Elena G. de White en Europa
Una multitud en el templo Bautista
Esa tarde, la Sra. de White debía predicar en la gran iglesia bautista de Tramelan. Se le envió un aviso al pastor de la iglesia, pero él no quiso leerlo a su congregación, pensando que ella haría referencia al sábado. Sin embargo, había casi 300 personas esperando cuando ella llegó a la iglesia. Su sermón se refirió a la verdadera fe. Ella, naturalmente, tenía interés por conocer las reacciones de la gente, y a la salida, muchos la saludaron con expresiones similares a ésta: “Recordaré lo que he oído; no veo nada objetable en ello”. EGWE 288.1
El pastor de la iglesia dijo que lamentaba muchísimo no haber anunciado la reunión. Si hubiera conocido el tema, seguramente lo habría hecho. EGWE 288.2
A su regreso a Basilea, la Sra. de White asistió a la noche siguiente a una reunión donde se presentó la historia de la Navidad. Ella dio una charla breve. Luego trajeron un fragante pino cargado con donaciones para el Señor. El motivo de esta reunión navideña fue obtener ayuda económica para los colportores que trabajaban en Rusia. Su ministerio era difícil, porque la Iglesia Adventista no había sido reconocida oficialmente. La amenaza de encarcelamiento pendía sobre sus cabezas, y realizaban su trabajo con muchísima dificultad. El árbol de Navidad de Basilea reunió 429 francos para ayudarlos. ¡Fue una buena cosecha! EGWE 288.3
La Review publicó el siguiente comentario de la Hna. White: EGWE 289.1
“Oímos hablar de otro año que concluye, ¿no haremos de estas festividades una ocasión para traer a Dios nuestras ofrendas? No puedo hablar de sacrificios, porque sólo le daremos a Dios lo que ya le pertenece, aquello que nos ha confiado hasta que él lo solicite. A Dios le agradaría mucho que cada iglesia tuviese un árbol de Navidad del cual colgasen ofrendas, grandes y pequeñas, para esas casas de culto. EGWE 289.2
“Nos han llegado cartas en las cuales se preguntaba: ¿Tendremos un árbol de Navidad? ¿No seremos entonces como el mundo? Si queréis, podéis hacer como ellos, o podéis actuar en forma tan diferente del mundo como sea posible. El elegir un árbol fragante y colocarlo en nuestras iglesias no entraña pecado éste se encuentra en el motivo que tenemos para obrar y en el uso que se dé a los regalos puestos en el árbol. EGWE 289.3
“El árbol puede ser tan alto y sus ramas tan extensas como convenga a la ocasión, con tal que estén cargadas con los frutos de oro y plata de vuestra generosidad y los ofrezcáis a Dios como regalo de Navidad. Sean vuestros donativos santificados por la oración” (11 de diciembre de 1879).—Véase El hogar adventista, 438 (1894). EGWE 289.4
En sus consejos acerca de la Navidad, Elena G. de White reconoció que no había evidencias bíblicas para celebrar ese día, pero tenía un sentido suficientemente práctico como para ver que la Navidad no podía pasar inadvertida para los padres. Los niños no comprenderían razones. Una actitud sabia permitiría dirigir la mente y el corazón de los pequeñitos hacia Cristo, al celebrar su “cumpleaños”. Por lo tanto, les aconsejó que llevaran sus regalos a Jesús, como lo hicieron los sabios de Oriente. EGWE 289.5
Su enseñanza era positiva. Sus consejos prácticos estaban relacionados con los asuntos cotidianos que la iglesia enfrenta en su peregrinaje por este mundo. EGWE 290.1
“Representemos la vida cristiana como realmente es tratemos que el camino sea alegre, atractivo, interesante. Si lo deseamos lo lograremos. Podemos llenar nuestra mente con imágenes vívidas de cosas espirituales y eternas y al hacerlo ayudaremos a convertirlas en una realidad para otras mentes”.—Ibid. 29 de enero de 1884. EGWE 290.2