se dirigió a la nueva capilla para la reunión sabática. Su preocupación se expresa en las siguientes palabras: “Que el Señor nos acompañe”.—Manuscrito 16a, 1885. EGWE 69.3

D. T. Bourdeau predicó en francés, y su hermano tradujo el sermón al inglés para que pudieran entenderlo los norteamericanos e ingleses presentes. EGWE 69.4

Por la tarde, Elena G. de White volvió a predicar. Lo hizo con mucha claridad y fervor, y cuando efectuó el llamado la respuesta fue desbordante. Surgieron un centenar de testimonios fervientes. “Todos manifestaron que el discurso los había impresionado y beneficiado. Realmente parece que esta gente está ansiosa por recibir ayuda y está dispuesta a aceptar mi testimonio”.—Ibid. EGWE 70.1

Por la luz que la Hna. White recibió del Señor, las iglesias adventistas no debían descuidar las reuniones de testimonios, porque ellas abrían grandes depósitos de fortaleza y ánimo recíproco dentro de la familia de la iglesia. EGWE 70.2

La reunión “social” o de testimonios tenía también un valor práctico como escuela, donde los creyentes aprendían a expresarse y a usar la voz al dar sus testimonios. En las congregaciones nuevas de Europa, y más adelante en Australia, la Sra. de White introdujo esta clase de reuniones. EGWE 70.3

“Aunque la reunión social es algo nuevo, aprenden en la escuela de Cristo, y están venciendo el temor y el temblor. Les presentamos el hecho de que la reunión social será la mejor forma de prepararlos y educarlos para que sean testigos de Cristo”.—Manuscrito 32, 1894. EGWE 70.4

El domingo de mañana debía reunirse la flamante Sociedad Suiza de Publicaciones. Las dimensiones de la obra que tenían por delante les producía una sensación de desamparo, ya que sólo contaban con un colportor alemán, y algunos pocos más en otros países. Guillermo White se adelantó para hablar. A pesar de sus escasos 31 años, era un experto dirigente de publicaciones, y había trabajado como gerente de la Pacific Press. Sabía manejar el negocio de publicaciones con unos pocos colportores. Se refirió al comienzo de la obra de colportaje en Norteamérica, que databa de pocos años, y a la cantidad de programas experimentales que se probaron allí antes de descubrir mejores métodos de trabajo. Y sus animadores consejos dieron resultado. Antes de concluir el congreso el pastor White y Sands Lane, de Inglaterra, organizaron una numerosa clase de aspirantes al colportaje, ocho de los cuales decidieron dedicarse a ese trabajo. EGWE 70.5